domingo, 27 de agosto de 2017

VIGESIMO PRIMER DOMINGO


PRIMERA LECTURA
Colgaré de su hombro la llave del palacio de David

Lectura del Profeta de Isaías 22, 19-23

Así dice el Señor a Sobna, mayordomo de palacio:
Te echaré de tu puesto,
te destituiré de tu cargo.
Aquel día llamaré a mi siervo,
a Eliacín, hijo de Elcías:
le vestiré tu túnica,
le ceñiré tu banda,
le daré tus poderes;
será padre para los habitantes de Jerusalén,
para el pueblo de Judá.
Colgaré de su hombro la llave del palacio de David:
lo que él abra nadie lo cerrará,
lo que él cierre nadie lo abrirá.
Lo hincaré como un clavo en sitio firme,
dará un trono glorioso a la casa paterna.
Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 137, 1-2a. 2bc-3. 6 y 8bc
V/. Señor, tu misericordia es eterna, 
no abandones la obra de tus manos.
R/. Señor, tu misericordia es eterna, 
no abandones la obra de tus manos.

V/. Te doy gracias, Señor, de todo corazón; 
delante de los ángeles tañeré para ti.
Me postraré hacia tu santuario, 
daré gracias a tu nombre.
R/. Señor, tu misericordia es eterna, 
no abandones la obra de tus manos.

V/. Por tu misericordia y tu lealtad,
porque tu promesa supera a tu fama.
Cuando te invoqué me escuchaste,
acreciste el valor en mi alma.
R/. Señor, tu misericordia es eterna,
no abandones la obra de tus manos.

V/. El Señor es sublime, se fija en el humilde
y de lejos conoce al soberbio.
Señor, tu misericordia es eterna,
no abandones la obra de tus manos.
R/. Señor, tu misericordia es eterna,
no abandones la obra de tus manos.

SEGUNDA LECTURA
El es origen, guía y meta del universo

Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Romanos 11, 33-36

¡Qué abismo de generosidad, de sabiduría y de conocimiento
el de Dios!
¡Qué insondables sus decisiones y qué irrastreables sus caminos!
¿Quién conoció la mente del Señor?
¿Quién fue su consejero?
¿Quién le ha dado primero para que él le devuelva?
El es el origen, guía y meta del universo.
A él la gloria por los siglos. Amén.
Palabra de Dios

EVANGELIO
Tu eres Pedro y te daré las llaves del Reino de los cielos

 +Lectura del santo Evangelio según San Mateo 16, 13-20

En aquel tiempo llegó Jesús a la región de Cesarea de Felipe y
preguntaba a sus discípulos:
—¿Quién dice la gente que es el Hijo del Hombre?
Ellos contestaron:
—Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías
o uno de los profetas.
El les preguntó:
—Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?
Simón Pedro tomó la palabra y dijo:
—Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.
Jesús le respondió:
—¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha
revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que esta en el cielo.
Ahora te digo yo:
—Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia,
y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del Reino de los Cielos;
lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo.
Y les mandó a los discípulos que no dijesen a nadie que él era el Mesías.
Palabra del Señor.

sábado, 26 de agosto de 2017

26 de agosto. Santa TERESA DE JESÚS JORNET E IBARS, Virgen, Patrona de la ancianidad, Memoria obligatoria

PRIMERA LECTURA
Parte tu pan con el hambriento

Lectura del libro de Isaías 58, 6-11

Así dice el Señor:
«El ayuno que yo quiero es éste:
Abrir las prisiones injustas, hacer saltar los cerrojos de los cepos,
dejar libres a los oprimidos, romper todos los cepos;
partir tu pan con el hambriento, hospedar a los pobres sin techo,
vestir al que ves desnudo, y no cerrarte a tu propia carne.
Entonces romperá tu luz como la aurora, en seguida te brotará la carne sana;
te abrirá camino la justicia, detrás irá la gloria del Señor.
Entonces clamarás al Señor, y te responderá; gritarás, y te dirá: «Aquí estoy.»
Cuando destierres de ti la opresión, el gesto amenazador y la maledicencia,
cuando partas tu pan con el hambriento y sacies el estómago del indigente, brillará tu luz en las tinieblas, tu oscuridad se volverá mediodía. El Señor te dará reposo permanente, en el desierto saciará tu hambre, hará fuertes tus huesos, serás un huerto bien regado, un manantial de aguas cuya vena nunca engaña.» Palabra de Dios.

O bien:
También nosotros debemos dar nuestra vida por los hermanos
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 3, 14-18

Queridos hermanos:
Nosotros hemos pasado de la muerte a la vida: lo sabemos porque amamos a los hermanos.
El que no ama permanece en la muerte. El que odia a su hermano es un homicida. Y sabéis que ningún homicida lleva en sí vida eterna. En esto hemos conocido el amor: en que él dio su vida por nosotros. También nosotros debemos dar nuestra vida por los hermanos.
Pero si uno tiene de qué vivir y, viendo a su hermano en necesidad, le cierra sus entrañas, ¿cómo va a estar en él el amor de Dios?
Hijos míos, no amemos de palabra y de boca, sino de verdad y con obras.
Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL Sal 150, 1. 2. 3. 4. 5 (R.: 1a)

R. Alabad al Señor en su templo.

O bien:
Aleluya.

Alabad al Señor en su templo, alabadlo en su fuerte firmamento. R.
Alabadlo por sus obras magníficas, alabadlo por su inmensa grandeza. R.
Alabadlo tocando trompetas, alabadlo con arpas y cítaras. R.
Alabadlo con tambores y danzas, alabadlo con trompas y flautas. R.
Alabadlo con platillos sonoros, alabadlo con platillos vibrantes. Todo ser que alienta alabe al Señor. R.

EVANGELIO
Cada vez que lo hicisteis con mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis

+ Lectura del santo evangelio según san Mateo 25, 31-40

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
-«Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria, y serán reunidas ante él todas las naciones.
Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras.
Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda.
Entonces dirá el rey a los de su derecha:
“Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo.
Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme.”
Entonces los justos le contestarán:
“Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?”
Y el rey les dirá:
“Os aseguro que cada vez que lo hicisteis con uno de éstos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis.”»
Palabra del Señor.

viernes, 25 de agosto de 2017

VIERNES DE LA VIGÉSIMA SEMANA


PRIMERA LECTURA
Noemí, con Rut la moabita, volvió a Belén.

Comienzo del libro de Rut 1, 1. 3-6. 14b-16. 22

En tiempo de los Jueces, hubo hambre en el país, y un individuo emigró, con su mujer Noemí y sus dos hijos, desde Belén de Judá a la campiña de Moab.
Elimelec, el marido de Noemí, murió, y quedaron con ella sus dos hijos, que se casaron con dos mujeres moabitas: una se llamaba Orfá y la otra Rut.
Pero al cabo de diez años de residir allí, murieron también los dos hijos, y la mujer se quedó sin marido y sin hijos.
Al enterarse de que el Señor se había ocupado de su pueblo, dándole pan, Noemí, con sus dos nueras, emprendió el camino de vuelta desde la campiña de Moab.
De nuevo rompieron a llorar.
Orfá se despidió de su suegra y volvió a su pueblo, mientras que Rut se quedó con Noemí.
Noemí le dijo: Mira, tu cuñada se ha vuelto a su pueblo y a su dios.
Vuélvete tú con ella.
Pero Rut contestó: No insistas en que te deje y me vuelva.
Donde tú vayas, yo iré; donde tú vivas, yo viviré; tu pueblo es el mío, tu Dios es mi Dios.
Así fue cómo Noemí, con su nuera Rut la moabita, volvió de la campiña de Moab.
Empezaba la siega de la cebada cuando llegaron a Belén.
Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 145, 5-6ab. 6c-7. 8-9a. 9bc-10
V/. Alaba, alma mía, al Señor.
R/. Alaba, alma mía, al Señor.

V/. Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob, 
el que espera en el Señor, su Dios,
que hizo el cielo y la tierra, el mar, y cuanto hay en él. R/.

V/. Que mantiene su fidelidad perpetuamente, 
que hace justicia a los oprimidos, 
que da pan a los hambrientos, 
El Señor liberta a los cautivos. R/.

V/. El Señor abre los ojos al ciego, 
el Señor endereza a los que ya se doblan, 
el Señor ama a los justos, 
el Señor guarda a los peregrinos. R/.

V/. Sustenta al huérfano y a la viuda 
y trastorna el camino de los malvados.
El Señor reina eternamente, 
tu Dios, Sión, de edad en edad. R/.


EVANGELIO
Amarás al Señor tu Dios y a tu prójimo como a ti mismo

+Lectura del santo Evangelio según San Mateo 22, 34-40

En aquel tiempo, los fariseos, al oír que había hecho callar a los saduceos, se acercaron a Jesús y uno de ellos le preguntó para ponerlo a prueba: Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley? El le dijo: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser».
Este mandamiento es el principal y primero.
El segundo es semejante a él: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo».
Estos dos mandamientos sostienen la Ley entera y los profetas.
Palabra del Señor.

miércoles, 23 de agosto de 2017

MIÉRCOLES DE LA VIGÉSIMA SEMANA


PRIMERA LECTURA
Habéis dicho: Que reine un rey sobre nosotros, siendo así que vuestro rey es el Señor

Lectura del libro de los Jueces 9, 6-15

En aquellos días, los de Siquén y todos los de El Terraplén se reunieron para proclamar rey a Abimelec, junto a la encina de Siquén.
En cuanto se enteró Yotán fue y, en pie sobre la  cumbre del monte Garizín, les dijo a voz en grito: ¡Oídme, vecinos de Siquén, así Dios os escuche! Una vez fueron los árboles a elegirse rey, y dijeron al olivo: «¡Sé nuestro rey! ».
Pero dijo el olivo: «¿Y voy a dejar mi aceite, con el que engordan dioses y hombres, para ir a mecerme sobre los árboles? » Entonces dijeron a la higuera: «¡Ven a ser nuestro rey! » Pero dijo la higuera: «¿Y voy a dejar mi dulce fruto sabroso, para ir a mecerme sobre los árboles? » Entonces dijeron a la vid: «¡Ven a ser nuestro rey! » Pero dijo la vid: «¿Y voy a dejar mi mosto, que alegra a dioses y hombres, para ir a mecerme sobre los árboles? » Entonces dijeron todos a la zarza: «¡Ven a ser nuestro rey! » Y les dijo la zarza: «Si de veras queréis ungirme rey vuestro, venid a cobijaros bajo mi sombra; y si no, salga fuego de la zarza y devore a los cedros del Líbano»
Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 20, 2-3. 4-5. 6-7. R7.
V/. Señor, el rey se alegra por tu fuerza.
R/. Señor, el rey se alegra por tu fuerza.


V/. Señor, el rey se alegra por tu fuerza

y cuánto goza con tu victoria! 
Le has concedido el deseo de su corazón, 
no le has negado lo que pedían sus labios. R/.

V/. Te adelantase a bendecirlo con el éxito, 

y has puesto en su cabeza una corona de oro fino.
Te pidió vida, y se la has concedido, 

años que se prolongan sin término. R/.

V/. Tu victoria ha engrandecido su fama,

lo has vestido de honor y de majestad.
Le concedes bendiciones incesantes, 

lo colmas de gozo en tu presencia. R/.

EVANGELIO
¿Vas a tener tú envidia porque soy yo bueno?

+Lectura del santo Evangelio según San Mateo 20, 1-16

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: El Reino de los Cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a contratar jornaleros para su viña.
Después de ajustarse con ellos en un denario por jornada, los mandó a la viña.
Salió otra vez a media mañana, vio a otros que estaban en la plaza sin trabajo, y les dijo: Id también vosotros a mi viña y os pagaré lo debido.
Ellos fueron.
Salió de nuevo hacia mediodía y a media tarde e hizo lo mismo.
Salió al caer la tarde y encontró a otros, parados, y les dijo: ¿Cómo es que estáis aquí el día entero sin trabajar? Le respondieron: Nadie nos ha contratado.
El les dijo: Id también vosotros a mi viña.
Cuando oscureció, el dueño dijo al capataz: Llama a los jornaleros y págales el jornal, empezando por los últimos y acabando por los primeros.
Vinieron los del atardecer y recibieron un denario cada uno.
Cuando llegaron los primeros, pensaban que recibirían más, pero ellos también recibieron un denario cada uno.
Entonces se pusieron a protestar contra el amo: Estos últimos han trabajado sólo una hora y los has tratado igual que a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el bochorno.
El replicó a uno de ellos: Amigo, no te hago ninguna injusticia.
¿No nos ajustamos en un denario? Toma lo tuyo y vete.
Quiero darle a este último igual que a ti.
¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú  envidia porque yo soy bueno? Así, los últimos serán los primeros y los primeros los últimos.
Palabra del Señor.

martes, 22 de agosto de 2017

22 de agosto. SANTA MARÍA REINA, memoria obligatoria

PRIMERA LECTURA
Un hijo se nos ha dado

Lectura del libro de Isaías 9, 1-3. 5-6

 El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande; habitaban tierra de sombras, y una luz les brilló.
Acreciste la alegría, aumentaste el gozo; se gozan en tu presencia, como gozan al segar, como se alegran al repartirse el botín.
Porque la vara del opresor, y el yugo de su carga, el bastón de su hombro, los quebrantaste como el día de Madián.
Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado, lleva a hombros el principado, y es su nombre:
«Maravilla de Consejero, Dios guerrero,
Padre perpetuo, Príncipe de la paz.»
Para dilatar el principado, con una paz sin límites, sobre el trono de David y sobre su reino.
Para sostenerlo y consolidarlo con la justicia y el derecho, desde ahora y por siempre.
El celo del Señor de los ejércitos lo realizará.
Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL Sal 112, 1-2. 3-4. 5-6. 7-8 (R.: 2)

R. Bendito sea el nombre del Señor, ahora y por siempre.
O bien:
Aleluya.


Alabad, siervos del Señor, alabad el nombre del Señor. Bendito sea el nombre del Señor, ahora y por siempre. R.
De la salida del sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del Señor. El Señor se eleva sobre todos los pueblos, su gloria sobre los cielos. R.
¿Quién como el Señor, Dios nuestro, que se eleva en su trono y se abaja para mirar al cielo y a la tierra? R.
Levanta del polvo al desvalido, alza de la basura al pobre, para sentarlo con los príncipes, los príncipes de su pueblo. R.

Aleluya Lc 1, 28

Alégrate, María, llena de gracia, el Señor está contigo; bendita tú eres entre las mujeres.

EVANGELIO
Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo

+ Lectura del santo evangelio según san Lucas 1, 26-38

En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María.
El ángel, entrando en su presencia, dijo:
-«Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo .»
Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél.
El ángel le dijo:
-«No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.»
Y María dijo al ángel:
-«¿Como será eso, pues no conozco a varón?»
El ángel le contestó:
-«El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios.
Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible.»
María contestó:
-«Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.»
Y la dejó el ángel.
Palabra del Señor.

MARTES DE LA VIGÉSIMA SEMANA


PRIMERA LECTURA
Gedeón, salva a Israel ¡Yo te envío!

Lectura del libro de los Jueces 6, 11-24a

En aquellos días, el ángel del Señor vino y se sentó bajo la encina de Ofrá, propiedad de Joá de Abiezer, mientras su hijo Gedeón estaba trillando trigo a látigo en el lagar, para esconderse, de los madianitas.
El ángel del Señor se le apareció y le dijo: El Señor está contigo, valiente.
Gedeón respondió: Perdón; si el Señor está con nosotros, ¿por qué nos ha venido encima todo esto? ¿Dónde han quedado aquellos prodigios que nos contaban nuestros padres: «De Egipto nos sacó el Señor» ? La verdad es que ahora el Señor nos ha desamparado y nos ha entregado a los madianitas.
El Señor se volvió a él y le dijo: Vete, y con tus propias fuerzas salva a Israel de los madianitas.
¡Yo te envío! Gedeón replicó: Perdón; ¿cómo puedo yo librar a Israel? Precisamente mi familia es la menor de Manasés, y yo soy el más pequeño en casa de mi padre.
El Señor contestó: Yo estaré contigo, y derrotarás a los madianitas como a un solo hombre.
Gedeón insistió: Si he alcanzado tu favor, dame una señal de que eres tú quien habla conmigo.
No te vayas de aquí hasta que yo vuelva con una ofrenda y te la presente.
El Señor dijo: Aquí me quedaré hasta que vuelvas.
Gedeón marchó a preparar un cabrito y unos panes ázimos con media fanega de harina; colocó luego la carne en la cesta y echó el caldo en el puchero; se los llevó al Señor y se los ofreció bajo la encina.
El ángel del Señor le dijo: Coge la carne y los panes ázimos, colócalos sobre esta roca y derrama el caldo.
Así lo hizo.
Entonces el ángel del Señor alargó el cayado que llevaba, tocó la carne y los panes, y se levantó de la roca una llamarada que los consumió.
Y el ángel del Señor desapareció de su vista.
Cuando Gedeón vio que se trataba del ángel del Señor, exclamó: ¡Ay, Dios mío ! , que he visto el ángel del Señor cara a cara.
Pero el Señor le dijo: ¡Paz! No temas, no morirás.
Entonces Gedeón levantó allí un altar al Señor y le puso el nombre de «Señor de la Paz».

Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 84, 9. 11-12. 13-14.
V/. El Señor anuncia la paz a su pueblo.
R/. El Señor anuncia la paz a su pueblo.
V/. Voy a escuchar lo que dice el Señor: «Dios anuncia la paz a su pueblo y a sus amigos y a los que se convierten de corazón». R/.
V/. La misericordia y la fidelidad se encuentran, la justicia y la paz se besan; la fidelidad brota de la tierra y la justicia mira desde el cielo. R/.
V/. El Señor nos dará la lluvia, y nuestra tierra dará su fruto.
La justicia marchará ante él, la salvación seguirá sus pasos. R/.



EVANGELIO
Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el Reino de los Cielos

+Lectura del santo Evangelio según San Mateo 19, 23-30

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Creedme: difícilmente entrará un rico en el Reino de los Cielos.
Lo repito: Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el Reino de los Cielos.
Al oírlo, los discípulos dijeron espantados: Entonces, ¿quién puede salvarse? Jesús se les quedó mirando y les dijo: Para los hombres es imposible; pero Dios lo puede todo.
Entonces le dijo Pedro: Pues nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido. ¿Qué nos va a tocar?
Jesús les dijo: Creedme, cuando llegue la renovación, y el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria, también vosotros, los que me habéis seguido, os sentaréis en doce tronos, para regir a las doce tribus de Israel.
El que por mí deja casa, hermanos o hermanas, padre o madre, mujer, hijos o tierras, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna.
Muchos primeros serán últimos y muchos últimos serán primeros.

Palabra del Señor.

lunes, 21 de agosto de 2017

LUNES DE LA VIGÉSIMA SEMANA


PRIMERA LECTURA
El Señor hacía surgir Jueces, pero ni a los Jueces hacían caso

Lectura del libro de los Jueces 2, 11-19

En aquellos días, los israelitas hicieron lo que el Señor reprueba; dieron culto a los ídolos, abandonaron al Señor Dios de sus padres, que los había sacado de Egipto, y se fueron tras otros dioses, dioses de las naciones vecinas, y los adoraron, irritando al Señor.
Abandonaron al Señor y dieron culto a Baal y Astarté.
El Señor se encolerizó contra Israel: los entregó a bandas de saqueadores que los saqueaban, los vendió a los enemigos de alrededor, y los israelitas no podían resistirles.
En todo lo que emprendían, la mano del Señor se les ponía en contra, exactamente como él les había dicho y jurado, llegando así a una situación desesperada.
Entonces el Señor hacía surgir Jueces, que los libraban de las bandas de salteadores; pero ni a los Jueces hacían caso, sino que se prostituían con otros dioses, dándoles culto, desviándose muy pronto de la senda por donde habían caminado sus padres, obedientes al Señor.
No hacían como ellos.
Cuando el Señor hacía surgir Jueces, el Señor estaba con el Juez; y, mientras vivía el Juez, los salvaba de sus enemigos, porque le daba lástima oírlos gemir bajo la tiranía de sus opresores.
Pero en cuanto moría el Juez, recaían y se portaban peor que sus padres, yendo tras otros dioses, rindiéndoles adoración; no se apartaban de sus maldades ni de su conducta obstinada.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 105, 34-35. 36-37. 39-40. 43ab y 44
V/. Acuérdate de mí, Señor, por amor a tu pueblo.
R/. Acuérdate de mí, Señor, por amor a tu pueblo.
V/. No exterminaron a los pueblos que el Señor les había mandado; emparentaron con los gentiles imitaron sus costumbres. R/.
V/. Adoraron sus ídolos y cayeron en sus lazos; inmolaron a los demonios sus hijos y sus hijas. R/.
V/. Se mancharon con sus acciones, y se prostituyeron con sus maldades.
La ira del Señor se encendió contra su pueblo y aborreció su heredad. R/.
V/. Cuántas veces los libró: mas ellos, obstinados en su actitud, perecían por sus culpas.
Pero él miró su angustia y escuchó sus gritos. R/.


EVANGELIO
Si quieres llegar hasta el final vende lo que tienes, así tendrás un tesoro en el cielo

+Lectura del santo Evangelio según San Mateo 19, 16-22

En aquel tiempo, se acercó uno a Jesús y le preguntó: Maestro, ¿qué tengo que hacer de bueno, para obtener la vida eterna? Jesús le contestó: ¿Por qué me preguntas qué es bueno? Uno solo es Bueno.
Mira, si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos.
El le preguntó: ¿Cuáles? Jesús le contestó: «No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre, y ama a tu prójimo como a ti mismo».
El muchacho le dijo: Todo eso lo he cumplido.
¿Qué me falta? Jesús le contestó: Si quieres llegar hasta el final, vende lo que tienes, da el dinero a los pobres así tendrás un tesoro en el cielo y luego vente conmigo.
Al oír esto, el joven se fue triste, porque era rico.

Palabra del Señor.