miércoles, 31 de enero de 2024

MIÉRCOLES DE LA CUARTA SEMANA


PRIMERA LECTURA
Soy yo el que he pecado, haciendo el censo de la población. ¿Qué han hecho estas ovejas ?
Lectura del segundo libro de Samuel 24, 2. 9-17
En aquellos días, el rey ordenó a Joab y a los jefes del ejército que estaban con él: Id por todas las tribus de Israel, desde Dan hasta Berseba, a hacer el censo de la población, para que yo sepa cuánta gente tengo.
Joab entregó al rey los resultados del censo: en Israel había ochocientos mil hombres aptos para el servicio militar, y en Judá quinientos mil.
Pero, después de haber hecho el censo del pueblo, a David le remordió la conciencia, y dijo al Señor: He cometido un grave error.
Ahora, Señor, perdona la culpa de tu siervo, porque he hecho una locura.
Antes que David se levantase por la mañana, el profeta Gad, vidente de David, recibió la palabra del Señor: Vete a decir a David: «Así dice el Señor: Te propongo tres castigos; elige uno y yo lo ejecutaré». Gad se presentó a David y le notificó: ¿Qué castigo escoges: tres años de hambre en tu territorio, tres meses huyendo perseguido por tu enemigo, o tres días de peste en tu territorio ? ¿Qué le respondo al Señor que me ha enviado ? David contestó: Estoy en un gran apuro.
Mejor es caer en manos de Dios, que es compasivo, que caer en manos de hombres.
El Señor mandó entonces la peste a Israel, desde la mañana hasta el tiempo señalado.
Y, desde Dan hasta Berseba, murieron setenta mil hombres del pueblo.
El ángel extendió su mano hacia Jerusalén para asolarla.
Entonces David, al ver al ángel que estaba hiriendo a la población, dijo al Señor: ¡Soy yo el que ha pecado! ¡Soy yo el culpable! ¿Qué han hecho estas ovejas? Carga la mano sobre mí y sobre mi familia.
El Señor se arrepintió del castigo, y dijo al ángel que estaba asolando a la población: ¡Basta! ¡Detén tu mano!
Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 31, 1-2. 5. 6. 7.
V/. Perdona, Señor, mi culpa y mi pecado.
R/. Perdona, Señor, mi culpa y mi pecado.

V/. Dichoso el que está absuelto de su culpa, a quien le han sepultado su pecado; dichoso el hombre a quien el Señor no le apunta el delito. R/.

V/. Había pecado, lo reconocí, no te encubrí mi delito; propuse: Confesaré al Señor mi culpa, y tú perdonaste mi culpa y mi pecado. R/.

V/. Por eso, que todo fiel te suplique en el momento de la desgracia: la crecida de las aguas caudalosas no lo alcanzará. R/.

V/. Tú eres mi refugio: me libras del peligro, me rodeas de cantos de liberación. R/.


EVANGELIO
No desprecian a un profeta más que en su tierra

+Lectura del santo Evangelio según San Marcos 6, 1-6

En aquel tiempo, fue Jesús a su tierra en compañía de sus discípulos.
Cuando llegó el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga; la multitud que lo oía se preguntaba asombrada: ¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es ésa que le han enseñado? ¿Y esos milagros de sus manos? ¿No es éste el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago y José y Judas y Simón ? Y sus hermanas ¿no viven con nosotros aquí ? Y desconfiaban de él.
Jesús les decía: No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa.
No pudo hacer allí ningún milagro, sólo curó algunos enfermos imponiéndoles las manos.
Y se extrañó de su falta de fe.
Y recorría los pueblos de alrededor enseñando.
 

Palabra del Señor.

martes, 30 de enero de 2024

MARTES DE LA CUARTA SEMANA


PRIMERA LECTURA
Hijo mío, Absalón, ¡ojalá hubiera muerto yo en vez de ti!
Lectura del segundo libro de Samuel 18, 9-10. 14b. 24-25a. 30─19, 3
En aquellos días, Absalón fue a dar en un destacamento de David.
Iba montado en un mulo, y, al meterse el mulo bajo el ramaje de una encina copuda, se le enganchó a Absalón la cabeza en la encina y quedó colgando entre el cielo y la tierra, mientras el mulo que cabalgaba se le escapó.
Lo vio uno y avisó a Joab: ¡Acabo de ver a Absalón colgado de una encina! Agarró Joab tres venablos y se los clavó en el corazón a Absalón.
David estaba sentado entre las dos puertas.
El centinela subió al mirador de encima de la puerta sobre la muralla, levantó la vista y miró: un hombre venía corriendo solo.
El centinela gritó y avisó al rey.
El rey dijo: Retírate y espera ahí.
Se retiró y esperó allí.
Y en aquel momento llegó el etíope y dijo: ¡Albricias, Majestad! ¡El Señor te ha hecho hoy justicia de los que se habían rebelado contra ti!
El rey le preguntó: ¿Está bien mi hijo Absalón? Respondió el etíope: ¡Acaben como él los enemigos de Vuestra Majestad y cuantos se rebelen contra ti!
Entonces el rey se estremeció, subió al mirador de encima de la puerta y se echó a llorar, diciendo mientras subía: ¡Hijo mío, Absalón, hijo mío! ¡Hijo mío, Absalón! ¡Ojalá hubiera muerto yo en vez de ti, Absalón, hijo mío, hijo mío! A Joab le avisaron: El rey está llorando y lamentándose por Absalón.
Así la victoria de aquel día fue duelo para el ejército, porque los soldados oyeron decir que el rey estaba afligido a causa de su hijo.
Y el ejército entró aquel día en la ciudad a escondidas, como se esconden los soldados abochornados cuando han huido del combate.
Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 85, 1-2. 3-4. 5-6.
V/. Inclina tu oído, Señor, escúchame.
R/. Inclina tu oído, Señor, escúchame.

V/. Inclina tu oído, Señor, escúchame, que soy un pobre desamparado; protege mi vida, que soy un fiel tuyo, salva a tu siervo que confía en ti. R/.

V/. Tú eres mi Dios, piedad de mí, Señor, que a ti te estoy llamando todo el día; alegra el alma de tu siervo, pues levanto mi alma hacia ti. R/.

V/. Porque tú, Señor, eres bueno y clemente, rico en misericordia con los que te invocan. Señor, escucha mi oración, atiende a la voz de mi súplica. R/.



EVANGELIO
Contigo hablo, niña, levántate

+Lectura del santo Evangelio según San Marcos 5, 21-43

En aquel tiempo, Jesús atravesó de nuevo a la otra orilla, se le reunió mucha gente a su alrededor, y se quedó junto al lago.
Se acercó un jefe de la sinagoga, que se llamaba Jairo, y al verlo se echó a sus pies, rogándole con insistencia: Mi niña está en las últimas; ven, pon las manos sobre ella, para que se cure y viva.
Jesús se fue con él, acompañado de mucha gente que lo apretujaba.
Había una mujer que padecía flujos de sangre desde hacía doce años.
Muchos médicos la habían sometido a toda clase de tratamientos y se había gastado en eso toda su fortuna; pero en vez de mejorar, se había puesto peor.
Oyó hablar de Jesús y, acercándose por detrás, entre la gente, le tocó el manto, pensando que con solo tocarle el vestido, curaría.
Inmediatamente se secó la fuente de sus hemorragias y notó que su cuerpo estaba curado.
Jesús, notando que había salido fuerza de él, se volvió en seguida, en medio de la gente, preguntando: ¿Quién me ha tocado el manto? Los discípulos le contestaron: Ves cómo te apretuja la gente y preguntas: «¿quién me ha tocado?» El seguía mirando alrededor, para ver quién había sido.
La mujer se acercó asustada y temblorosa, al comprender lo que había pasado, se le echó a los pies y le confesó todo.
El le dijo: Hija, tu fe te ha curado.
Vete en paz y con salud.
Todavía estaba hablando, cuando llegaron de casa del jefe de la sinagoga para decirle: Tu hija se ha muerto.
¿Para qué molestar más al maestro? Jesús alcanzó a oír lo que hablaban y le dijo al jefe de la sinagoga: No temas; basta que tengas fe.
No permitió que lo acompañara nadie, más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
Llegaron a casa del jefe de la sinagoga y encontró el alboroto de los que lloraban y se lamentaban a gritos.
Entró y les dijo: ¿Qué estrépito y qué lloros son estos ? La niña no está muerta, está dormida.
Se reían de él.
Pero él los echó fuera a todos, y con el padre y la madre de la niña y sus acompañantes entró donde estaba la niña, la cogió de la mano y le dijo: Talitha qumi (que significa: contigo hablo, niña, levántate).
La niña se puso en pie inmediatamente y echó a andar ─tenía doce años─.
Y se quedaron viendo visiones.
Les insistió en que nadie se enterase; y les dijo que dieran de comer a la niña.

Palabra del Señor.

lunes, 29 de enero de 2024

LUNES DE LA CUARTA SEMANA

PRIMERA LECTURA
Huyamos de Absalón. Dejad a Semeí que me maldiga, porque se lo ha mandado el Señor
Lectura del segundo libro de Samuel 15, 13-14. 30; 16, 5-13a
En aquellos días, uno llevó esta noticia a David: Los israelitas se han puesto de parte de Absalón.
Entonces David dijo a los cortesanos que estaban con él en Jerusalén: ¡Ea huyamos! Que si se presenta Absalón no nos dejará escapar. Salgamos a toda prisa, no sea que él se adelante, nos alcance y precipite la ruina sobre nosotros, y pase a cuchillo la población.
David subió la Cuesta de los Olivos; la subió llorando, la cabeza cubierta y los pies descalzos.
Y todos sus acompañantes llevaban cubierta la cabeza y subían llorando.
Al llegar el rey David a Bajurín, salió de allí uno de la familia de Saúl, llamado Semeí, hijo de Guerá, insultándole según venía.
Y empezó a tirar piedras a David y a sus cortesanos─toda la gente y los militares iban a derecha e izquierda del rey─, y le maldecía: ¡Vete, vete, asesino, canalla! El Señor te paga la matanza de la familia de Saúl, cuyo trono has usurpado.
El Señor ha entregado el reino a tu hijo Absalón, mientras tú has caído en desgracia, porque eres un asesino.
Abisay, hijo de Seruyá, dijo al rey: Ese perro muerto, ¿se pone a maldecir a mi señor? ¡Déjame ir allá y le corto la cabeza! Pero el rey dijo: ¡No os metáis en mis asuntos, hijos de Seruyá! Déjale que maldiga, que si el Señor le ha mandado que maldiga a David, ¿quién va a pedirle cuentas? Luego dijo David a Abisay y a todos sus cortesanos: Ya veis. Un hijo mío, salido de mis entrañas, intenta matarme, ¡y os extraña ese benjaminita! Dejadlo que me maldiga, porque se lo ha mandado el Señor.
Quizás el Señor se fije en mi humillación y me pague con bendiciones estas maldiciones de hoy.
David y los suyos siguieron su camino.
Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 3, 2-3, 4-5. 6-7
V/. Levántate, Señor, sálvame.
R/. Levántate, Señor, sálvame.

V/. Señor, cuántos son mis enemigos, cuántos se levantan contra mí; cuántos dicen de mí: Ya no lo protege Dios. R/.

V/. Pero tú, Señor, eres mi escudo y mi gloria, tú mantienes alta mi cabeza.
Si grito, invocando al Señor, él me escucha desde su monte santo. R/.

V/. Puedo acostarme y dormir y despertar: el Señor me sostiene.
No temeré al pueblo innumerable que acampa a mi alrededor. R/.


EVANGELIO
Espíritu inmundo, sal de este hombre

+Lectura del santo Evangelio según San Marcos 5, 1-20

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos llegaron a la orilla del lago en la región de los Gerasenos.
Apenas desembarcó, le salió al encuentro, desde el cementerio, donde vivía en las tumbas, un hombre poseído de espíritu inmundo; ni con cadenas podía ya nadie sujetarlo; muchas veces lo habían sujetado con cepos y cadenas, pero él rompía las cadenas y destrozaba los cepos, y nadie tenía fuerza para domarlo.
Se pasaba el día y la noche en los sepulcros y en los montes, gritando e hiriéndose con piedras.
Viendo de lejos a Jesús, echó a correr, se postró ante él y gritó a voz en cuello: ¿Qué tienes que ver conmigo, Jesús Hijo de Dios Altísimo? Por Dios te lo pido, no me atormentes.
Porque Jesús le estaba diciendo: Espíritu inmundo, sal de este hombre.
Jesús le preguntó: ¿Cómo te llamas? El respondió: Me llamo Legión, porque somos muchos.
Y le rogaba con insistencia que no los expulsara de aquella comarca.
Había cerca una gran piara de cerdos hozando en la falda del monte.
Los espíritus le rogaron: Déjanos ir y meternos en los cerdos.
El se lo permitió.
Los espíritus inmundos salieron del hombre y se metieron en los cerdos; y la piara, unos dos mil, se abalanzó acantilado abajo al lago y se ahogó en el lago.
Los porquerizos echaron a correr y dieron la noticia en el pueblo y en el campo.
Y la gente fue a ver qué había pasado.
Se acercaron a Jesús y vieron al endemoniado que había tenido la legión, sentado, vestido y en su juicio.
Se quedaron espantados.
Los que lo habían visto les contaron lo que había pasado al endemoniado y a los cerdos.
Ellos le rogaban que se marchase de su país.
Mientras se embarcaba, el endemoniado le pidió que lo admitiese en su compañía.
Pero no se lo permitió, sino que le dijo: Vete a casa con los tuyos y anúnciales lo que el Señor ha hecho contigo por su misericordia.
El hombre se marchó y empezó a proclamar por la Decápolis lo que Jesús había hecho con él; todos se admiraban.

Palabra del Señor. 

sábado, 27 de enero de 2024

DOMINGO IV DEL TIEMPO ORDINARIO

PRIMERA LECTURA
Suscitaré un profeta y pondré mis palabras en su boca

Lectura del libro del Deuteronomio 18, 15-20

Moisés habló al pueblo, diciendo:
—«Un profeta, de entre los tuyos, de entre tus hermanos, como yo, te suscitará el Señor, tu Dios. A él lo escucharéis. Es lo que pediste al Señor, tu Dios, en el Horeb el día de la asamblea: "No quiero volver a escuchar la voz del Señor, mi Dios, ni quiero ver más ese terrible incendio; no quiero morir."
El Señor me respondió: "Tienen razón; suscitaré un profeta de entre sus hermanos, como tú. Pondré mis palabras en su boca, y les dirá lo que yo le mande. A quien no escuche las palabras que pronuncie en mi nombre, yo le pediré cuentas. Y el profeta que tenga la arrogancia de decir en mi nombre lo que yo no le haya mandado, o hable en nombre de dioses extranjeros, ese profeta morirá.”»
Palabra de Dios.


Salmo responsorial Sal 94, 1-2. 6-7. 8-9 (R/.: 8)

R/. Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro corazón.»
Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva; entremos a su presencia dándole gracias, aclamándolo con cantos. R/.
Entrad, postrémonos por tierra, bendiciendo al Señor, creador nuestro. Porque él es nuestro Dios, y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía. R/.
Ojalá escuchéis hoy su voz: «No endurezcáis el corazón como en Meribá, como el día de Masá en el desierto; cuando vuestros padres me pusieron a prueba y me tentaron, aunque habían visto mis obras.» R/.


SEGUNDA LECTURA
La soltera se preocupa de los asuntos del Señor, consagrándose a ellos

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 7, 32-35

Hermanos:
Quiero que os ahorréis preocupaciones: el soltero se preocupa de los asuntos del Señor, buscando contentar al Señor; en cambio, el casado se preocupa de los asuntos del mundo, buscando contentar a su mujer, y anda dividido.
Lo mismo, la mujer sin marido y la soltera se preocupan de los asuntos del Señor, consagrándose a ellos en cuerpo y alma; en cambio, la casada se preocupa de los asuntos del mundo, buscando contentar a su marido.
Os digo todo esto para vuestro bien, no para poneros una trampa, sino para induciros a una cosa noble y al trato con el Señor sin preocupaciones.
Palabra de Dios.


Aleluya Mt 4, 16
El pueblo que habitaba en tinieblas vio una luz grande; a los que habitaban en tierra y sombras de muerte, una luz les brilló.


EVANGELIO
Enseñaba con autoridad

 +Lectura del santo evangelio según san Marcos 1, 21-28
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos entraron en Cafarnaún, y cuando el sábado siguiente fue a la sinagoga a enseñar, se quedaron asombrados de su
doctrina, porque no enseñaba como los escribas, sino con autoridad.
Estaba precisamente en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo, y se puso a gritar:
—«¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios.»
Jesús lo increpó:
—«Cállate y sal de él.»
El espíritu inmundo lo retorció y, dando un grito muy fuerte, salió. Todos se preguntaron estupefactos:
—«¿Qué es esto? Este enseñar con autoridad es nuevo. Hasta a los espíritus inmundos les manda y le obedecen.»
Su fama se extendió en seguida por todas partes, alcanzando la comarca entera de Galilea.
Palabra del Señor.

SÁBADO DE LA TERCERA SEMANA

PRIMERA LECTURA
He pecado contra el Señor
Lectura del segundo libro de Samuel 12, 1-7a. 10-17
En aquellos días, el Señor envió a Natán donde David.
Entró Natán ante el rey y le dijo: Había dos hombres en un pueblo: uno rico y otro pobre.
El rico tenía muchos rebaños de ovejas y bueyes; el pobre sólo tenía una corderilla que había comprado; la iba criando, y ella crecía con él y sus hijos, comiendo de su pan, bebiendo de su vaso, durmiendo en su regazo: era como una hija.
Llegó una visita a casa del rico; y, no queriendo perder una oveja o un buey para invitar a su huésped, cogió la cordera del pobre y convidó a su huésped.
David se puso furioso contra aquel hombre y dijo a Natán: ¡Vive Dios, que el que ha hecho eso es reo de muerte! No quiso respetar lo del otro, pues pagará cuatro veces el valor de la cordera.
Entonces Natán dijo a David: ¡Eres tú! Pues bien, la espada no se apartará nunca de tu casa; por haberme despreciado, quedándote con la mujer de Urías, el hitita.
Así dice el Señor: Yo haré que de tu propia casa nazca tu desgracia; te arrebataré tus mujeres, y ante tus ojos se las daré a otro, que se acostará con ellas a la luz del sol que nos alumbra.
Tú lo hiciste a escondidas, yo lo haré ante todo Israel, en pleno día.
David respondió a Natán: He pecado contra el Señor.
Y Natán le dijo: Pues el Señor perdona tu pecado.
No morirás.
Pero, por haber despreciado al Señor con lo que has hecho, el hijo que te ha nacido morirá.
Natán marchó a su casa.
El Señor hirió al niño que la mujer de Urías había dado a David, y cayó gravemente enfermo.
David pidió a Dios por el niño, prolongó su ayuno y de noche se acostaba en el suelo.
Los ancianos de su casa intentaron levantarlo, pero él se negó, y no quiso comer nada con ellos.
Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 59, 12-13, 14-15. 16-17
V/. Oh Dios, crea en mí un corazón puro.
R/. Oh Dios, crea en mí un corazón puro.

V/. Oh Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme; no me arrojes lejos de tu rostro, no me quites tu santo espíritu. R/.

V/. Devuélveme la alegría de tu salvación, afiánzame con espíritu generoso.
Enseñaré a los malvados tus caminos, los pecadores volverán a ti. R/.

V/. ¡Líbrame de la sangre, oh Dios, Dios, Salvador mío ! y cantará mi lengua tu justicia.
Señor, me abrirás los labios, y mi boca proclamará tu alabanza. R/.


EVANGELIO
¿Quién es este? ¡Hasta el viento y las aguas le obedecen!

+Lectura del santo Evangelio según San Marcos 4, 35-40

Aquel día, al atardecer, dijo Jesús a sus discípulos: Vamos a la otra orilla.
Dejando a la gente, se lo llevaron en barca, como estaba; otras barcas lo acompañaban.
Se levantó un fuerte huracán y las olas rompían contra la barca hasta casi llenarla de agua.
El estaba a popa, dormido sobre un almohadón.
Lo despertaron, diciéndole: Maestro, ¿no te importa que nos hundamos? Se puso en pie, increpó al viento y dijo al lago: ¡Silencio, cállate! El viento cesó y vino una gran calma.
El les dijo: ¿Por qué sois tan cobardes? ¿Aún no tenéis fe? Se quedaron espantados y se decían unos a otros: ¿Pero, quién es éste? ¡Hasta el viento y las aguas le obedecen!

Palabra del Señor. 

viernes, 26 de enero de 2024

SAN TIMOTEO, Obispo y Mártir

26 de enero
SAN TIMOTEO,*
Obispo y Mártir

Predica la palabra de Dios,
insiste con ocasión y sin ella,
reprende, ruega, exhorta con toda
paciencia y doctrina.
(2 Timoteo, 4, 2).

   He aquí un obrero apostólico formado por la mano de San Pablo: es Timoteo, su discípulo, su coadjutor en la predicación del Evangelio, el heredero de su celo y el imitador de sus virtudes. Fue masacrado por reprender a los gentiles sus insensatas supersticiones. ¡Gran santo, inspíranos el espíritu del Apóstol de las gentes; enséñanos a santificarnos y a convertir a los demás!

SAN TITO, Obispo de Creta

26 de enero
      SAN TITO, (*)
Obispo de Creta
   El glorioso san Tito había nacido gentil y parece haber sido convertido por el apóstol san Pablo. Apenas recibió san Tito la luz de la fe y el conocimiento de los misterios y sacramentos de Jesucristo, comenzó a brillar con tales resplandores de santidad a los ojos de la Iglesia naciente, que mereció ser contado entre los discípulos más predilectos del grande Apóstol. Llámale el mismo san Pablo, su hermano en Cristo y compañero en sus trabajos; alaba con encarecimiento sus