7 de julio
SAN FERMÍN,
Obispo y Mártir
SAN FERMÍN,
Obispo y Mártir
Ya es hora de despertarnos.
(Romanos, 13, 11).
(Romanos, 13, 11).
San Fermín se asoció a los trabajos de
San Honesto de Nimes, apóstol de Navarra. Una vez consagrado obispo, predicó el
Evangelio en Albi, en Agen, después en Auvernia, en Anjou, en Beauvais, y por
último en Amiens, donde estableció su sede. Mucho hubo de sufrir por la fe y,
después de crueles torturas, fue decapitado, alrededor del año 287
aproximadamente, por orden del prefecto Rictio Varo. Uno de los sucesores de
San Fermín, llamado el Confesor, hizo edificar una iglesia sobre su tumba en
San Acheul.
I. Nuestro sueño no es a menudo sino
una ilusión continua y si es imagen de la muerte, no lo es menos de nuestra
vida. Durmiendo tememos lo que no hay que temer de modo alguno. Nos parece ver
espectros, ladrones, naufragios, que carecen de realidad. Eso es lo que hacemos
durante nuestra vida: tememos la pobreza, la deshonra, la enfermedad, los
sufrimientos. ¡Pobre durmíente! despierta, e iluminado por las luces de la
gracia y de la fe verás que el pecado es lo único que hay que temer. Todo lo que pasa nada es. (San Gregorio).
II. Durante el sueño no tememos lo que
hay que temer. Si un enemigo viene a degollarnos, no experimentamos ningún
espanto, porque no lo vemos. Así le sucede al pecador: no teme ni a Dios, ni a la
muerte, ni al pecado, ni al infierno, porque no los ve. Tranquilo respecto a lo
por venir, no teme sino el mal que ve y que siente, no piensa sino en lo
presente, lo por venir no le inspira ninguna inquietud.
III. Los pecadores no se despiertan, en
su mayoría, sino en la hora de su muerte; ven entonces que sus temores fueron
infundados y sus placeres llenos de ilusiones; pero es demasiado tarde para
abrir los ojos. Salgamos, pues, desde ahora de nuestro sopor; trabajemos a fin
de que no se nos puedan aplicar aquellas palabras del rey profeta: Los dichosos del siglo han dormido
su sueño y no han encontrado nada en sus manos.
El pensamiento de la muerte
Orad por los agonizantes.
Orad por los agonizantes.
ORACIÓN
Dios omnipotente mirad
nuestra debilidad; ved cómo el peso de nuestros pecados nos abruma y
fortificadnos por la gloriosa intercesión de San Fermín, vuestro mártir y
pontífice. Por J. C. N. S. Amén.