sábado, 21 de enero de 2012

DOMINGO III DEL TIEMPO ORDINARIO




PRIMERA LECTURA

Los ninivitas se convirtieron de su mala vida

Lectura de la profecía de Jonás 3, 1-5. 10

En aquellos días, vino la palabra del Señor sobre Jonás:

– «Levántate y vete a Nínive, la gran ciudad, y predícale el mensaje que te digo.»

Se levantó Jonás y fue a Nínive, como mandó el Señor. Nínive era una gran ciudad, tres días hacían falta para recorrerla. Comenzó Jonás a entrar por la ciudad y caminó durante un día, proclamando:

– «¡Dentro de cuarenta días Nínive será destruida!»

Creyeron en Dios los ninivitas; proclamaron el ayuno y se vistieron de saco, grandes y pequeños.

Y vio Dios sus obras, su conversión de la mala vida; se compadeció y se arrepintió Dios de la catástrofe con que había amenazado a Nínive, y no la ejecutó.

Palabra de Dios.



Salmo responsorial Sal 24, 4-5ab. 6-7bc. 8-9     (R.: 4a)

R. Señor, enséñame tus caminos.

Señor, enséñame tus caminos,
instrúyeme en tus sendas:
haz que camine con lealtad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador. R.

Recuerda, Señor, que tu ternura
y tu misericordia son eternas;
acuérdate de mí con misericordia,
por tu bondad, Señor. R.

El Señor es bueno y es recto,
y enseña el camino a los pecadores;
hace caminar a los humildes con rectitud,
enseña su camino a los humildes. R.



SEGUNDA LECTURA
La representación de este mundo se termina
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 7, 29-31

Digo esto, hermanos: que el momento es apremiante.

Queda como solución que los que tienen mujer vivan como si no la tuvieran; los que lloran, como si no lloraran; los que están alegres, como sí no lo estuvieran; los que compran, como si no poseyeran; los que negocian en el mundo, como si no disfrutaran de él: porque la representación de este mundo se termina.

Palabra de Dios.



Aleluya Mc 1, 15

Está cerca el reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio.



EVANGELIO
Convertíos y creed en el Evangelio
+Lectura del santo evangelio según san Marcos 1, 14-20

Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios. Decía:

– «Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio.»

Pasando junto al lago de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés, que eran pescadores y estaban echando el copo en el lago.

Jesús les dijo:

– «Venid conmigo y os haré pescadores de hombres.»

Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.

Un poco más adelante vio a Santiago, hijo de Zebedeo, y a
su hermano Juan, que estaban en la barca repasando las redes.

Los llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se marcharon con él.

Palabra del Señor.

SANTOS VICENTE Y ANASTASIO, Mártires







22 de enero

SANTOS VICENTE
y
ANASTASIO,*
Mártires

 
Alegraos con la esperanza, sed pacientes
en la tribulación, perseverad en la oración.
(Rom., 12, 12).




Vicente sufrió todas las clases de torturas que puede imaginar la crueldad más refinada. En medio de los tormentos resplandecía en su rostro y en sus palabras una tranquilidad tal, que parecía, dice San Agustín, que el Vicente que hablaba fuese distinto del que sufría.
Anastasio, de nacionalidad persa, después de haber sufrido varios tormentos, fue condenado a muerte por el rey Cosroes. Antes que a él, se estranguló a otros 68 cristianos. Cuando le llegó su turno: "Esperaba", dijo, "otro género de muerte más cruel; pero ya que Dios me llama a Él por un camino tan fácil, no me costará nada el sacrificio de mi vida; le ruego sólo que se digne aceptarlo".


MEDITACIÓN
SOBRE
LOS TRES MOTIVOS 
 QUE DEBEN MOVERNOS A PACIENCIA

 
I. Es menester sufrir en este mundo, porque el sufrimiento es inevitable en esta vida. Somos hombres es decir, tenemos un cuerpo y un alma que nos proporcionarán una infinidad de ocasiones de ejercer la paciencia: nuestro cuerpo por sus flaquezas, nuestra alma por su ignorancia y sus pasiones. ¿Cómo sufres tú las incomodidades de esta vida? ¿No te impacientas? Recuerda que eres hombre, y que no está en tu poder el escapar a las tribulaciones.
II. Somos pecadores y en calidad de tales debemos soportar pacientemente los sufrimientos, que son, por lo común, efectos de la justicia y de la cólera de Dios. ¡Ah! ¡cuán agradable te resultarán las cruces si consideras que has merecido el infierno! ¡Dios mío, hiéreme, castígame en esta vida, con tal que me perdones en la otra! (San Agustín).
III. Eres cristiano y debes vivir la vida de Jesucristo, vale decir, continuar su pasión en tu cuerpo. He ahí a lo que te obliga tu bautismo. ¿Has reflexionado en las distintas razones que tienes para soportar pacientemente tus penas? ¿Habría algo capaz de afligirte si estuvieras realmente persuadido de estas verdades? Puesto que es preciso sufrir necesariamente en este mundo, suframos con paciencia, suframos con alegría, para hacernos dignos de nuestro título de cristiano.

La alegría en los sufrimientos
Orad por el Japón.
 
ORACIÓN

Señor, escuchad nuestros humildes ruegos, a fin de que, por la intercesión de los bienaventurados mártires Vicente y Anastasio, seamos librados de las iniquidades de que nos reconocemos culpables. Por N. S. J. C. Amén.

  

 


  • * Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. Tomo I, (Ed. ICTION, BuenosAires, 1982)
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SAN VICENTE, MÁRTIR



22 de Enero
San Vicente Mártir
Año 304
San Vicente: ¡que nos consigas del cielo la gracia de Dios
que nos vuelva muy valientes para proclamar nuestra fe!


Vicente significa: "Vencedor, victorioso".
San Vicente era un diácono español, y su martirio se hizo tan famoso que San Agustín le dedicó cuatro sermones y dice de él que no hay provincia donde no le celebren su fiesta. Roma levantó tres iglesias en honor de San Vicente y el Papa San León lo estimaba muchísimo. El poeta Prudencio compuso en honor de este mártir un himno muy famoso.
Era diácono o ayudante del obispo de Zaragoza, San Valerio. (Diácono es el grado inmediatamente inferior al sacerdocio). Como el obispo tenía dificultades para hablar bien, encargaba a Vicente la predicación de la doctrina cristiana, lo cual hacía con gran entusiasmo y consiguiendo grandes éxitos por su elocuencia y su santidad.
El emperador Diocleciano decretó la persecución contra los cristianos, y el gobernador Daciano hizo poner presos al obispo Valerio y a su secretario Vicente y fueron llevados prisioneros a Valencia. No se atrevieron a juzgarlos en Zaragoza porque allí la gente los quería mucho. En la cárcel les hicieron sufrir mucha hambre y espantosas torturas para ver si renegaban de la religión. Pero cuando fueron llevados ante el tribunal, Vicente habló con tan grande entusiasmo en favor de Jesucristo, que el gobernador regañó a los carceleros por no haberlo debilitado más con más atroces sufrimientos. Les ofrecieron muchos regalos y premios si dejaban la religión de Cristo y se pasaban a la religión pagana. El obispo encargó a Vicente para que hablara en nombre de los dos, y éste dijo: "Estamos dispuestos a padecer todos los sufrimientos posibles con tal de permanecer fieles a la religión de Nuestro Señor Jesucristo". Entonces el perseguidor Daciano desterró al obispo y se dedicó a hacer sufrir a Vicente las más espantosas torturas para tratar de hacerlo abandonar su santa religión.
El primer martirio fue un tormento llamado "el potro", que consistía en amarrarles cables a los pies y a las manos y tirar en cuatro direcciones distintas al mismo tiempo. Este tormento hacía que se desanimaran todos los que no fueran muy valientes. Pero Vicente, fiel a su nombre, que también significa "valeroso", aguantó este terrible suplicio rezando y sin dejar de proclamar su amor a Jesucristo.
El segundo tormento fue apalearlo. El cuerpo de Vicente quedó masacrado y envuelto en sangre. Pero siguió declarando que no admitía más dioses que el Dios verdadero, ni más religión sino la de Cristo. El mismo jefe de los verdugos se quedó admirado ante el valor increíble de este mártir.
Entonces el gobernador le pidió que ahora sí le dijera dónde estaban las Sagradas Escrituras de los cristianos para quemarlas. Vicente dijo que prefería morir antes que decirle este secreto.
Y vino el tercer tormento: la parrilla al rojo vivo. Lo extendieron sobre una parrilla calientísima erizada de picos al rojo vivo. Los verdugos echaban sal a sus heridas y esto le hacía sufrir mucho más. Y en todo este feroz tormento, Vicente no hacía sino alabar y bendecir a Dios.
San Agustín dice: "El que sufría era Vicente, pero el que le daba tan grande valor era Dios. Su carne al quemarse le hacía llorar y su espíritu al sentir que sufría por Dios, le hacía cantar". Si no hubiera sido porque Nuestro Señor le concedió un valor extraordinario, Vicente no habría sido capaz de aguantar tantos tormentos. Pero Dios cuando manda una pena, concede también el valor para sobrellevarla.
El tirano mandó que lo llevaran a un oscuro calabozo cuyo piso estaba lleno de vidrios cortantes y que lo dejaran amarrado y de pie hasta el día siguiente para seguirlo atormentando para ver si abandonaba la religión de Cristo. El poeta Prudencio dice: "El calabozo era un lugar más negro que las mismas tinieblas; un covacho que formaban las estrechas piedras de una bóveda inmunda; era una noche eterna donde nunca penetraba la luz".
Interviene Dios. Pero a medianoche el calabozo se llenó de luz. A Vicente se le soltaron las cadenas. El piso se cubrió de flores. Se oyeron músicas celestiales. Y una voz le dijo: "Ven valeroso mártir a unirte en el cielo con el grupo de los que aman a Nuestro Señor". Al oír este hermoso mensaje, San Vicente se murió de emoción. el carcelero se convirtió al cristianismo, y el perseguidor lloró de rabia al día siguiente al sentirse vencido por este valeroso diácono.

Fuente: EWTN
 

SÁBADO DE LA SEGUNDA SEMANA


 



PRIMERA LECTURA

¡Cómo cayeron los valientes en medio del combate!

Comienzo del segundo libro de Samuel 1, 1-4. 11-12. 19. 23-27


En aquellos días, al volver de su victoria sobre los amalecitas, David se detuvo dos días en Sicelag.

Al tercer día de la muerte de Saúl, llegó uno del ejército con la ropa hecha jirones y polvo en la cabeza; cuando llegó, cayó a tierra, postrándose ante David.

David le preguntó:

–¿De dónde vienes?

Respondió:

–Me he escapado del campamento israelita.

David dijo:

–¿Qué ha ocurrido? Cuéntame.

El respondió:

–Pues que la tropa ha huido de la batalla y ha habido muchas bajas entre la tropa, y muchos muertos, y hasta han muerto Saúl y su hijo Jonatán.

Entonces David agarró sus vestiduras y las rasgó, y sus acompañantes hicieron lo mismo.

Hicieron duelo, lloraron y ayunaron hasta el atardecer por Saúl y por su hijo Jonatán, por el pueblo del Señor, por la casa de Israel, porque habían muerto a espada.

Y dijo David:

«¡Ay, la flor de Israel, herida en tus alturas!
¡Cómo cayeron los valientes!
Saúl y Jonatán, mis amigos queridos:
ni vida ni muerte los pudo separar;
más rápidos que águilas, más bravos que leones.
Muchachas de Israel, llorad por Saúl,
que os vestía de púrpura y de joyas,
que enjoyaba con oro vuestros vestidos.
¡Cómo cayeron los valientes en medio del combate!
¡Jonatán, herido en tus alturas!
¡Cómo sufro por ti, Jonatán, hermano mío!
¡Ay, cómo te quería! Tu amor era para mí
más maravilloso que el amor de mujeres.
¡Cómo cayeron los valientes,
los rayos de la guerra perecieron!»

Palabra de Dios.





Salmo responsorial Sal 79, 2-3. 5-7

R.  Que brille tu rostro, Señor, y nos salve.

Pastor de Israel, escucha,
tú que guías a José como a un rebaño;
tú que te sientas sobre querubines, resplandece
ante Efraín, Benjamín y Manasés.
Despierta tu poder y ven a salvarnos. R.

Señor Dios de los Ejércitos,
¿hasta cuándo estarás airado
mientras tu pueblo te suplica?
Les diste a comer llanto,
a beber lágrimas a tragos;
nos entregaste a las contiendas de nuestros vecinos,
nuestros enemigos se burlan de nosotros. R.



EVANGELIO

Su familia decía que no estaba en sus cabales

+ Lectura del santo Evangelio según San Marcos 3, 20-21

En aquel tiempo, volvió Jesús con sus discípulos a casa y se juntó tanta gente, que no los dejaban ni comer.

Al enterarse su familia, vinieron a llevárselo, porque decían que no estaba en sus cabales.

Palabra del Señor.

SANTA INÉS, Virgen y Mártir







21 de enero

SANTA INÉS,*
Virgen y Mártir
 Gocémonos, y saltemos de júbilo y demos gloria a Dios,
pues han llegado las bodas del Cordero y su
esposa se ha engalanado.
(Apocalipsis, 19, 7).




He aquí a la esposa del Cordero de Dios. Búrlase ella para conservar su cuerpo y su corazón para su esposo Jesús, de las proposiciones y de las amenazas del tirano. Los ángeles la acompañan a un lugar infame, y dan muerte al insolente que quiere arrebatarle la honra; mas ella devuélvele la vida y lo convierte a la fe. Se la echa al fuego, pero el fuego respeta a la tierna virgen y da muerte a los verdugos. Condenada, finalmente, a ser decapitada, inclina la cabeza y va al cielo a juntarse con su Esposo divino a quien prometiera fidelidad.
MEDITACIÓN
SOBRE LA VIDA DE SANTA INÉS 

   
I. Santa Inés consagra su cuerpo y su alma a Jesús, a los trece años, mediante el voto de castidad. ¡Qué amable Esposo elige! ¡Qué bello! ¡Qué sabio! ¡Qué poderoso! ¡Cuánto amor tiene por ella! Conságrate enteramente a Él, y experimentarás los dulces efectos de su amor. ¡Oh Jesús, divino esposo de nuestra alma, si los hombres os conociesen, os amarían y despreciarían las efímeras bellezas de la tierra para poseeros! ¡Os amo, Dios mío! Si es poco, haced que os ame con amor más ardiente y más puro. (San Agustín).
II. Se amenaza a Santa Inés con los tormentos más crueles si no se casa con el hijo del prefecto de Roma, pero ella responde que es la prometida de Jesucristo. Se la arroja a las llamas, pero éstas no hacen sino aumentar su amor; las heridas la hacen más bella y más parecida a su divino Esposo. ¿Qué haces tú para conservar tu cuerpo y tu alma para Jesucristo? ¿Qué tormentos soportarías? Avergüénzate de saberte menos generoso que una niña de trece años. Tenía menos fuerzas que tú, pero más valor; tenía más fe y amor para con Jesucristo.
III. Se le promete una considerable fortuna si consiente en casarse con el hijo del prefecto; resiste a las seducciones como ha resistido a los suplicios. ¡Cuán pocas personas hay que resistan al atractivo de los placeres! Cuídate de ese doble veneno. Es más fácil resistir a los tormentos que a la voluptuosidad. Los tormentos aterran: la voluptuosidad halaga. (San Cipriano).


La castidad
Orad para la buena educación
de la juventud.

 
ORACIÓN
Dios todopoderoso, que elegís en el mundo a los más débiles para confundir a los más fuertes, haced, por vuestra bondad, que, celebrando la solemnidad de vuestra virgen Santa Inés, experimentemos los efectos de su protección junto a Vos. Por N. S. J. C. Amén.






  • * Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. Tomo I, (Ed. ICTION, BuenosAires, 1982)
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