jueves, 16 de febrero de 2012
JUEVES DE LA SEXTA SEMANA
JUEVES DE LA SEXTA SEMANA
PRIMERA LECTURA
¿Acaso no ha elegido Dios a
los pobres? Vosotros, en cambio, habéis afrentado al pobre
Lectura de la carta del Apóstol
Santiago 2, 1-9
Hermanos:
No
juntéis la fe en Nuestro Señor Jesucristo glorioso con la acepción de personas. Por
ejemplo: llegan dos hombres a la reunión litúrgica. Uno
va bien vestido y hasta con anillos en los dedos; el otro es un pobre
andrajoso. Veis al bien vestido y le decís: Por favor, siéntate aquí, en el
puesto reservado. Al otro, en cambio: Estate ahí de pie o siéntate en el suelo.
Si hacéis eso, ¿no sois inconsecuentes y juzgáis con criterios malos? Queridos
hermanos, escuchad: ¿Acaso no ha elegido Dios a los pobres del mundo para
hacerlos ricos en la fe y herederos del reino, que prometió a los que le aman? Vosotros,
en cambio, habéis afrentado al pobre. Y
sin embargo, ¿no son los ricos los que os tratan con despotismo y los que os
arrastran a los tribunales? ¿No son ellos los que denigran ese nombre tan
hermoso que
lleváis como apellido? ¿Cumplís la ley soberana que enuncia la Escritura: «Amarás
a tu prójimo como a ti mismo?» Perfectamente.
Pero si mostráis favoritismos, cometéis un pecado y la Escritura prueba vuestro
delito.
Palabra de
Dios.
Salmo responsorial Sal 33,
2-3. 4-5. 6-7
R. Si
el afligido invoca al Señor, él lo escucha.
Bendigo al
Señor en todo momento,
su alabanza
está siempre en mi boca;
mi alma se
gloría en el Señor:
que los
humildes lo escuchen y se alegren. R.
Proclamad
conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos
juntos su nombre.
Yo consulté
al Señor y me respondió,
me libró de
todas mis ansias. R.
Contempladlo
y quedaréis radiantes,
vuestro
rostro no se avergonzará.
Si el
afligido invoca al Señor, él lo escucha
y lo salva
de sus angustias. R.
EVANGELIO
Tú eres el Mesías. El Hijo
del Hombre tiene que padecer mucho
+ Lectura del santo Evangelio según
San Marcos 8, 27-33
En aquel
tiempo, Jesús y sus discípulos se dirigieron a las aldeas de Cesarea de Felipe;
por el camino preguntó a sus discípulos:
–¿Quién dice
la gente que soy yo?
Ellos le
contestaron:
–Unos, Juan
Bautista; otros, Elías, y otros, uno de los profetas.
El les
preguntó:
–Y vosotros,
¿quién decís que soy?
Pedro le
contestó:
–Tú eres el
Mesías.
El les
prohibió terminantemente decírselo a nadie.
Y empezó a
instruirlos:
–El Hijo del
Hombre tiene que padecer mucho, tiene que ser condenado por los senadores,
sumos sacerdotes y letrados, ser ejecutado y resucitar a los tres días.
Se lo
explicaba con toda claridad.
Entonces
Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo.
Jesús se
volvió, y de cara a los discípulos increpó a Pedro:
–¡Quítate de
mi vista, Satanás! ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!
Palabra del
Señor.
SANTA JULIANA, Virgen y Mártir
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16 de febrero
El cielo y la tierra pasarán,
pero mis palabras
no pasarán.(Lucas, 21, 33).
pero mis palabras
no pasarán.(Lucas, 21, 33).
Santa Juliana, considerando el orden admirable del universo, reconoció que era la obra de un Dios único y soberanamente poderoso, y abrazó la religión cristiana. Evilacio, prefecto de Nicomedia, pidió su mano, pero Juliana le respondió que no quería por esposo a un adorador de los falsos dioses. Evilacio, pasando entonces del amor al odio, la hizo azotar, cargar de cadenas y encerrar en una prisión. Mientras estaba en oración en su calabozo, el espíritu de las tinieblas se le apareció transformado en ángel de luz para persuadirla a renegar de su fe. Juliana deshizo el artificio haciendo la señal de la cruz, y para burlarse del demonio, lo cargó con sus propias cadenas.
La condenaron a ser quemada viva, pero como las
llamas no obraban con suficiente actividad, le cortaron la cabeza.
I. El mundo es un gran libro en el cual
San Antonio aprendió a amar a Dios y Santa Juliana a conocerlo. En este libro
hay creaturas que nos representan la bondad de Dios. El sol y la luna nos
alumbran, la tierra nos da frutos y flores para nuestro alimento y nuestro
recreo. Consideremos estas creaturas, y demos gracias a Dios que nos las dio
como otras tantas prendas de su amor. ¡Ah! si la tierra nos ofrece a la vista
tantas cosas admirables, ¿qué delicias no nos reservará el cielo? Si el
destierro es tan hermoso, ¿cuánto no la será la patria?
(San Agustín).
II. Al lado de esas creaturas tan admirables,
hay otras, en el mundo, que nos molestan y nos incomodan. Si en ocasiones ponen
a prueba tu paciencia, agradece a Dios que te recuerda, por este medio, que
estás en un lugar de destierro y no en tu patria. Sufre con paciencia,
diciéndote a ti mismo: Si tanto hay que sufrir en este mundo, ¡cuáles no serán
los tormentos de los condenados en el infierno!
III. Considera que en la tierra todo es
pasajero, que en el cielo todo es eterno. Los hombres mueren, cambian las
estaciones, sucédense los imperios, el mundo pasa, y tú también como él: tu vida
y tus placeres huyen, lo que ves no es sino belleza fugitiva o, mejor
dicho, un ligero rayo de la belleza permanente y eterna de Dios.
(Tertuliano).
La consideración de las obras de Dios
Orad por la conversión de los infieles.
ORACIÓN
Que la bienaventurada Juliana, virgen
y mártir, implore por nosotros vuestra misericordia, Señor, ella que siempre os
fue agradable por el mérito de su castidad y por su valor en confesar vuestro
Santo Nombre. Por J. C. N. S. Amén.
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