jueves, 7 de noviembre de 2013

JUEVES DE LA TRIGÉSIMA PRIMERA SEMANA

 
PRIMERA LECTURA
En la vida y en la muerte somos del Señor

Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Romanos 14, 7-12

Hermanos: Ninguno de nosotros vive para sí mismo y ninguno muere para sí mismo.
Si vivimos, vivimos para el Señor; si morimos, morimos para el Señor; en la vida y en la muerte somos del Señor.
Para esto murió y resucitó Cristo: para ser Señor de vivos y muertos.
Tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? Y tú, ¿por qué desprecias a tu hermano? Todos compareceremos ante el tribunal de Dios, porque está escrito: «Por mi vida, dice el Señor, ante mí se doblará toda rodilla, a mí me alabará toda lengua».
Por eso, cada uno dará cuenta a Dios de sí mismo.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 26, 1. 4. 13-14
V/. Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida.
R/. Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida.
V/. El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré ? El Señor es la defensa de mi vida, ¿quién me hará temblar? . R/.
V/. Una cosa pido al Señor, eso buscaré: habitar en la casa del Señor por los días de mi vida; gozar de la dulzura del Señor contemplando su templo. R/.
V/. Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida.
Espera en el Señor, sé valiente, ten ánimo, espera en el Señor. R/.


EVANGELIO
Habrá alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta

+ Lectura del santo Evangelio según San Lucas 15, 1-10

En aquel tiempo, se acercaban a Jesús los publicanos y los pecadores a escucharle.
Y los fariseos y los letrados murmuraban entre ellos:
Ese acoge a los pecadores y come con ellos.
Jesús les dijo esta parábola: Si uno de vosotros tiene cien ovejas y se le pierde una, ¿no deja las noventa y nueve en el campo y va tras la descarriada, hasta que la encuentra? Y cuando la encuentra, se la carga sobre los hombros, muy contento; y al llegar a casa, reúne a los amigos y a los vecinos para decirles: ¡Felicitadme! , he encontrado la oveja que se me había perdido.
Os digo que así también habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta, que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse.
Y si una mujer tiene diez monedas y se le pierde una, ¿no enciende una lámpara y barre la casa y busca con cuidado, hasta que la encuentra? Y cuando la encuentra, reúne a las amigas y vecinas para decirles: |¡Felicitadme! , he encontrado la moneda que se me había perdido.
Os digo que la misma alegría habrá entre los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta.

Palabra del Señor