9 de octubre
SAN
DIONISIO,
Obispo y
Mártir
La sabiduría del mundo es locura ante Dios.
(1
Corintios, 3, 19)
Según San Gregorio de Tours, San Dionisio, nacido en Italia, fue enviado a las
Galias, hacia el año 250, con otros seis obispos misioneros. De este grupo, el
que penetró más en el país fue San Dionisio, acompañado del presbítero San
Rústico y del diácono San Eleuterio. Llegaron a Lutecia, hoy París, y
establecieron una iglesia cristiana en una isla del Sena. Instigado por los
sacerdotes de los ídolos, el gobernador romano Fescennino Sisinio lo hizo
detener y decapitar, alrededor del año 275.
MEDITACIÓN
SOBRE LA PRUDENCIA
I. Santiago en su Epístola, dice que la
prudencia del mundo es terrena, animal o diabólica. La prudencia terrena es la
de los avaros, la prudencia animal, la de los voluptuosos, y la prudencia
diabólica, la de los ambiciosos. ¿En cuál de estas tres categorías se te puede
catalogar a ti? ¿No es verdad acaso que no trabajas sino para procurarte
riquezas, placeres u honores? ¿No son éstos los tres ídolos a quienes ofreces
sacrificios? Les inmolas tu espíritu, les consagras tus afanes, les ofreces
en holocausto tu prudencia. (Tertuliano).
II. La prudencia del cielo desprecia estas tres clases de bienes. Desprecia las
riquezas, porque no es a los ricos sino a los pobres a quienes Jesucristo
promete la felicidad. Ella se priva de los placeres pasajeros de esta vida,
para poder gozar de las delicias eternas en compañía de los bienaventurados. En
nada cuenta la estima de los hombres: bástale la de Dios. En una palabra,
desprecia todo lo que es de este mundo, para alcanzar el cielo, mientras que la
sabiduría del mundo nos hace olvidar el cielo para no hacernos pensar más que en
la tierra. Esta sabiduría funesta presenta ante nuestras miradas los bienes
pasajeros y nos esconde los bienes eternos. (San Eusebio).
III. Para conducirte en todo según la verdadera prudencia, piensa siempre en el
fin que debes alcanzar. Hay que ir al cielo, he ahí mi gran negocio; si lo
logro, soy feliz; si fracaso, todo está perdido para mí. ¿Qué medidas tomas
para llegar al cielo? Proponte este fin en todas tus acciones y mira si ellas
te conducen a él. Porque, después de todo, una sola cosa es necesaria.
La prudencia
Orad por vuestra patria.
ORACIÓN
Oh Dios, que en este día armasteis a vuestro
mártir pontífice San Dionisio de fuerza y de valor para soportar los tormentos,
y lo asociasteis a Rústico y Eleuterio a fin de anunciar vuestra gloria a las
naciones, concedednos la gracia de despreciar, imitándolos, las prosperidades
del mundo y a no temer las adversidades. Por J. C. N. S. Amén.