viernes, 4 de octubre de 2024

SAN FRANCISCO DE ASÍS, Confesor


4 de octubre

SAN FRANCISCO DE ASÍS,(*) 
Confesor

Llevo en mi cuerpo los estigmas del Señor Jesús.
(Gálatas, 6, 17).

   Retirado del mundo a los 25 años, después de una juventud disipada pero caritativa, San Francisco está enteramente crucificado para el mundo. Su profunda humildad lo impulsa a rehusar el presbiterado, y desde entonces su vida es un prodigio de virtudes y milagros. Los doce primeros "penitentes de Asís" ya son legión antes de su muerte, con el nombre de Hermanos Menores, y tuvo el consuelo de ver a la Orden de Santa Clara, su santa amiga, extenderse cuando todavía vivía. El Serafín de Asís murió el 3 de octubre de 1226, a la edad de 44 años.

  MEDITACIÓN
SOBRE SAN FRANCISCO

   I. El amor divino consumió todos los lazos que ataban a San Francisco en la tierra, y le hizo abandonar la casa paterna, las riquezas y los placeres. Toda su vida vivió él en este desasimiento; por esto debes tú comenzar a darte a Dios. Es imposible que ames a Dios y al mundo. ¡Ah! los placeres y los honores de la tierra no merecen ocupar tu corazón; déjalos antes que ellos te dejen a ti.

   II. Ese mismo amor que separó a San Francisco de los bienes de la tierra, lo unió estrechamente a su Dios y le hizo encontrar en esta unión una inalterable felicidad. De este modo solía decir: "¡Dios mío y mi todo! en Ti es donde encuentro todo lo que necesito". ¡Alma mía, tratemos de gustar el placer que existe en estar unido a Él; en vano hemos buscado descansar en las creaturas, vayamos a Dios, pero hagámoslo dándonos a Él sin reserva, sin demora, y para siempre!

   III. El amor, por último, transformó a San Francisco, en Jesucristo mismo, por decirlo así, cuando un serafín imprimió en su cuerpo las sagradas llagas del Salvador. No recibió esta gracia sino después de haberse hecho, por una mortificación continua, viva imagen de Jesús crucificado. Como este gran santo, lleva tú constantemente en tus miembros la mortificación de Jesucristo. Mira al Salvador clavado en la cruz: he ahí el verdadero modelo de predestinados. Para llegar a ser semejante a Él, es preciso que la mortificación imprima en tu cuerpo sus adorables estigmas. Llevan en sí las llagas de Cristo quienes mortifican y afligen el cuerpo. (San Jerónimo).

La mortificación -
Orad por la Orden de San Francisco.

ORACIÓN
   Oh Dios, que, por los méritos de San Francisco dais sin cesar nuevos hijos a vuestra Iglesia, concedednos la gracia de despreciar, siguiendo su ejemplo, los bienes terrenales y poner nuestra dicha en la posesión de los dones celestiales. Por J. C. N. S. Amén.



* Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. Tomo II, (Ed. ICTION, Buenos Aires, 1982)

VIERNES DE LA VIGÉSIMA SEXTA SEMANA. SAN FRANCISCO DE ASÍS, memoria obligatoria

PRIMERA LECTURA
¿Has mandado a la mañana, o has entrado por los hontanares del mar?
Lectura del libro de Job 38, 1. 12-21; 39, 33-35
El Señor habló a Job desde la tormenta: ¿Has mandado en tu vida a la mañana o has señalado su puesto a la aurora, para que agarre la tierra por los bordes y sacuda de ella a los malvados; para que la transforme como arcilla bajo el sello y la tiña como la ropa; para que les niegue la luz a los malvados y se quiebre el brazo sublevado? ¿Has entrado por los hontanares del mar o paseado por la hondura del océano? ¿Te han enseñado las puertas de la Muerte o has visto los portales de las Sombras? ¿Has examinado la anchura de la tierra? Cuéntamelo, si lo sabes todo.
¿Por dónde se va a la casa de la luz y dónde viven las tinieblas ? ¿Podrías conducirlas a su país o enseñarles el camino de casa? Lo sabrás, pues ya habías nacido entonces y has cumplido tantísimos años.
Job respondió al Señor: Me siento pequeño, ¿qué replicaré? me llevaré la mano a la boca; he hablado una vez, y no insistiré, dos veces, y no añadiré nada.
Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 138, 1-3, 7-8. 9-10. 13-14ab
V/. Guíame, Señor, por el camino eterno.
R/. Guíame, Señor, por el camino eterno.
V/. Señor, tú me sondeas y me conoces: me conoces cuando me siento y me levanto, de lejos penetras mis pensamientos; distingues mi camino y mi descanso, todas mis sendas te son familiares. R/.
V/. ¿A dónde iré lejos de tu aliento, a dónde escaparé de tu mirada? Si escalo el cielo, allí estás tú; si me acuesto en el abismo, allí te encuentro. R/.
V/. Si vuelo hasta el margen de la aurora, si emigro hasta el confín del mar, allí me alcanzará tu izquierda me agarrará tu derecha. R/.
V/. Tú has creado mis entrañas, me has tejido en el seno materno.
Te doy gracias, porque me has escogido portentosamente, porque son admirables tus obras. R/.

EVANGELIO
Quien me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado
+Lectura del santo Evangelio según San Lucas 10, 13-16
En aquel tiempo, dijo Jesús:
¡Ay de ti Corozaín, ay de ti, Betsaida! Si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que en vosotras, hace tiempo que se habrían convertido, vestidos de sayal y sentados en la ceniza.
Por eso el juicio les será más llevadero a Tiro y a Sidón que a vosotras.
Y tú, Cafarnaún, ¿piensas escalar el cielo? Bajarás al abismo.
Quien a vosotros os escucha, a mí me escucha; quien a vosotros os rechaza, a mí me rechaza; y quien me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado.
Palabra del Señor.