jueves, 3 de octubre de 2024

SAN FRANCISCO DE BORJA, Confesor


3 de octubre 
SAN FRANCISCO DE BORJA,*
Confesor

Los que usan del mundo vivan como si no usasen,
porque la apariencia de este mundo pasa.
(1 Corintios, 7, 31).

   San Francisco, duque de Gandía, nacido en 1510, mereció ser llamado por Carlos Quinto el milagro de los príncipes por sus cualidades y virtudes. Después de haber vivido santamente en Colonia como capitán general y después en su principado, entró en 1545, después de cuatro años de viudez, en la Compañía de Jesús, de la que llegó a ser superior general a pesar de sus lágrimas. Sus admirables predicaciones hacían llorar a todos los asistentes. Rehusó el cardenalato y murió en 1572.

MEDITACIÓN
SOBRE TRES VIRTUDES
DE SAN FRANCISCO DE BORJA

   I. Este ilustre servidor de Dios permaneció humilde en medio de los honores. Tú no tienes las eminentes cualidades que distinguían a este gran santo, y, sin embargo, estás lleno de orgullo. Ello es porque no piensas, como él, que la figura de este mundo pasa. Despréndete de los bienes del mundo para no tener pena de abandonarlos en el momento de la muerte. Estemos preparados para todo acontecimiento, de modo de no sentir pena por lo que dejemos detrás. (Tertuliano).

   II. Su austeridad y mortificación lucieron aun entre las delicias de la corte. Se armaba de un cilicio cada vez que debía encontrarse entre mujeres; ayunó durante dos años rigurosísimamente. Pero estas austeridades nada fueron comparadas a las que practicó después de su entrada en religión. ¿Esta conducta no es acaso la condenación de tu delicadeza? No te excuses alegando tus malos hábitos, tú puedes, tanto como él, corregirlos y adquirir otros buenos.

   III. Tenía una devoción tan tierna que ni aun importantes asuntos que debía atender desviaban su pensamiento de Dios: su jornada era una oración continua. Cada mes elegía un santo como protector especial; él fue quien introdujo en la Compañía de Jesús esta santa costumbre. ¿En qué punto te hallas tú acerca de la devoción? ¿De todas las épocas de tu vida diste siquiera una a Dios? ¡Has sido niño, adolescente, has llegado a la edad de la madurez y nunca has sido virtuoso! (San Clemente de Alejandría)

La humildad 
Orad por la Compañía de Jesús.

ORACIÓN
   Señor Jesucristo, modelo y recompensa de la verdadera humildad, dignaos después de haber hecho al bienaventurado Francisco vuestro glorioso imitador en el desprecio de los honores terrenos, hacernos a nosotros partícipes de sus virtudes y de su gloria. Vos que vivís y reináis por los siglos de los siglos. Amén.



* Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. Tomo II, (Ed. ICTION, Buenos Aires, 1982)

JUEVES DE LA VIGÉSIMA SEXTA SEMANA


PRIMERA LECTURA

Yo sé que está vivo mi Vengador

Lectura del libro de Job 19, 21-27

Job dijo:
–¡Piedad, piedad de mí, amigos míos, que me ha herido la mano de Dios!
¿Por qué me perseguís como Dios y no os hartáis de escarnecerme?
¡Ojalá se escribieran mis palabras, ojalá se grabaran en cobre; con cincel de hierro y en plomo se escribieran para siempre en la roca!
«Yo sé que está vivo mi Vengador y que al final se alzará sobre el polvo: después que me arranquen la piel, ya sin carne, veré a Dios; yo mismo lo veré, y no otro, mis propios ojos lo verán».
¡Desfallezco de ansias en mi pecho!
Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 26, 7-8a. 8b-9abc. 13-14

R.  Espero gozar de la dicha del Señor
      en el país de la vida.

Escúchame, Señor, que te llamo,
ten piedad, respóndeme.
Oigo en mi corazón: «Buscad mi rostro.» R.

Tu rostro buscaré, Señor,
no me escondas tu rostro.
No rechaces con ira a tu siervo,
que tú eres mi auxilio;
no me deseches. R.

Espero gozar de la dicha del Señor
en el país de la vida.
Espera en el Señor, sé valiente,
ten ánimo, espera en el Señor. R.


EVANGELIO

Vuestra paz descansará sobre ellos

+ Lectura del santo Evangelio según San Lucas 10, 1-12
En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos, y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía:
–La mies es abundante y los obreros pocos: rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies.
¡Poneos en camino! Mirad que os mando como corderos en medio de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie por el camino.
Cuando entréis en una casa, decid primero: «Paz a esta casa». Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros.
Quedaos en la misma casa, comed y bebed de lo que tengan: porque el obrero merece su salario.
No andéis cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid: «está cerca de vosotros el Reino de Dios».
Cuando entréis en un pueblo y no os reciban, salid a la plaza y decid: «Hasta el polvo de vuestro pueblo, que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos sobre vosotros. De todos modos, sabed que está cerca el Reino de Dios».
Os digo que aquel día será más llevadero para Sodoma que para ese pueblo.
Palabra del Señor.