viernes, 6 de enero de 2012

EPIFANÍA DE NUESTRO SEÑOR






6 de enero

EPIFANÍA DE
NUESTRO SEÑOR*

Hallaron al Niño con María, su Madre,
y prosternándose lo adoraron; y abiertos sus cofres
le ofrecieron presentes de oro, incienso y mirra.
(Mateo, 2, 11).



Unos magos de Oriente reciben aviso del nacimiento del Hijo de Dios por medio de la aparición de una estrella milagrosa. Dejan su reino y van a Jerusalén a buscar a ese Dios. Túrbase Herodes ante la noticia; disimula sin embargo su pavor, y ruega a los magos que regresen a Jerusalén después que hayan adorado al recién nacido, en Belén. Pero éstos, advertidos en sueños de que no vuelvan a Herodes, retornan a su país por otro camino.



MEDITACIÓN SOBRE
LOS PRESENTES
DE LOS MAGOS

I. Los Magos ofrendaron mirra a Nuestro Señor, para honrar su humanidad. Jesús es Hombre, y lo es por amor nuestro, porque por amor nuestro tomó un cuerpo semejante al nuestro. Amémoslo, pues, y ofrendémosle nuestro cuerpo. Este cuerpo es vuestro, ¡oh Jesús mío!, disponed de él como os plazca, sano o enfermo, vivo o muerto. ¡Qué feliz sería si pudiese sufrir con Vos, para reinar un día también con Vos! Me habéis rescatado todo entero, a fin de poseerme todo entero. (San Agustín).
II. Jesús es hombre, mas también es Rey. Por eso se le ofrenda oro. Es el dueño de nuestros bie nes, Él nos los dio; debemos servirnos de ellos para honrarlo, para engalanar sus altares, para socorrer a los pobres. Ve a Jesús en sus pobres, con la fe de los Magos que, contemplando en el pesebre a un niño pobre y abandonado, lo reconocieron como a su Rey y a su Dios. Si eres pobre, ofrece a Jesús tu pobreza; esta ofrenda le será más agradable que todos los tesoros de la tierra.
III. Los Magos ofrecieron incienso a Jesús, y reconocieron así su Divinidad. El incienso que tú le debes presentar, es la oración que eleva a tu alma hasta Dios. Humíllate ante este Soberano, ofrécele todas las potencias de tu alma, adóralo, témelo. Acuérdate sobre todo que los Magos volvieron por otro camino; cambia de vida a ejemplo suyo, y después de haberte dado a Jesucristo, no te des más al mundo. Por el cambio de ruta, entendemos el cambio de vida. (Eusebio).
La devoción
Orad por los que os gobiernan.
ORACIÓN
Oh Dios que en este día hicisteis que los gentiles conocieran a vuestro Unigénito, dándoles una estrella por guía, haced que, conociéndoos ya por la fe, nos elevemos a la contemplación de vuestra gloria. Por J. C. N. S. Amén.






  • * Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. Tomo I, (Ed. ICTION, BuenosAires, 1982)
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LA EPIFANIA DEL SEÑOR


LA EPIFANÍA DEL SEÑOR

PRIMERA LECTURA

La gloria del Señor amanece sobre ti
Lectura del libro de Isaías 60, 1-6

¡Levántate, brilla, Jerusalén, que llega tu luz;
la gloria del Señor amanece sobre ti!
Mira: las tinieblas cubren la tierra,
y la oscuridad los pueblos,
pero sobre ti amanecerá el Señor,
su gloria aparecerá sobre ti.
Y caminarán los pueblos a tu luz,
los reyes al resplandor de tu aurora.
Levanta la vista en torno, mira:
todos ésos se han reunido, vienen a ti;
tus hijos llegan de lejos,
a tus hijas las traen en brazos.
Entonces lo verás, radiante de alegría;
tu corazón se asombrará, se ensanchará,
cuando vuelquen sobre ti los tesoros del mar
y te traigan las riquezas de los pueblos.
Te inundará una multitud de camellos,
de dromedarios de Madián y de Efá.
Vienen todos de Saba, trayendo incienso y oro,
y proclamando las alabanzas del Señor.

Palabra de Dios.



Salmo responsorial Sal 71, 1-2. 7-8. 10-11. 12-13 (R.: Cf. 11)

R. Se postrarán ante ti, Señor, todos los pueblos dé la tierra.

      Dios mío, confía tu juicio al rey,
      tu justicia al hijo de reyes,
      para que rija a tu pueblo con justicia,
      a tus humildes con rectitud. R.

      Que en sus días florezca la justicia
      y la paz hasta que falte la luna;
      que domine de mar a mar,
      del Gran Río al confín de la tierra. R.

      Que los reyes de Tarsis y de las islas
      le paguen tributo.
      Que los reyes de Saba y de Arabia
      le ofrezcan sus dones;
      que se postren ante él todos los reyes,
      y que todos los pueblos le sirvan. R.

      Él librará al pobre que clamaba,
      al afligido que no tenía protector;
      él se apiadará del pobre y del indigente,
      y salvará la vida de los pobres. R.



SEGUNDA LECTURA

Ahora ha sido revelado que también los gentiles son coherederos de la promesa
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 3, 2-3a. 5-6

Hermanos:
Habéis oído hablar de la distribución de la gracia de Dios que se me ha dado en favor vuestro.
Ya que se me dio a conocer por revelación el misterio, que no ha­bía sido manifestado a los hombres en otros tiempos, como ha sido revelado ahora por el Espíritu a sus santos apóstoles y profetas: que también los gentiles son coherederos, miembros del mismo cuerpo y partícipes de la promesa en Jesucristo, por el Evangelio.

Palabra de Dios.



Aleluya Mt 2, 2
Hemos visto salir su estrella y venimos a adorar al Señor.



EVANGELIO

Venimos de Oriente a adorar al Rey
+Lectura del santo evangelio según san Mateo 2, 1-12

      Jesús nació en Belén de Judea en tiempos del rey Herodes.

      Entonces, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando:

      –«¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo.»

      Al enterarse el rey Herodes, se sobresaltó, y todo Jerusalén con él; convocó a los sumos sacerdotes y a los escribas del país, y les pregun­tó dónde tenía que nacer el Mesías.

      Ellos le contestaron:

      –«En Belén de Judea, porque así lo ha escrito el profeta:

      "Y tú, Belén, tierra de Judea,

      no eres ni mucho menos la última

      de las ciudades de Judea,

      pues de ti saldrá un jefe

      que será el pastor de mi pueblo Israel."»

      Entonces Herodes llamó en secreto a los magos para que le precisaran el tiempo en que había aparecido la estrella, y los mandó a Be­lén, diciéndoles:

      –«Id y averiguad cuidadosamente qué hay del niño y, cuando lo encontréis, avisadme, para ir yo también a adorarlo.»

      Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y de pronto la estrella que habían visto salir comenzó a guiarlos hasta que vino a pararse encima de donde estaba el niño.

      Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron; después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra.

      Y habiendo recibido en sueños un oráculo, para que no volvieran a Herodes, se marcharon a su tierra por otro camino.

Palabra del Señor.