domingo, 8 de enero de 2012

SAN APOLlNARIO DE HIERÁPOLlS

8 de enero
SAN APOLlNARIO DE HIERÁPOLlS,*
Obispo y Confesor

No son justos delante de Dios los que oyen la ley,
sino los que la practican.
(San Pablo a los Romanos, 2, 13).


San Apolinario fue una de las mayores lumbreras de la Iglesia en el siglo segundo. Los herejes encontraron en él un temible adversario, y los fieles un ardiente defensor contra las acusaciones falsas de que se servían los idólatras para hacerlos odiosos ante los emperadores. En su Apología, recuerda a Marco Aurelio que a las oraciones de los cristianos de la duodécima legión debe su victoria sobre los cuados.


MEDITACIÓN SOBRE 
LOS DEBERES DEL CRISTIANO

I. Para ser cristiano, es preciso creer todo lo que la fe nos enseña. ¡Cuán pocos cristianos hay en el mundo! Nunca se cometería pecado mortal si firmemente se creyese que hay un Dios, un infierno y un paraíso. Ejercita, a menudo, tu fe acerca de estas grandes verdades. Acuérdate de ellas sobre todo cuando el mundo te ofrezca sus placeres seductores, y nunca sucumbirás a sus tentaciones.

II. Tus palabras deben ser fieles intérpretes de tu corazón, y nada debe salir de tu boca que no sea digno de un cristiano. ¿Sostienes la causa de Jesucristo contra los ataques de los impíos y de los libertinos? ¿Al oírte hablar, no se te tomaría más bien por un discípulo de Epicuro, por un orgulloso, por un avaro, que por un discípulo de Jesucristo? Pesa todas tus palabras antes de pronunciarlas. Rendirás cuenta a Dios aun de la menor palabra inútil. Ninguna digas que sea indigna de un cristiano, imitador de Jesucristo.

III. ¿Tus acciones están de acuerdo con la santidad de tu fe? Ser cristiano es vivir como Jesucristo, obrar como Él, sufrir como Él. Vana es tu fe si las buenas obras no la acompañan. Sin embargo, vives como un pagano y un infiel. ¿Se diría que Crees en el infierno, que esperas el paraíso, viendo la facilidad con que ofendes a Dios, y el amor que tienes a la tierra? Recuerda el hermoso pensamiento de San Malaquías: En vano soy cristiano si no imito a Jesucristo.

La guarda de los Mandamientos 
Orad
 por los cismáticos.

ORACIÓN
Dios todopoderoso, haced, os suplicamos, que la augusta solemnidad del bienaventurado Apolinario, vuestro confesor pontífice, aumente en nosotros el espíritu de piedad y el deseo de la salvación. Por N. S. J. C. Amén


  • * Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. Tomo I, (Ed. ICTION, Buenos Aires, 1982)
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BAUTISMO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO








CONMEMORACIÓN DEL BAUTISMO
DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO












Estaba San Juan Bautista en las orillas del Jordán bautizando y exhortando a penitencia, cuando llegó a él el Salvador del mundo, de treinta años de edad. Al acercarse al Bautista, conoció éste, por luz sobrenatural, que el que venía a pedirle el bautismo era el Mesías verdadero; y así, al ver al Salvador, exclamó: Pues qué, Señor, ¿Vos venís a mí a ser bautizado, cuando debo yo ser bautizado de Vos? EL Señor le contestó que convenía sujetarse a los decretos de la divina Sabiduría. Abrióse el Cielo y vio San Juan que el Espíritu Santo bajaba sobre Jesucristo en figura de paloma, y al mismo tiempo oyó una voz que decía: Este es mi Hijo querido, en el que tengo Yo todas mis complacencias.
Bautizándose Jesús, nos enseñó la necesidad del bautismo para todos, y además su humildad, autorizó el bautismo del Bautista; el Espíritu Santo declaró la divinidad del Salvador, y por último, santificó las aguas habilitándolas para redimir los pecados.






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