Ésta es la voluntad de Dios, que obrando
bien, tapeis
la boca a la ignorancia de los hombres necios.
(1 Pedro, 2,15).
la boca a la ignorancia de los hombres necios.
(1 Pedro, 2,15).
He aquí el modelo del orador cristiano; escucha sus palabras, imita sus
ejemplos. A nadie deja de fustigar, porque a nadie teme; sus palabras son de
oro todas, de oro abrasado por el fuego del Espíritu Santo. Su elocuencia es
divina, inquebrantable su paciencia, su vida toda celestial. Aconteció su
muerte en el año 407.
MEDITACIÓN
SOBRE EL BUEN EJEMPLO
SOBRE EL BUEN EJEMPLO
I. San Juan Crisóstomo predicaba
tanto con sus ejemplos como con sus discursos. El buen ejemplo produce tres
diferentes impresiones en nuestro espíritu. Nos hace amar lo que admiramos,
pues la virtud tiene encantos que arrebatan nuestro corazón; en segundo lugar,
nos hace falta desear llegar a ser semejantes a los que admiramos; en fin,
facilita la práctica de la virtud. Cada uno de nosotros querría ser virtuoso si
no existieran las dificultades que imaginamos que encontraremos en el camino de
la virtud. El buen ejemplo derriba este obstáculo al mostrar que no es difícil
hacer lo que tantos jóvenes y tantas personas delicadas hacen sin pena, y aun
con placer. Ánimo, alma mía, nada han hecho los santos que no puedas llevar a
cabo con la gracia de Dios.
II. Nada podemos hacer que sea más
agradable a Dios, más útil al prójimo y a la salvación de nuestra alma, que
predicar la virtud con nuestro ejemplo. Los justos, dice San Juan Crisóstomo,
son cielos que narran la gloria de Dios y dan a conocer su poder y su bondad.
Acaban la obra de la Redención, convirtiendo al prójimo mediante su vida santa.
¡Qué felicidad para ti, poder contribuir con tus buenos ejemplos a la
conversión de un alma por la cual ha muerto Jesucristo, y que sin ti no hubiera
aprovechado la sangre derramada por el Salvador! ¿Dejará Dios de recompensar tu
celo?
III. Realiza todas tus acciones por el
doble motivo de agradar a Dios y edificar al prójimo. Suprime tus
acciones, aun las indiferentes, que puedan escandalizar a tu hermano. ¡Jesucristo
murió por él, y tú no te quieres privar de un pequeño placer para contribuir a
su santificación! Señor, si no puedo predicar la modestia y la humildad desde
el púlpito, las predicaré mediante una vida humilde, mediante un exterior
modesto y recatado. Es el medio con que cuento para imitaros, oh Señor Jesús, a
Vos que durante treinta años nos habéis enseñado con vuestro ejemplo, y que
sólo durante los tres últimos años de vuestra vida predicasteis. El testimonio de la vida es más
eficaz que el de la lengua: cuando la lengua calla, hablan los actos. (San Cipriano).
El respeto por la palabra de Dios
Orad por los predicadores.
Orad por los predicadores.
ORACIÓN
Señor, dignaos difundir cada vez más
las riquezas de vuestra gracia en vuestra Iglesia, que habéis querido ilustrar
con los gloriosos méritos y doctrina de vuestro confesor San Juan
Crisóstomo. Por N. S. J. C. Amén.