miércoles, 7 de junio de 2023

SAN ROBERTO, Abad



7 de Junio
SAN ROBERTO,
Abad

  He venido a poner fuego en la tierra:
y
 ¿qué he de querer sino que arda?
(Lucas, 12, 49).

   San Roberto, abad de Newminster, distinguióse entre todos los religiosos de su Orden por su fervor y su piedad; todos tenían puestos en él sus ojos y lo tomaban por modelo. Sin cesar recomendaba a Dios las almas a su cargo; noche y día pedía con lágrimas la santificación de ellas. Murió el 7 de junio de 1159. Diversos milagros atestiguaron ante los hombres su santidad y la gloria que gozaba junto a Dios.

MEDITACIÓN SOBRE EL FERVOR  

   I. Tener fervor en el servicio de Dios, es hacer todo lo que Dios nos pide con ardor, con prontitud y con alegría. Un hombre fervoroso vuela allí donde le llama el deber. Busca grandes ocasiones de dar a Dios pruebas de su amor; no desprecia las pequeñas; nada le parece difícil, por nada tiene lo que ya ha hecho, arde en deseos de hacer algo más heroico en lo por venir para la gloria de Jesucristo. ¿Te hallas en estas disposiciones? Estuviste en ellas, ¿por qué no has perseverado? Vuelve lo antes posible a ese primer estado de fervor del que te relajaste.

   II. Un hombre fervoroso resiste generosamente a todas las tentaciones; un hombre tibio y flojo sucumbe en ellas. Nada cuesta a un cristiano que está animado de este hermoso fuego: todo incomoda a un cristiano frío, todo le parece difícil e insoportable. El hombre fervoroso está siempre feliz y siempre contento, porque Dios derrama en su alma consolaciones celestiales para recompensarlo por los placeres del mundo que le sacrifica; el cristiano flojo y tibio no goza de los consuelos del Cielo, porque no es lo suficientemente fiel a Dios como para merecerlos.

   III. El medio para encender el fervor en tu corazón es, en primer lugar, servir a Dios cada día como si cada día comenzases a servirle; es olvidar el poco bien qué ya hayas hecho, es considerarte como un servidor inútil. Compara lo que has hecho por Dios con lo que Jesucristo ha hecho por ti. En segundo lugar, cada día sirve a Dios como si fuese el último de tu vida. ¿Qué harías ahora si estuvieras seguro de morir mañana?
El fervor
Orad
 por los que trabajan
en la salvación de las almas.

ORACIÓN

  Haced, os lo suplicamos, Señor, que la intercesión del bienaventurado Roberto, abad, nos haga agradables a Vuestra Majestad, a fin de que obtengamos por sus oraciones las gracias que no podemos esperar de nuestros méritos.

MIÉRCOLES DE LA NOVENA SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA
Llegaron las oraciones de los dos a la presencia gloriosa del Dios Altísimo

Lectura del libro de Tobías 3, 1-11. 24-25

En aquellos días, Tobías se echó a llorar; rezaba entre sollozos y decía: Señor, tú eres justo y justas son tus sentencias;  actúas siempre con misericordia, con lealtad y con justicia.
Señor, acuérdate de mí; no me castigues por mis pecados,  no tengas en cuenta mis culpas ni las de mis padres.
Por desobedecer tus mandamientos nos entregaste al saqueo, al destierro y a la muerte;  nos hiciste refrán y burla de las naciones donde nos dispersaste.
Señor, tus sentencias son graves, pues no cumplimos tus mandamientos ni nos portamos lealmente contigo.
Señor, haz de mí lo que quieras, hazme expirar en paz, que prefiero la muerte a la vida.
Aquel mismo día Sara, hija de Ragüel, vecino de Ragués, ciudad de Media, tuvo que soportar también los insultos de una criada de su padre; en efecto, Sara se había casado siete veces, y el demonio Asmodeo había ido matando a todos sus maridos, apenas se acercaban a el1a.
Pues bien, Sara regañó a la criada con razón, pero ésta replicó así: 

—¡Que no veamos nunca sobre la tierra hijo ni hija tuya, asesina de tus maridos! ¿Es que quieres matarme también a mí, lo mismo que mataste ya a siete hombres?
Oyendo esto, Sara subió al piso de arriba de su casa y estuvo tres días y tres noches sin comer ni beber; lloraba y rezaba sin cesar, pidiéndole a Dios que la librase de semejante baldón.
Por entonces llegaron las oraciones de los dos a la presencia gloriosa del Dios Altísimo y fue enviado el santo ángel Rafael a curarlos a los dos, que habían elevado sus oraciones a Dios al mismo tiempo.

Palabra de Dios.


Salmo responsorial Sal 24, 2-3a. 4-5ab. 6-7bc. 8-9
V/. A ti, Señor, levanto mi alma.
R/. A ti, Señor, levanto mi alma.


V/. Dios mío, en ti confío, no quede yo defraudado, que no triunfen de mí mis enemigos; pues los que esperan en ti no quedan defraudados, mientras que el fracaso malogra a los traidores. R/.


V/. Señor, enséñame tus caminos, instrúyeme en tus sendas, haz que camine con lealtad; enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador. R/.


V/. Recuerda, Señor, que tu ternura y misericordia son eternas; acuérdate de mí con misericordia, por tu bondad, Señor. R/.


V/. El Señor es bueno y recto, y enseña el camino a los pecadores; hace caminar a los humildes con rectitud, enseña su camino a los humildes. R/.


EVANGELIO
No es Dios de muertos, sino de vivos
+Lectura del santo Evangelio según San Marcos 12, 18-27
En aquel tiempo, se acercaron a Jesús saduceos, de los que dicen que no hay resurrección, y le preguntaron: Maestro, Moisés nos dejó escrito: «Si a uno se le muere su hermano, dejando mujer pero no hijos, cásese con la viuda y dé descendencia a su hermano» Pues bien, había siete hermanos: el primero se casó y murió sin hijos; el segundo se casó con la viuda y murió también sin hijos; lo mismo el tercero; y ninguno de los siete dejó hijos. Por último murió la mujer.
Cuando llegue la resurrección y vuelvan a la vida, ¿de cuál de ellos será mujer? Porque los siete han estado casados con el1a.
Jesús les respondió: Estáis equivocados, porque no entendéis la Escritura ni el poder de Dios.
Cuando resuciten, ni los hombres ni las mujeres se casarán; serán como ángeles del cielo.
Y a propósito de que los muertos resucitan, ¿no habéis leído en el libro de Moisés, en el episodio de la zarza, lo que le dijo Dios: «Yo soy el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob» ? No es Dios de muertos, sino de vivos.
Estáis muy equivocados.
Palabra del Señor.