sábado, 3 de marzo de 2012

SANTA CUNEGUNDA, Emperatriz de Alemania, Viuda



3 de marzo

SANTA CUNEGUNDA,
Emperatriz de Alemania, Viuda
Queridísimos, os conjuro a que os abstengáis
de los deseos de la carne, que combaten
contra el alma.
(1 Pedro, 2,11).




Santa Cunegunda dio un espectáculo verdaderamente digno de los ángeles observando, en medio de las delicias de la corte, castidad perpetua con San Enrique su esposo. La calumnia se empeñó en hacer que su virtud se hiciese sospechosa ante los ojos de este príncipe; mas, Cunegunda, llena de confianza en Dios, probó su inocencia caminando descalza, sin quemarse, sobre rejas de arado calentadas al rojo. Después de la muerte de San Enrique, esta purísima paloma, se retiró a un monasterio como buscando asilo para su virginidad. Murió en el año 1039.

MEDITACIÓN SOBRE
LA CASTIDAD

I. Es muy difícil vivir castamente en medio de las delicias del mundo; no te creas que conservarás sin esfuerzo ese precioso tesoro de tu pureza. Serás atacado día y noche, en todo tiempo, en todo lugar, a toda edad de tu vida; mas, esta virtud, que te hace semejante a los ángeles, bien merece que se realicen los mayores esfuerzos para conservarla. Reguemos este hermoso lirio de nuestros desvelos, con nuestras lágrimas y nuestra sangre, si fuese necesario, antes que dejarlo marchitar.

II. Lo que es difícil para la fragilidad humana, se hace fácil con el auxilio del Cielo. Es verdad que nadie podría ser casto, si Dios no le diera esa gracia; pero Dios no deja de hacer esta merced a quienes se la piden y trabajan seriamente en su adquisición. Desconfía de ti mismo, humíllate, implora el auxilio del Cielo, y Dios te dará las gracias necesarias para someter la carne al espíritu. Evita sobre todo las faltas menores: todo es peligroso; el tesoro que llevas se encierra en vaso de arcilla: una nonada te lo puede hacer perder.

III. Huye prontamente de las ocasiones en las que peligra la santa virtud. Apenas San Enrique hubo dado su último suspiro, dejó Cunegunda la corte para refugiarse en un monasterio. Huye si quieres vencer; no te confíes en las victorias pasadas: basta una mirada para perderte; no eres más sabio que Salomón, ni más santo que David, que fueron vencidos por el demonio de la impureza. En fin, si el fuego de las pasiones arde en tus huesos, date prisa a apagarlo con el recuerdo del fuego eterno. (San Pedro Damián).

La castidad
Orad
por las vírgenes.

ORACIÓN
Escuchadnos, oh Dios nuestro Salvador, a fin de que la fiesta de nuestra Virgen Cunegunda, al regocijar nuestra alma, desarrolle en ella los sentimientos de una tierna devoción. Por J. C. N. S. Amén.

SÁBADO I SEMANA CUARESMA


SÁBADO

PRIMERA LECTURA
Serás el pueblo santo del Señor
Lectura del libro del Deuteronomio 26, 16-19
Moisés habló al pueblo, diciendo:
– «Hoy te manda el Señor, tu Dios,
que cumplas estos mandatos y decretos.
Guárdalos y cúmplelos
con todo el corazón y con toda el alma.
Hoy te has comprometido a aceptar lo que el Señor te propone:
Que él será tu Dios, que tú irás por sus caminos,
guardarás sus mandatos, preceptos y decretos,
y escucharás su voz.
Hoy se compromete el Señor a aceptar lo que tú le propones:
Que serás su propio pueblo, como te prometió,
que guardarás todos sus preceptos,
que él te elevará en gloria, nombre y esplendor,
por encima de todas las naciones que ha hecho,
y que serás el pueblo santo del Señor,
como ha dicho.»

Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 118, 1-2. 4-5. 7-8 (R.: cf. 1)
R. Dichoso el que camina en la voluntad del Señor.
Dichoso el que, con vida intachable,
camina en la voluntad del Señor;
dichoso el que, guardando sus preceptos,
lo busca de todo corazón. R.
Tú promulgas tus decretos
para que se observen exactamente.
Ojalá esté firme mi camino,
para cumplir tus consignas. R.
Te alabaré con sincero corazón
cuando aprenda tus justos mandamientos.
Quiero guardar tus leyes exactamente,
tú, no me abandones. R.

Versículo antes del evangelio 2Co 6, 2b
Ahora es tiempo favorable,
ahora es día de salvación.

EVANGELIO
Sed perfectos como vuestro Padre celestial
+ Lectura del santo evangelio según san Mateo 5, 43-48
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
– «Habéis oído que se dijo: "Amarás a tu prójimo" y aborrecerás a tu enemigo.
Yo, en cambio, os digo: Amad a vuestros enemigos, y rezad por los que os persiguen. Así seréis hijos de vuestro Padre que está en el cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos.
Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y si saludáis sólo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto.»

Palabra del Señor.