sábado, 17 de agosto de 2013

DOMINGO XX DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA
Me engendraste hombre de pleitos para todo el país
Lectura del libro de Jeremias 38, 4-6. 8-10
En aquellos días, los príncipes dijeron al rey:
—«Muera ese Jeremías, porque está desmoralizando a los soldados que quedan en la ciudad y a todo el pueblo, con semejantes discursos. Ese hombre no busca el bien del pueblo, sino su desgracia.»
Respondió el rey Sedecías:
— «Ahí lo tenéis, en vuestro poder: el rey no puede nada contra vosotros.»
Ellos cogieron a Jeremías y lo arrojaron en el aljibe de Malquías, príncipe real, en el patio de la guardia, descolgándolo con sogas. En el aljibe no había agua, sino lodo, y Jeremías se hundió en el lodo.
Ebedmelek salió del palacio y habló al rey:
—«Mi rey y señor, esos hombres han tratado inicuamente al profeta Jeremías, arrojándolo al aljibe, donde morirá de hambre, porque no queda pan en la ciudad.»
Entonces el rey ordeno a Ebedmelek, el cusita:
—«Toma tres hombres a tu mando, y sacad al profeta Jeremías del aljibe, antes de que muera.»
Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 39, 2. 3. 4. 18 (R.: 14b)
R Señor, date prisa en socorrerme.
Yo esperaba con ansia al Señor; él se inclinó y escuchó mi grito. R.
Me levantó de la fosa fatal, de la charca fangosa; afianzó mis pies sobre roca, y aseguró mis pasos. R.
Me puso en la boca un cántico nuevo, un himno a nuestro Dios. Muchos, al verlo, quedaron sobrecogidos y confiaron en el Señor. R.
Yo soy pobre y desgraciado, pero el Señor se cuida de mí; tú eres mi auxilio y mi liberación: Dios mío, no tardes. R.

SEGUNDA LECTURA
Corramos en la carrera que nos toca, sin retirarnos
Lectura de la carta a los Hebreos 12, 1-4
Hermanos:
Una nube ingente de testigos nos rodea: por tanto, quitémonos lo que nos estorba y el pecado que nos ata, y corramos en la carrera que nos toca, sin retirarnos, fijos los ojos en el que inició y completa nuestra fe: Jesús, que, renunciando al gozo inmediato, soportó la cruz, despreciando la ignominia, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios.
Recordad al que soportó la oposición de los pecadores, y no os canséis ni perdáis el
ánimo.
Todavía no habéis llegado a la sangre en vuestra pelea contra el pecado.
Palabra de Dios.

Aleluya Jn 10, 27
Mis ovejas escuchan mi voz —dice el Señor—, y yo las conozco, y ellas me siguen.

EVANGELIO
No he venido a traer paz, sino división
+ Lectura del santo evangelio según san Lucas 12, 49-53
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
—«He venido a prender fuego en el mundo, ¡y ojalá estuviera ya ardiendo! Tengo que pasar por un bautismo, ¡y qué angustia hasta que se cumpla!
¿Pensáis que he venido a traer al mundo paz? No, sino división.
En adelante, una familia de cinco estará dividida: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra.»
Palabra del Señor.

SÁBADO DE LA DECIMONOVENA SEMANA


PRIMERA LECTURA
Elegid hoy a quién queréis servir
Lectura del libro de Josué 24, 14-29
En aquellos días, Josué continuó hablando al pueblo: Pues bien: Temed al Señor; servidle con toda sinceridad; quitad de en medio los dioses a los que sirvieron vuestros padres al otro lado del río y en Egipto; y servid al Señor.
Y si os resulta duro servir al Señor, elegid hoy a quién queréis servir: a los dioses que sirvieron vuestros padres al otro lado del río, o a los dioses del los amorreos en cuyo país habitáis; que yo y mi casa serviremos al Señor.
El pueblo respondió: ¡Lejos de nosotros abandonar al Señor para ir a servir a otros dioses! Porque el Señor nuestro Dios es quien nos sacó, a nosotros y a nuestros padres, de la esclavitud dé Egipto; quien hizo ante nuestros ojos aquellos grandes prodigios y nos guardó en todo nuestro peregrinar y entre todos los pueblos que atravesamos.
El Señor expulsó ante nosotros a los pueblos amorreos que habitaban el país.
También nosotros serviremos al Señor; ¡es nuestro Dios! Y Josué dijo al pueblo: No lograréis servir al Señor, porque es un Dios santo, un Dios celoso.
No perdonará vuestros delitos ni vuestros pecados Si abandonáis al Señor y servís a dioses extranjeros, se volverá contra vosotros y, después de haberos tratado bien, os maltratará y os aniquilará.
El pueblo le respondió: ¡No! Serviremos al Señor.
Josué insistió: Sois testigos contra vosotros mismos de que habéis elegido servir al Señor.
Respondieron: ¡Somos testigos! Pues bien, quitad de en medio los dioses extranjeros que conserváis, y poneos de parte del Señor Dios de Israel.
El pueblo respondió: Serviremos al Señor nuestro Dios y le obedeceremos!
Aquel día Josué selló el pacto con el pueblo, y les dio leyes y mandatos en Siquén.
Escribió las cláusulas en el Libro de la Ley de Dios, cogió una gran piedra, y la erigió allí, bajo la encina del santuario del Señor, y dijo a todo el pueblo: Mirad esta piedra, que será testigo contra vosotros, porque ha oído todo lo que el Señor nos ha dicho.
Será testigo contra vosotros, para que no podáis renegar de vuestro Dios.
Luego despidió al pueblo, cada cual a su heredad.
Algún tiempo después murió Josué hijo de Nun, siervo del Señor, a la edad de ciento diez años.
Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 15, 1-2a y 5. 7-8. 11.
V/. Tú eres, Señor, mi heredad.
R/. Tú eres, Señor, mi heredad.
V/. Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.
Yo digo al Señor: «Tú eres mi bien». El Señor es el lote de mi heredad y mi cáliz, mi suerte está en tu mano. R/.
V/. Bendeciré al Señor que me aconseja, hasta de noche me instruye internamente.
Tengo siempre presente al Señor, con él a mi derecha no vacilaré. R/.
V/. Me enseñarás el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia, de alegría perpetua a tu derecha. R/.

EVANGELIO
No impidáis a los niños acercarse a mí; de los que son como ellos es el Reino de los Cielos
+ Lectura del santo Evangelio según San Mateo 19, 13-15
En aquel tiempo, le presentaron unos niños a Jesús para que les impusiera las manos y rezara por ellos, pero los discípulos les regañaban.
Jesús dijo: Dejadlos, no impidáis a los niños acercarse a mí; de los que son como ellos es el Reino de los Cielos.
Les impuso las manos y se marchó de allí.
Palabra del Señor.