viernes, 4 de abril de 2014

SAN BENITO DE PALERMO

4 de abril
SAN BENITO DE PALERMO
   El glorioso san Benito de Palermo, llamado también San Benito El Moro o San Benito El Negro, porque era de este color a semejanza de los etíopes, nació en la aldea llama da San Filadelfo del obispado de Messina, de padres moros de linaje, pero que profesaban la ley cristiana. Mozo era todavía cuando para seguir el llamamiento del Señor vendió su hacienda, repartió el precio de ella a los pobres y se retiró a una soledad, juntándose con unos varones piadosos que por concesión apostólica vivían allí bajo la regla de san Francisco de Asís. Perseveró en esta vida santa y penitente por espacio de cuarenta años, hasta que el Papa Pío IV, ordenó que aquellos solitarios que habían profesado el instituto de san Francisco se agregasen a una de las órdenes religiosas aprobadas por decretos pontificios. Entonces se retiró san Benito a Palermo, en el convento de Menores Observantes de santa María de Jesús, y allí resplandeció a los ojos de sus religiosos hermanos como un acabado ejemplar de todas las virtudes. Ejercitábase con singular gozo en los oficios más bajos y humildes: ayunaba constantemente las siete cuaresmas anuales prescritas por el patriarca san Francisco; su cama era la tierra desnuda, su sueño breve, su hábito el más raído y desechado, extremado su amor a la pobreza, angelical su castidad y recato, su oración continua, porque en todas las cosas no buscaba sino a Dios, no deseaba sino a Dios, en cuya presencia estaba, y a quien hablaba con dulces lágrimas y amorosos suspiros del alma. Hiciéronle prelado del mismo convento de santa María de Jesús, y aunque era lego y hombre sin letras, gobernó con tanta prudencia, caridad y gracia del Señor aquella comunidad, que llevó adelante con gran conformidad de todos la reforma y estrictísima observancia de su Regla. A todos sus religiosos animaba el santo con sus heroicas virtudes, y con la suavidad de su gobierno, de manera que aquel convento no parecía sino una morada de santos que hacían en ella vida de ángeles. Finalmente, habiendo profetizado el día y hora en que el Señor quería llevarle para sí, recibió con grande fervor los sacramentos de la Iglesia y el entregó su purísima alma al Creador, a la edad de sesenta y tres años. Su sagrado cuerpo se conserva entero, y despidiendo suave olor, en la ciudad de Palermo, donde empezó a ser solemnemente venerado. Su culto se extendió después no sólo por toda Sicilia, sino también por España, Portugal, Brasil, Méjico y Perú, hasta que en 1807 el Papa Pío VII le puso en el catálogo de los santos.

REFLEXIÓN
   ¡Un santo negro! ¡un alma hermosísima en un cuerpo feo!, ¡un corazón precioso, morada del Señor de los ángeles en un hombre de raza mora y parecido a los etíopes! ¡Ah!, ¡y qué poco repara nuestro Señor en estas cosas de que se avergüenzan y deshonran los hombres! ¿Qué importa que el cuerpo corruptible y mortal sea feo o hermoso, con tal que el alma conserve la imagen y semejanza de Dios? Esta es la belleza inmarcesible que debemos desear y procurar, porque así como el alma muerta por el pecado es asquerosa como un cadáver podrido, horrible como un demonio, y tan horrorosa, que si se apareciese como es, mataría de espanto a los que la viesen; así el alma santificada por la gracia divina es mas bella que el sol, hermosísima como un ángel y tan semejante al ser Divino, que, si la viésemos con nuestros ojos, la tomaríamos por retrato del mismo Dios. 
  
ORACIÓN
   Oye, Señor, las súplicas que te hacemos en la solemnidad del bienaventurado Benito, tu confesor, para que los que no confiamos en nuestras virtudes, seamos ayudados por los ruegos de aquel santo que fue de tu agrado.  Por J. C. N. S.

 Fuente: "FLOS SANCTORUM DE LA FAMILIA CRISTIANA", Las vidas de los Santos y principales festividades del año, ilustradas con otros tantos grabados y acompañadas de piadosas reflexiones y de las Oraciones litúrgicas de la Iglesia) del P. Francisco de Paula Morell, S. J. Ed. Difusión, Bs. As., 1943.

VIERNES DE LA CUARTA SEMANA DE CUARESMA


PRIMERA LECTURA
Lo condenaremos a muerte ignominiosa
Lectura del libro de la Sabiduría 2, 1a. 12-22
Se dijeron los impíos, razonando equivocadamente: «Acechemos al justo, que nos resulta incómodo: se opone a nuestras acciones, nos echa en cara nuestros pecados, nos reprende nuestra educación errada; declara que conoce a Dios y se da el nombre de hijo del Señor; es un reproche para nuestras ideas y sólo verlo da grima; lleva una vida distinta de los demás, y su conducta es diferente; nos considera de mala ley y se aparta de nuestras sendas como si fueran impuras; declara dichoso el fin de los justos y se gloria de tener por padre a Dios. Veamos si sus palabras son verdaderas, comprobando el desenlace de su vida. Si es el justo hijo de Dios, lo auxiliará y lo librará del poder de sus enemigos; lo someteremos a la prueba de la afrenta y la tortura, para comprobar su moderación y apreciar su paciencia; lo condenaremos a muerte ignominiosa, pues dice que hay quien se ocupa de él.»
Así discurren, y se engañan, porque los ciega su maldad; no conocen los secretos de Dios, no esperan el premio de la virtud ni valoran el galardón de una vida intachable.
Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 33, 17-18. 19-20. 21 y 23 (R/.: 19a)
R. El Señor está cerca de los atribulados.
El Señor se enfrenta con los malhechores, para borrar de la tierra su memoria. Cuando uno grita, el Señor lo escucha y lo libra de sus angustias. R/.
El Señor está cerca de los atribulados, salva a los abatidos. Aunque el justo sufra muchos males, de todos lo librará el Señor. R.
Él cuida de todos sus huesos, y ni uno solo se quebrará. El Señor redime a sus siervos, no será castigado quien se acoge a él. R.

Versículo antes del evangelio Mt 4, 4b
No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.

EVANGELIO
Intentaban agarrarlo, pero todavía no había llegado su hora
 +Lectura del santo evangelio según san Juan 7, 1-2. 10. 25-30
En aquel tiempo, recorría Jesús la Galilea, pues no quería andar por Judea porque los judíos trataban de matarlo. Se acercaba la fiesta judía de las tiendas.
Después que sus parientes se marcharon a la fiesta, entonces subió él también, no abiertamente, sino a escondidas.
Entonces algunos que eran de Jerusalén dijeron:
—«¿No es éste el que intentan matar? Pues mirad cómo habla abiertamente, y no le dicen nada. ¿Será que los jefes se han convencido de que éste es el Mesías? Pero éste sabemos de dónde viene, mientras que el Mesías, cuando llegue, nadie sabrá de dónde viene.»
Entonces Jesús, mientras enseñaba en el templo, gritó:
—«A mí me conocéis, y conocéis de dónde vengo. Sin embargo, yo no vengo por mi cuenta, sino enviado por el que es veraz; a ése vosotros no lo conocéis; yo lo conozco, porque procedo de él, y él me ha enviado.»
Entonces intentaban agarrarlo; pero nadie le pudo echar mano, porque todavía no había llegado su hora.
Palabra del Señor.