sábado, 9 de febrero de 2013

DOMINGO V DEL TIEMPO ORDINARIO


 

PRIMERA LECTURA

Aquí estoy, mándame

Lectura del Profeta Isaías 6, 1-2a. 3-8
El año de la muerte del rey Ozías, vi al Señor sentado sobre un trono alto y excelso: la orla de su manto llenaba el templo.
Y vi serafines en pie junto a él.
Y se gritaban uno a otro diciendo:
–¡Santo, santo, santo, el Señor de los Ejércitos,
la tierra está llena de su gloria!
Y temblaban las jambas de las puertas
al clamor de su voz,
y el templo estaba lleno de humo.
Yo dije:
–¡Ay de mí, estoy perdido!
Yo, hombre de labios impuros,
que habito en medio de un pueblo de labios impuros,
he visto con mis ojos al Rey y Señor de los Ejércitos.
Y voló hacia mí uno de los serafines,
con un ascua en la mano,
que había cogido del altar con unas tenazas;
la aplicó a mi boca y me dijo:
–Mira: esto ha tocado tus labios,
ha desaparecido tu culpa,
está perdonado tu pecado.
Entonces escuché la voz del Señor, que decía:
–¿A quién mandaré? ¿Quién irá por mí?
Contesté:
–Aquí estoy, mándame.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 137, 1-2a, 2bc-3. 4-5- 7c-8

R.  Delante de los ángeles tañeré para ti, Señor.


Te doy gracias, Señor, de todo corazón;
delante de los ángeles tañeré para ti,
me postraré hacia tu santuario. R.
Daré gracias a tu nombre
por tu misericordia y tu lealtad.
Cuando te invoqué, me escuchaste,
acreciste el valor en mi alma. R.
Que te den gracias, Señor, los reyes de la tierra,
al escuchar el oráculo de tu boca;
canten los caminos del Señor,
porque la gloria del Señor es grande. R.
Extiendes tu brazo y tu derecha me salva.
El Señor completará sus favores conmigo:
Señor, tu misericordia es eterna,
no abandones la obra de tus manos. R.

SEGUNDA LECTURA

Esto es lo que predicamos; esto es lo que habéis creído

Lectura de la primera carta del Apóstol San Pablo a los Corintios 15, 1-11

Hermanos:
Os recuerdo el Evangelio que os proclamé y que vosotros aceptasteis, y en el que estáis fundados, y que os está salvando, si es que conserváis el Evangelio que os proclamé; de lo contrario, se ha malogrado nuestra adhesión a la fe.
Porque lo primero que yo os transmití, tal como lo había recibido, fue esto: que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según las Escrituras; que se le apareció a Cefas y más tarde a los Doce; después se apareció a más de quinientos hermanos juntos, la mayoría de los cuales viven todavía, otros han muerto; después se le apareció a Santiago, después a todos los Apóstoles; por último, como a un aborto, se me apareció también a mí.
Porque yo soy el menor de los Apóstoles, y no soy digno de llamarme apóstol, porque he perseguido a la Iglesia de Dios.
Pero por la gracia de Dios soy lo que soy y su gracia no se ha frustrado en mí. Antes bien, he trabajado más que todos ellos. Aunque no he sido yo, sino la gracia de Dios conmigo. Pues bien; tanto ellos como yo esto es lo que predicamos; esto es lo que habéis creído.

Palabra de Dios.



Aleluya Mt 4, 19
Aleluya, aleluya.
Venid en pos de Mí, dice el Señor,
y haré que vosotros seáis pescadores de hombres.

EVANGELIO
Dejándolo todo, lo siguieron
+ Lectura del santo Evangelio según San Lucas 5, 1-11
En aquel tiempo, la gente se agolpaba alrededor de Jesús para oír la Palabra de Dios, estando él a orillas del lago de Genesaret; y vio dos barcas que estaban junto a la orilla: los pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes.
Subió a una de las barcas, la de Simón, y le pidió que la apartara un poco de tierra. Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente.
Cuando acabó de hablar, dijo a Simón:
–Rema mar adentro y echad las redes para pescar.
Simón contestó:
–Maestro, nos hemos pasado la noche bregando y no hemos cogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes.
Y, puestos a la obra, hicieron una redada de peces tan grande, que reventaba la red. Hicieron señas a los socios de la otra barca, para que vinieran a echarles una mano. Se acercaron ellos y llenaron las dos barcas, que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se arrojó a los pies de Jesús, diciendo:
–Apártate de mí, Señor, que soy un pecador.
Y es que el asombro se había apoderado de él y de los que estaban con él, al ver la redada de peces que habían cogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón.
Jesús dijo a Simón:
–No temas: desde ahora, serás pescador de hombres.
Ellos sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron.

Palabra del Señor.

SÁBADO DE LA CUARTA SEMANA



PRIMERA LECTURA
Que el Dios de la paz, que hizo subir de entre los muertos al gran pastor,
os ponga a punto en todo bien
Lectura de la carta a los Hebreos 13, 15-17. 20-21
Hermanos:
Por medio de Jesús ofrezcamos continuamente a Dios
un sacrificio de alabanza,
es decir, el fruto de unos labios
que profesan su nombre.
No os olvidéis de hacer el bien
y de ayudaros mutuamente;
esos son los sacrificios
que agradan a Dios.
Obedeced con docilidad a vuestros jefes,
pues son responsables de vuestras almas
y velan por ellas;
así lo harán con alegría y sin lamentarse,
con lo que salís ganando.
Que el Dios de la paz,
que hizo subir de entre los muertos
al gran pastor de las ovejas,
nuestro Señor Jesús,
en virtud de la sangre de la alianza eterna,
os ponga a punto en todo bien
para que cumpláis su voluntad.
El realizará en nosotros
lo que es de su agrado
por medio de Jesucristo;
a él la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 22, 1-3a.3b-4. 5. 6
R.  El Señor es mi pastor, nada me falta.

El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas. R.
Me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan. R.
Preparas una mesa ante mí
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi cáliz rebosa. R.
Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término. R.

EVANGELIO
Andaban como ovejas sin pastor
+ Lectura del santo Evangelio según San Marcos 6, 30-34
En aquel tiempo, los Apóstoles volvieron a reunirse con Jesús, y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado.
El les dijo:
–Venid vosotros solos a un sitio tranquilo a descansar un poco.
Porque eran tantos los que iban y venían, que no encontraban tiempo ni para comer.
Se fueron en barca a un sitio tranquilo y apartado.
Muchos los vieron marcharse y los reconocieron; entonces de todas las aldeas fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron.
Al desembarcar, Jesús vio una multitud y le dio lástima de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles con calma.
Palabra del Señor.