Pedid y se os dará; buscad y hallaréis;
llamad y se os abrirá.
(Mateo, 7,7).
llamad y se os abrirá.
(Mateo, 7,7).
Santa María Salomé tenía tanto amor por
Jesucristo, que le siguió hasta el Calvario, con Santa María Magdalena y María,
madre de Santiago. Así, en el momento en que los discípulos abandonaban al
Salvador, esta santa mujer le permaneció fiel. Ella proporcionó perfumes para
ungir el cuerpo de Jesucristo y, el domingo, fue al santo sepulcro muy de
mañana con sus dos compañeras. Allí, encontraron a un ángel que les anunció la
resurrección de Jesucristo.
I. Hay que buscar a Dios en todos
nuestros actos, siguiendo el ejemplo de María Salomé que lo siguió durante su
vida, lo buscó en el Calvario y lo honró en la tumba. Fuera de Dios, ¿hay acaso
algo en este mundo que merezca tus cuidados y afanes? Todo el resto pasa; todo
el resto ha sido creado para tu uso y no para ser tu último fin. Los bienes del
mundo son vanos y falaces, sólo sus males son verdaderos.
II. Estas santas mujeres fueron con
prontitud y muy de mañana al santo sepulcro para buscar en él a Jesús.
Imítalas, conságrate a Dios desde tu juventud, o, si por desgracia has dado al
mundo los más hermosos días de tu vida, di con David: Señor, no te acuerdes de las faltas
e ignorancias de mi juventud. ¡Ay! son grandes y numerosas, porque
no usé sino para ofenderos la inteligencia y la libertad que me disteis para
conoceros y para amaros. Desde que pude ofenderos, no he cesado de cometer
pecados y realizar obras malas. (San Bernardo).
III. ¿Quieres encontrar a Jesús y gozar de
los consuelos de su divina presencia? Búscalo en el Calvario y en la tumba;
búscalo con lágrimas y gemidos, porque lo has perdido entregándote a los
placeres prohibidos. Mundanos, regocijaos tanto como os plazca, yo quiero buscar
a Jesús en los sufrimientos; porque si lo busco en las aflicciones durante mi
vida, lo encontraré en la gloria después de mi muerte. Si nos regocijamos con el siglo, es
de temer que lloremos igualmente con él. (Tertuliano).
La meditación de la Pasión
Orad por vuestros enemigos.
Orad por vuestros enemigos.
ORACIÓN
Escuchadnos, oh Dios Salvador
nuestro, y que la fiesta de la bienaventurada María Salomé, al mismo tiempo que
regocija nuestra alma la enriquezca con los sentimientos de una tierna
devoción. Por J. C. N. S. Amén.