9 de septiembre
SAN PEDRO CLAVER, (*)
Confesor
Confesor
   Escenario de horror. - No hace aún doscientos años
  los periódicos de La Habana publicaron estos avisos en sitio destacado: 
   "Un mulato como de treinta años,
  buen cocinero, sano y con todas tachas, menos ladrón, se cambia por negro,
  mulas, caballos o volanta. En el almacén que era de don Juan Rincón darán
  razón." (Papel periódico 18 enero de 1785). 
   "Buena ocasión." "Se vende
  una mulata de dieciocho años de edad, recién venida del campo, sin vicios
  malos, muy dócil, 500 pesos. Otra mulata de veintiséis años, casada en la
  villa de Santiago, con su cría de cinco meses, en 300 pesos, alcabala y
  escritura y sin incluir la cría". 
   Adelante, señores; 200 piastras vale
  esta linda negra, buena lavadora, 200 piastras, señores. Vedla: es joven
  aún". 
   "¿250 piastras dijo? Es suya...
  ",  y el dueño la empujó y siguió con ella; había
  comprado también un reloj de la sucesión de M. Reynoil y dos sillas. La
  escena sucede en Martinica, comienzos del XVIII. 
   Mercados parecidos tenían lugar en
  Portobello, Jamaica, Lima, Veracruz, Cartagena. Es la esclavitud de la raza
  de color. La trata negrera. El negocio era bueno. Un esclavo, "una pieza
  de Indias", se compraba en África en 1683 por ocho francos y se vendía
  en Cartagena en 100 pesos. Se podían permitir los negreros el lujo "de
  que murieran en el camino las dos terceras partes del cargamento
  humano". 
   El sordo rumor de los encadenados, el
  ambiente fétido "de las calas de los veleros, el dolor de un presente y
  el temor de un futuro sin esperanzas", pensaban que les destinaban a
  morir y de su sangre teñir los navíos, dan una estampa de colores crudos.
  Aragó fue un viajero que vio esta escena:  | 
