| 
  | 
  | 
El que guarda los mandamientos
mora en Dios, y Dios en él.(1 Juan, 3, 24).
mora en Dios, y Dios en él.(1 Juan, 3, 24).
   Nacido en Londres en 1118, Santo Tomás Becket  estudió en Oxford y en París. Llegó a ser canciller de Inglaterra bajo el  reinado de Enrique II y después arzobispo de Cantorbery en 1162. Fue perseguido  por el rey por haber defendido las inmunidades de la Iglesia y se retiró a  Francia por espacio de siete años, alimentándose de legumbres, acostándose en el  duro suelo y llevando siempre un cilicio. Intervino una reconciliación y Santo  Tomás fue finalmente restablecido en su cargo; pero, cuatro semanas después de  su vuelta a Inglaterra, fue asesinado al pie del altar, en 1170. Enrique II  protestó no haber ordenado este crimen y fue descalzo a su tumba al año  siguiente.  
   I. Meditemos en estos tres últimos días del  año, acerca de nuestros deberes para con Dios, para con el prójimo y para con  nosotros mismos. Has sido creado para amar a Dios sobre todas las cosas; éste es  tu único quehacer, todo lo demás nada es. Dime, por favor, ¿qué has hecho  durante este año? Examina tus acciones, tus pensamientos y tus palabras. De días  pasados, de tantas horas transcurridas, cuantas has consagrado al servicio de Dios?  ¡Oh gran Dios! ¡Vos queréis hacerme dichoso eternamente, y yo rehúso serviros  durante los pocos momentos que me quedan de vida!  
   II. ¿Qué has hecho contra Dios? ¿Cuántas veces  has desobedecido a sus mandamientos y rechazado sus inspiraciones? ¿Cuántas  veces has abusado gracias y profanado sus sacramentos? Interroga a tu  conciencia, y di con David: "Contra Vos solo, Dios mío, he pecado". He guardado  las apariencias, he querido contentar a los hombres con una devoción de puro  alarde, pero no he podido con ello contentar a Dios que ve hasta el fondo de mi  alma. He pecado contra Vos solo y he hecho el mal en vuestra presencia. (El Salmista).  
   III. Cuántas cosas pudiste hacer por Dios y no  hiciste! Y sin embargo ¿Pudo acaso Dios hacer por ti más de lo que hizo?  Pongamos, pues, manos a la obra, demos al Señor el resto de nuestra vida.  Bastante hemos trabajado para nuestro cuerpo y para la tierra, hagamos algo para  nuestra alma y para el cielo. Hemos dado un año a nuestro cuerpo, demos  algunos días a nuestra alma; vivamos un poco para Dios, después haber vivido  tanto para el siglo. (San Pedro Crisólogo).  
El amor de Dios 
Orad por el Papa. 
ORACIÓN 
Dios, que habéis visto caer al  glorioso pontífice Tomás bajo la espada de los impíos por la causa de vuestra  Iglesia, haced, os lo conjuramos, que todos imploran su auxilio obtengan el  efecto saludable de sus ruegos. Por J. C. N. S. Amén. 
 | 
Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. Tomo IV, (Ed. ICTION, BuenosAires, 1982)
