sábado, 12 de marzo de 2016

DOMINGO V DE CUARESMA

PRIMERA LECTURA
Mirad que realizo algo nuevo y apagaré la sed de mi pueblo

Lectura del libro de Isaías 43, 16-21

Así dice el Señor, que abrió camino en el mar y senda en las aguas impetuosas;
que sacó a batalla carros y caballos, tropa con sus valientes;
caían para no levantarse, se apagaron como mecha que se extingue.
«No recordéis lo de antaño, no penséis en lo antiguo;
mirad que realizo algo nuevo; ya está brotando, ¿no lo notáis?
Abriré un camino por el desierto, ríos en el yermo.
Me glorificarán las bestias del campo, chacales y avestruces,
porque ofreceré agua en el desierto, ríos en el yermo,
para apagar la sed de mi pueblo, de mi escogido, el pueblo que yo formé, para que proclamara mi alabanza.»
Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 125, 1-2ab. 2cd-3. 4-5. 6 (R.: 3)
R. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Cuando el Señor cambió la suerte de Sión, nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas, la lengua de cantares. R.
Hasta los gentiles decían: «El Señor ha estado grande con ellos.» El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres. R.
Que el Señor cambie nuestra suerte, como los torrentes del Negueb. Los que sembraban con lágrimas cosechan entre cantares. R.
Al ir, iba llorando, llevando la semilla; al volver, vuelve cantando, trayendo sus gavillas. R.

SEGUNDA LECTURA
Por Cristo lo perdí todo, muriendo su misma muerte

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses 3, 8-14

Hermanos:
Todo lo estimo pérdida comparado con la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor.
Por él lo perdí todo, y todo lo estimo basura con tal de ganar a Cristo y existir en él, no con una justicia mía, la de la Ley, sino con la que viene de la fe de Cristo, la justicia que viene de Dios y se apoya en la fe.
Para conocerlo a él, y la fuerza de su resurrección, y la comunión con sus padecimientos, muriendo su misma muerte, para llegar un día a la resurrección de entre los muertos.
No es que ya haya conseguido el premio, o que ya esté en la meta: yo sigo corriendo a ver si lo obtengo, pues Cristo Jesús lo obtuvo para mí.
Hermanos, yo no pienso haber conseguido el premio. Sólo busco una cosa: olvidándome de lo que queda atrás y lanzándome hacia lo que está por delante, corro hacia la meta, para ganar el premio, al que Dios desde arriba llama en Cristo Jesús.
Palabra de Dios.

Versículo antes del evangelio Jl 2, 12-13
Ahora —oráculo del Señor— convertíos a mí de todo corazón, porque soy compasivo y misericordioso.

EVANGELIO
El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra

 +Lectura del santo evangelio según san Juan 8, 1-11

En aquel tiempo, Jesús se retiró al monte de los Olivos. Al amanecer
se presentó de nuevo en el templo, y todo el pueblo acudía a él, y, sentándose, les enseñaba.
Los escribas y los fariseos le traen una mujer sorprendida en adulterio, y, colocándola en medio, le dijeron:
—«Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio.
La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras; tú, ¿qué dices?»
Le preguntaban esto para comprometerlo y poder acusarlo.
Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo.
Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo:
. «El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra.»
E inclinándose otra vez, siguió escribiendo. Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo uno a uno, empezando por los más viejos.
Y quedó solo Jesús, con la mujer, en medio, que seguía allí delante.
Jesús se incorporó y le preguntó: —«Mujer, ¿dónde están tus acusadores?; ¿ninguno te ha condenado?»
Ella contestó:
—«Ninguno, Señor.»
Jesús dijo:
—«Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más.»
Palabra del Señor.

SÁBADO DE LA CUARTA SEMANA DE CUARESMA

PRIMERA LECTURA
Yo, como cordero manso, llevado al matadero
Lectura del libro de Jeremías 11, 18-20
El Señor me instruyó, y comprendí, me explicó lo que hacían.
Yo, como cordero manso, llevado al matadero, no sabía los planes homicidas que contra mí planeaban:
«Talemos el árbol en su lozanía, arranquémoslo de la tierra vital, que su nombre no se pronuncie más.»
Pero tú, Señor de los ejércitos, juzgas rectamente, pruebas las entrañas y el corazón; veré mi venganza contra ellos, porque a ti he encomendado mi causa.
Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 7, 2-3. 9bc-10. 11-12 (R/.: 2a)
R/. Señor, Dios mío, a ti me acojo.
Señor, Dios mío, a ti me acojo, líbrame de mis perseguidores y sálvame, que no me atrapen como leones y me desgarren sin remedio. R/.
Júzgame, Señor, según mi justicia, según la inocencia que ay en mí. Cese la maldad de los culpables, y apoya tú al inocente, tú que sondeas el corazón y las entrañas, tú el Dios justo. R/.
Mi escudo es Dios, que salva a los rectos de corazón. Dios es un juez justo, Dios amenaza cada día. R/.

Versículo antes del evangelio Jn 3, 16
Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único; todos los que creen en él tienen vida eterna.

EVANGELIO
¿Es que de Galilea va a venir el Mesías?
 +Lectura del santo evangelio según san Juan 7, 40-53
En aquel tiempo, algunos de entre la gente, que habían oído los discursos de Jesús, decían:
—«Éste es de verdad el profeta.»
Otros decían:
—«Este es el Mesías.»
Pero otros decían:
—«¿Es que de Galilea va a venir el Mesías? ¿No dice la Escritura que el Mesías vendrá del linaje de David, y de Belén, el pueblo de David?»
Y así surgió entre la gente una discordia por su causa.
Algunos querían prenderlo, pero nadie le puso la mano encima.
Los guardias del templo acudieron a los sumos sacerdotes y fariseos, y éstos les dijeron:
—«¿Por qué no lo habéis traído?»
Los guardias respondieron:
—«Jamás ha hablado nadie como ese hombre.»
Los fariseos les replicaron:
—«¿También vosotros os habéis dejado embaucar? ¿Hay algún jefe o fariseo que haya creído en él? Esa gente que no entiende de la Ley son unos malditos.»
Nicodemo, el que había ido en otro tiempo a visitarlo y que era fariseo, les dijo:
—«¿Acaso nuestra ley permite juzgar a nadie sin escucharlo primero y averiguar lo que ha hecho?»
Ellos le replicaron:
—«¿También tú eres galileo? Estudia y verás que de Galilea no salen profetas.»
Y se volvieron cada uno a su casa.
Palabra del Señor.