17 de Septiembre
lunes, 17 de septiembre de 2012
LUNES DE LA VIGÉSIMA CUARTA SEMANA
PRIMERA LECTURA
Si os dividís en bandos, os
resulta imposible comer la cena del Señor
Lectura de la primera carta del
Apóstol San Pablo a los Corintios 11, 17-26
Hermanos:
Al
recomendaros esto, no puedo aprobar que vuestras reuniones causen más daño que
provecho.
En
primer lugar, he oído que cuando se reúne vuestra asamblea os dividís en
bandos; y en parte lo creo, porque hasta partidos tiene que haber entre
vosotros para que se vea quiénes resisten a la prueba.
Así,
cuando os reunís en comunidad, os resulta imposible comer la cena del Señor,
pues cada uno se adelanta a comerse su propia cena, y mientras uno pasa hambre,
el otro está borracho.
¿No
tenéis casas donde comer y beber? ¿O tenéis en tan poco a la Iglesia de Dios
que humilláis a los pobres?
¿Qué
queréis que os diga? ¿Que os apruebe?
En
esto no os apruebo.
Porque
yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que a mi vez os he
transmitido:
Que
el Señor Jesús, en la noche en que iban a entregarlo, tomó pan Y. pronunciando
la Acción de Gracias, lo partió y dijo:
«Esto
es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía».
Lo
mismo hizo con el cáliz, después de cenar, diciendo:
«Este
cáliz es la nueva alianza sellada con mi sangre; haced esto cada vez que lo
bebáis, en memoria mía».
Por
eso, cada vez que coméis de este pan y bebéis del cáliz, proclamáis la muerte
del Señor, hasta que vuelva.
Palabra
de Dios.
Salmo responsorial Sal 39,
7-8a. 8b-9. 10. 17
R.
Proclamad la muerte del Señor, hasta que vuelva.
Tú no
quieres sacrificios ni ofrendas,
y en cambio
me abriste el oído:
no pides
sacrificio expiatorio,
entonces yo
digo: «Aquí estoy». R.
Como está
escrito en mi libro:
«para hacer
tu voluntad».
Dios mío, lo
quiero,
y llevo tu
ley en las entrañas. R.
He
proclamado tu salvación
ante la gran
asamblea;
no he
cerrado los labios;
Señor, tú lo
sabes. R.
Alégrense y
gocen contigo
todos los
que te buscan,
digan
siempre: «Grande es el Señor»,
los que
desean tu salvación. R.
EVANGELIO
Ni en Israel
he encontrado tanta fe
+ Lectura del santo Evangelio según
San Lucas 7, 1-10
En
aquel tiempo, cuando terminó Jesús de hablar a la gente, entró en Cafarnaún. Un
centurión tenía enfermo, a punto de morir, a un criado a quien estimaba mucho.
Al oír hablar de Jesús, le envió unos ancianos de los judíos, para rogarle que
fuera a curar a su criado. Ellos, presentándose a Jesús, le rogaban
encarecidamente:
–Merece
que se lo concedas, porque tiene afecto a nuestro pueblo y nos ha construido la
sinagoga.
Jesús
se fue con ellos. No estaba lejos de la casa, cuando el centurión le envió unos
amigos a decirle:
–Señor,
no te molestes; no soy yo quién para que entres bajo mi techo; por eso tampoco
me creí digno de venir personalmente. Dilo de palabra, y mi criado quedará
sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes, y
le digo a uno: «ve», y va; al otro: «ven», y viene; y a mi criado: «haz esto»,
y lo hace.
Al
oír esto, Jesús se admiró de él, y, volviéndose a la gente que lo seguía, dijo:
–Os
digo que ni en Israel he encontrado tanta fe.
Y
al volver a casa, los enviados encontraron al siervo sano.
Palabra
del Señor.
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