jueves, 13 de febrero de 2025

JUEVES DE LA QUINTA SEMANA


PRIMERA LECTURA
Dios presentó la mujer al hombre.
Y serán los dos una sola carne
Lectura del libro del Génesis 2, 18-25
El Señor Dios se dijo: 
—No está bien que el hombre esté solo; voy a hacerle alguien como él que le ayude.
Entonces el Señor Dios modeló de arcilla todas las bestias del campo y todos los pájaros del cielo, y se los presentó al hombre, para ver qué nombre les ponía.
Y cada ser vivo llevaría el nombre que el hombre le pusiera.
Así el hombre puso nombre a todos los animales domésticos,
los pájaros del cielo y a las bestias del campo; pero no encontraba ninguno como él que le ayudase.
Entonces el Señor Dios dejó caer sobre el hombre un letargo, y el hombre se durmió.
Le sacó una costilla y le cerró el sitio con carne.
Y el Señor Dios trabajó la costilla que le había sacado al hombre, haciendo una mujer, y se la presentó al hombre.
Y el hombre dijo: 
— ¡Esta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne!
Su nombre será Mujer, porque ha salido del hombre.
Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne.
Los dos estaban desnudos, el hombre y su mujer, pero no sentían vergüenza uno de otro.
Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 127, 1-2. 3. 4-5
V/. Dichosos los que temen al Señor.
R/. Dichosos los que temen al Señor.
V/. ¡Dichoso el que teme al Señor, y sigue sus caminos !
Comerás del fruto de tu trabajo, serás dichoso, te irá bien. R/.
V/. Tu mujer, como parra fecunda, en medio de tu casa;
tus hijos como renuevos de olivo, alrededor de tu mesa. R/.
V/. Esta es la bendición del hombre que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión, que veas la prosperidad de Jerusalén, todos los días de tu vida. R/.

EVANGELIO
Los perros, debajo de la mesa, comen las migajas que tiran los niños
+Lectura del santo Evangelio según San Marcos 7, 24-30
En aquel tiempo, Jesús fue a la región de Tiro.
Se alojó en una casa procurando pasar desapercibido, pero no lo consiguió; una mujer que tenía una hija poseída por un espíritu impuro se enteró enseguida, fue a buscarlo y se le echó a los pies.
La mujer era pagana, una fenicia de Siria, y le rogaba que echase el demonio de su hija.
El le dijo: Deja que coman primero los hijos.
No está bien echarles a los perros el pan de los hijos.
Pero ella replicó: Tienes razón, Señor; pero también los perros, debajo de la mesa, comen las migajas que tiran los niños.
El le contestó: Anda, vete, que por eso que has dicho, el demonio ha salido de tu hija.
Al llegar a su casa, se encontró a la niña echada en la cama ; el demonio se había marchado.
Palabra del Señor.

SAN MARTINIANO, Confesor

                                                          13 de febrero

SAN MARTINIANO, *
Confesor
 
Peligros en poblado, peligros en despoblado,
peligros en el mar.
(2 Cor. 11, 26).


   San Martiniano se retiró al desierto a la edad de 18 años. Llegóse allí el demonio a tentarlo. Estaba a punto de sucumbir y abandonar su celda, cuando fue detenido por este pensamiento: ¡Desdichado, Dios te ve! Rechazó la tentación y volvió a emprender, con mayor ardor, sus ejercicios de piedad. Redobló el demonio sus esfuerzos para arrancarlo de la soledad y arrojarlo al mundo, donde esperaba hacerlo abandonar el servicio de Dios: pero San Martiniano triunfó de sus ataques por medio del ayuno, la mortificación y la oración.
 
  MEDITACIÓN
SOBRE
LAS TENTACIONES
 
  I. Estarás expuesto a las tentaciones durante todo el curso de tu vida; las encontrarás en todas partes, tengas la edad que tengas y cualquiera sea tu condición; deberás siempre luchar contra los de seos de la carne. Humíllate, pues, viéndote sujeto a tantas flaquezas; teme, y vela sobre ti incesantemente; evita las ocasiones peligrosas, si puedes, o por lo menos prevélas y apercíbete, para no ser sorprendido cuando te veas en ellas.
   III. ¿Quieres resistir valientemente a todas las tentaciones? Anda en la presencia de Dios. Este pensamiento: Dios me ve, impidió a San Martiniano sucumbir; producirá en ti el mismo efecto. ¡Dios me ve! Dios, que me castigará si lo ofendo, que me recompensará si salgo victorioso de esta prueba. Jesucristo, que ha derramado toda su sangre para salvarme, tiene puestos los ojos sobre mí, ¿y vacilaré yo en privarme de un placer, por Él? Si meditas cualquiera de estos pensamientos, no hay tentación que no puedas superar.
   III. Imita al Apóstol San Pablo: castiga tu cuerpo, redúcelo a servidumbre, y las tentaciones de la carne se disiparán. Dite a ti mismo, a ejemplo de San Martiniano: Quieres cometer un pecado que te condenará, considera si podrás soportar el fuego del infierno, los azotes y el hambre. Es preciso que el pensamiento del infierno trueque en amargura todos los placeres criminales del mundo. Todo la que sonríe en el siglo presente, debe hacerse amargo mediante la consideración del fuego eterno. (San Gregorio).

La perseverancia
Orad por los que son tentados.
 
ORACIÓN
   Oh Dios, que cada año nos proporcionáis un nuevo motivo de júbilo en la fiesta del bienaventurado Martiniano, vuestro confesor, haced, benignamente, que honrando la nueva vida que ha recibido en el cielo, imitemos la que vivió en la tierra. Por J. C. N. S.  Amén.

*Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. Tomo I, (Ed. ICTION, BuenosAires, 1982)