17 de octubre
SAN IGNACIO DE ANTIOQUIA, *
Obispo y Mártir
El que no ame a Nuestro Señor Jesucristo,
sea anatema
(1 Cor. 16, 22).
sea anatema
(1 Cor. 16, 22).
San Ignacio, obispo de Antioquía, tenía en los labios, sin cesar, el nombre de Jesús. Este amor por Jesús encendió su deseo de asemejársele. Fue condenado a ser comido por los leones. Soy, dice el santo, trigo de Dios que debe ser molido por los dientes de las fieras para ser pan de Cristo. Murió pronunciando el nombre de Jesús, el año 110.
MEDITACIÓN SOBRE
EL AMOR A JESÚS
EL AMOR A JESÚS
I. Jesús nos dio todo para obtener
nuestro amor. ¿Quieres ser amigo suyo? Es preciso que por entero te des a Él.
¡Cuán dulce es dar el corazón, el cuerpo, el alma, a Jesús! ¡Ah! ¡cuán generoso
es este Señor, cuán fiel este Amigo, cuán magníficamente recompensa este Dios a
todos aquellos que le sirven! Que las creaturas no me importunen más, yo quiero
ser todo de Jesús. Sufriré, mas, qué me importa. En nada tengo los suplicios, no amo
esta vida hasta el punto de preferirla al Señor (San Ignacio).
II. Por nosotros ha trabajado Jesús
durante toda su vida. Seamos agradecidos para con un amigo tan generoso; que
nuestro amor no piense sino en Jesús, que nuestros actos sean todos para Él,
que nuestra lengua en todo momento pronuncie su Nombre adorable. Amemos a
nuestros parientes y a nuestros amigos porque Jesús lo quiere, hagamos bien a
nuestros enemigos por amor a Él. Veamos a Jesucristo en la persona de nuestro
prójimo, y el amor se nos hará fácil.
III. Para coronar la ofrenda que de ti
mismo y de tus acciones le has hecho a Jesús, es preciso que las realices como
Jesús las hubiera hecho. Al comenzar el día llénate de este pensamiento: Quiero
ser amigo de Jesús, quiero parecerme a Él. ¿Cómo oraba a su Padre celestial?
¿Cómo conversaba con los hombres? Con frecuencia pregúntate: ¿hubiera hecho
esto Jesús como yo lo hago? No te separes de Jesús, que Él sea tu compañero, tu
convidado, aun más, que Cristo sea tus delicias (San Pedro Damián).
El amor a Jesús
Orad por China
Orad por China
ORACIÓN
Omnipotente Dios, mirad nuestra
debilidad, mirad como el peso de nuestras propias obras nos agobia, y
fortificadnos por la gloriosa intercesión de San Ignacio, vuestro mártir y
pontífice. Por J. C. N. S. Amén
- * Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. Tomo I, (Ed. ICTION, BuenosAires, 1982)