9 de abril
SANTA CASILDA,
Virgen
SANTA CASILDA,
Virgen
Os doy un nuevo mandamiento, y es: Que os
améis
unos a otros, como yo os he amado.
(Juan, 13, 34).
(Juan, 13, 34).
Santa Casilda llevaba comida a los
cristianos que el rey, su padre, tenía prisioneros. Un día la encontró camino
de la prisión, y le preguntó qué llevaba. Rosas, respondió Casilda y,
extendiendo su delantal, aparecieron en él, en vez de alimento, hermosísimas
rosas. Consiguió de su padre que la llevaran a tomar baños en el lago San
Vicente, para curarse de una enfermedad que padecía, e hizo edificar, a orillas
de este lago, una ermita en la que pasó el resto de sus días. Murió hacia el
año 1050.
I. Jesús nos ama más que a todas las
otras creaturas, porque para salvarnos hizo lo que no hubiera hecho para
impedir la ruina del cielo y de la tierra. Del mismo modo, ama a tu prójimo más
que a tus riquezas, más que a tus placeres, más que a tus intereses; sacrifica
todo lo que poseas para aliviar sus penas y proveer a sus necesidades. ¿Es esto
lo que has hecho hasta ahora?
II. Jesucristo nos ha amado aun cuando
más cruelmente lo ultrajábamos: sigamos su ejemplo y amemos a los que nos
aborrecen y nos hacen mal. Fácil es amar a los que nos hacen bien; nos inclina
a ello la naturaleza, nos invita el interés, en fin, los mismos paganos nos dan
ejemplo. Pero es patrimonio sólo del cristiano amar a los enemigos, amarlos
porque Jesucristo lo manda. Examina el fondo de tu corazón: ¿amas sinceramente
a los que te han disgustado?
III. Jesucristo nos amó a fin de salvar
nuestras almas; nos testimonió su amor enseñándonos el camino de la salvación y
andando por él antes que nosotros. Haz lo mismo con tu prójimo según tus
fuerzas. Es el mayor servicio que puedes prestarle, y el mayor gusto que puedes
dar a Jesucristo. Saca a ese pecador de las ocasiones peligrosas, instrúyelo,
aconséjalo, ruega a Dios por él. ¡Qué feliz serías si, a costa de todos tus
bienes y de tu vida misma, pudieses ganar para Jesucristo un alma redimida por
el precio de su sangre! Se obró esta redención a precio tan elevado, que
parece que el hombre vale tanto como Dios. (San Hilario de Arlés).
El celo por la salvación de las almas
Orad por la conversión de los pecadores.
Orad por la conversión de los pecadores.
ORACIÓN
Escuchadnos, oh Dios Salvador nuestro, y
haced que la fiesta de Santa Casilda, al tiempo que regocija nuestra alma la
enriquezca de sentimientos de tierna devoción. Por J. C. N. S.