29 de abril
Donde está vuestro tesoro,
allí también estará vuestro corazón.
(Lucas, 12, 34).
allí también estará vuestro corazón.
(Lucas, 12, 34).
Santa Catalina de Siena tomó el hábito
de Santo Domingo a la edad de 18 años. Sus austeridades, ya extraordinarias
cuando vivía en la casa paterna, fueron desde entonces ilimitadas.
Acaecióle, una vez, ayunar desde el Miércoles de Cenizas hasta la fiesta de
la Ascensión, sin tomar alimento alguno fuera del espiritual de la Santa
Eucaristía. Para recompensarla, Jesucristo imprimió en su cuerpo virginal los
sagrados estigmas de su Pasión, le comunicó una inteligencia maravillosa de
las Sagradas Escrituras, y se sirvió de ella para volver de Aviñón a Roma al
Papa Gregorio XI, con lo que puso término a los males que desolaban a la
Iglesia. Murió en 1380.
l. El corazón de Santa Catalina ardía
del fuego del amor de Jesucristo. Abrasaban las llamas de este amor en su
celo por la salvación de las almas, en su compasión por los pecadores, los
pobres y los enfermos y tu corazón ¿a quién pertenece? ¿A las riquezas y a
los placeres? Entonces es insensible al lamento de los pobres y a las
inspiraciones del amor divino. ¡Señor! haced que os ame a Vos solo, y si amo
algo más que lo haga por Vos. Dadme un corazón que Os ame. (San Agustín).
II. Presentóle el Señor dos coronas,
una de oro y otra de espinas, y la Santa eligió la de espinas, diciéndole que
quería reproducir en ella la Pasión de su divino Maestro y gozarse en las
penas y sufrimientos. Tú, en cambio, quieres en esta vida rosas y placeres;
pronto se marchitarán las rosas y te quedarán espinas para toda la eternidad; porque es difícil gozar los bienes
de este mundo y los del cielo. (San Jerónimo).
III. El pensamiento continuo de la
presencia de Dios la hizo salir victoriosa de todas sus tentaciones.
Recogíase interiormente pensando en la Pasión de Jesucristo, en los castigos
de los condenados y en su propia nada; estas consideraciones tornábanla
insensible a las persecuciones de los hombres y hacíanla invencible a los
asaltos del demonio. Piensa en Dios y en las verdades eternas, y nada temas
ni desees en este mundo. Ahora no piensas sino en la tierra, por que tu
tesoro y todas tus esperanzas están en la tierra y no en el cielo. Tu corazón y tu espíritu estarían
en el cielo si allí estuviese tu tesoro. (San Euquerio).
Meditar sobre la Pasión
Orad por vuestro obispo.
ORACIÓN
Escuchadnos, oh Dios Salvador nuestro,
y haced que la fiesta de la bienaventurada Catalina, vuestra virgen, al mismo
tiempo que regocija nuestra alma, la enriquezca con sentimientos de una
tierna devoción. Por J. C. N. S.
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- * Santoral de
Juan Esteban Grosez, S.J. Tomo II, (Ed. ICTION, Buenos
Aires, 1982)