12 de marzo
SAN INOCENCIO,
Papa y Confesor
SAN INOCENCIO,
Papa y Confesor
 Yo tengo contra ti, que decaíste de tu primera caridad.
(Apocalipsis, 2, 4) .
(Apocalipsis, 2, 4) .
San Inocencio estaba
 en Ravena cuando Alarico, rey de los godos, saqueó la ciudad de Roma. 
Después de la partida de los bárbaros, volvió
a Roma a consolar a su afligido pueblo. La paciencia que inspiró a los 
cristianos en esas tristes circunstancias impresionó vivamente a los 
paganos y convirtió a gran número de ellos. Condenó los errores de los 
pelagianos y excomulgó al emperador Arcadio
y a la emperatriz Eudocia, por haber desterrado a San Juan Crisóstomo. 
Murió en el año 417, después de 15 años de pontificado.
  
I.
 Hay que ser inocente para entrar en el cielo; nada sucio penetra en él.
 Si perdiste la inocencia bautismal, será menester no sólo recurrir al 
sacramento "de la penitencia, sino también expiar con lágrimas, 
oraciones y buenas obras, la pena debida por tus pecados mortales, 
aunque estén perdonados; si
aquí abajo no pagas esa deuda, forzoso será que la pagues en las llamas 
del Purgatorio. Elige. Solamente hay dos caminos para llegar al cielo: 
la inocencia y la penitencia. El primer grado de la felicidad es no pecar; el segundo, reconocer las faltas. (San Cipriano).
  
II.
 Vela por la pureza de tus manos, de tu corazón, de tu lengua, es decir,
 de tus acciones, de tus pensamientos y de tus palabras. Tus palabras 
son el intérprete de tus pensamientos; serán puras si tus pensamientos 
son puros, porque de la abundancia del corazón habla la boca. La bondad 
como la malicia de nuestras acciones viene de nuestra voluntad: de ella 
proceden la vida y la muerte. Cuida, pues, con todo esmero, la pureza de
 tu corazón.
  
III. Si injustamente se te acusa de alguna maldad, regocíjate al verte 
tratado como lo fue Jesucristo. Consuélate con el testimonio de tu 
conciencia y con el pensamiento de que Dios conoce tu inocencia. Quéjate
 a Jesús crucificado, como un amigo a su amigo, de la injuria que se te 
hace. Dile: Señor, soy inocente de la maldad que se me imputa, pero he 
cometido muchas otras que merecen mayor castigo. Menos
sufrimos de la que en realidad merecemos. (Salviano).
La santidad
Orad por la Jerarquía
Orad por la Jerarquía
ORACIÓN
  
Señor, que la generosa confesión de vuestro
 santo Inocencio reanime nuestro valor y nos obtenga el socorro que reclama nuestra flaqueza. Por
J.
C. N. S. Amén.