sábado, 20 de agosto de 2016

DOMINGO XXI DEL TIEMPO ORDINARIO

PRIMERA LECTURA
De todos los países traerán a todos vuestros hermanos
Lectura del libro de Isaías 66, 18-21
Así dice el Señor:
«Yo vendré para reunir a las naciones de toda lengua: vendrán para ver mi gloria, les daré una señal, y de entre ellos despacharé supervivientes a las naciones: a Tarsis, Etiopía, Libia, Masac, Tubal y Grecia, a las costas lejanas que nunca oyeron mi fama ni vieron mi gloria; y anunciarán mi gloria a las naciones. Y de todos los países, como ofrenda al Señor, traerán a todos vuestros hermanos a caballo y en carros y en literas, en mulos y dromedarios, hasta mi monte santo de Jerusalén —dice el Señor—, como los israelitas, en vasijas puras, traen ofrendas al templo del Señor. De entre ellos escogeré sacerdotes y levitas» —dice el Señor—.
Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 116, 1. 2 (R.: Mc 16, 15)
R. Id al mundo entero y proclamad el Evangelio.
O bien:
Aleluya.

Alabad al Señor, todas las naciones, aclamadlo, todos los pueblos. R.
Firme es su misericordia con nosotros, su fidelidad dura por siempre. R.

SEGUNDA LECTURA
El Señor reprende a los que ama
Lectura de la carta a los Hebreos 12, 5-7. 11-13
Hermanos:
Habéis olvidado la exhortación paternal que os dieron:
—«Hijo mío, no rechaces la corrección del Señor, no te enfades por su reprensión; porque el Señor reprende a los que ama y castiga a sus hijos preferidos.»
Aceptad la corrección, porque Dios os trata como a hijos, pues, ¿qué padre no corrige a sus hijos?
Ninguna corrección nos gusta cuando la recibimos, sino que nos duele; pero, después de pasar por ella, nos da como fruto una vida honrada y en paz.
Por eso, fortaleced las manos débiles, robusteced las rodillas vacilantes, y caminad por una senda llana: así el pie cojo, en vez de retorcerse, se curará.
Palabra de Dios.

Aleluya Jn 14, 6
Yo soy el camino, y la verdad, y la vida —dice el Señor—; nadie va al Padre, sino por mi.

EVANGELIO
Vendrán de oriente y occidente y se sentarán a la mesa en el reino de Dios
 +Lectura del santo evangelio según san Lucas 13, 22-30
En aquel tiempo, Jesús, de camino hacia Jerusalén, recorría ciudades y aldeas enseñando.
Uno le preguntó:
—«Señor, ¿serán pocos los que se salven?»
Jesús les dijo:
—«Esforzaos en entrar por la puerta estrecha. Os digo que muchos intentarán entrar y no podrán. Cuando el amo de la casa se levante y cierre la puerta, os quedaréis fuera y llamaréis a la puerta, diciendo:
"Señor, ábrenos"; y él os replicará: "No sé quiénes sois."
Entonces comenzaréis a decir:
"Hemos comido y bebido contigo, y tú has enseñado en nuestras plazas."
Pero él os replicará:
"No sé quiénes sois. Alejaos de mí, malvados."
Entonces será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abrahán, Isaac y Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, y vosotros os veáis echados fuera. Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios.
Mirad: hay últimos que serán primeros, y primeros que serán últimos.»
Palabra del Señor.

20 de agosto. SAN BERNARDO, abad y doctor de la Iglesia, Memoria

PRIMERA LECTURA
Lo llena de sabiduría e inteligencia

Lectura del libro del Eclesiástico 15, 1-6

El que teme al Señor obrará así, observando la ley, alcanzará la sabiduría. Ella le saldrá al encuentro como una madre y lo recibirá como la esposa de la juventud; lo alimentará con pan de sensatez y le dará a beber agua de prudencia; apoyado en ella no vacilará y confiado en ella no fracasará; lo ensalzará sobre sus compañeros, para que abra la boca en la asamblea; lo llena de sabiduría e inteligencia, lo cubre con vestidos de gloria; alcanzará gozo y alegría, le dará un nombre perdurable.
Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 118, 9. 10. 11. 12. 13. 14 (R.: 12b)
R. Enséñame, Señor, tus leyes.
¿Cómo podrá un joven andar honestamente? Cumpliendo tus palabras. R.
Te busco de todo corazón,
no consientas que me desvíe de tus mandamientos. R.
En mi corazón escondo tus consignas, así no pecaré contra ti. R.
Bendito eres, Señor, enséñame tus leyes. R.
Mis labios van enumerando los mandamientos de tu boca. R.
Mi alegría es el camino de tus preceptos, más que todas las riquezas. R.

EVANGELIO
Padre, éste es mi deseo: que estén conmigo donde yo estoy
 +Lectura del santo evangelio según san Juan 17, 20-26

En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos al cielo, oró, diciendo:
-«Padre santo, no sólo por ellos ruego, sino también por los que crean en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno, como tú, Padre, en mí, y yo en ti, que ellos también lo sean en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado.
También les di a ellos la gloria que me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno; yo en ellos, y tú en mí, para que sean completamente uno, de modo que el mundo sepa que tú me has enviado y los has amado como me has amado a mí.
Padre, éste es mi deseo: que los que me confiaste estén conmigo donde yo estoy y contemplen mi gloria, la que me diste, porque me amabas, antes de la fundación del mundo.
Padre justo, si el mundo no te ha conocido, yo te he conocido, y éstos han conocido que tú me enviaste. Les he dado a conocer y les daré a conocer tu nombre, para que el amor que me tenias esté con ellos, como también yo estoy con ellos.»
Palabra del Señor.

SÁBADO DE LA VIGÉSIMA SEMANA

PRIMERA LECTURA
La Gloria del Señor entró en el templo
Lectura del Profeta Ezequiel 43, 1-7a
En aquellos días el ángel me condujo a la puerta oriental: Vi la Gloria del Dios de Israel que venía de Oriente, con estruendo de aguas caudalosas: la tierra reflejó su Gloria.
La visión que tuve era como la visión que había contemplado cuando vino a destruir la ciudad, como la visión que había contemplado a orillas del río Quebar.
Y caí rostro en tierra.
La Gloria del Señor entró en el templo por la puerta oriental.
Entonces me arrebató el espíritu y me llevó al atrio interior.
La Gloria del Señor llenaba el templo.
Entonces oí a uno que me hablaba desde el templo el hombre seguía a mi lado, y me decía: Hijo de Adán, éste es el sitio de mi trono, el sitio de las plantas de mis pies, donde voy a residir para siempre en medio de los hijos de Israel.
Palabra de Dios.
Salmo responsorial Sal 84, 9ab-10. 11-12. 13-14.
V/. La gloria del Señor habitará en nuestra tierra.
R/. La gloria del Señor habitará en nuestra tierra.
V/. Voy a escuchar lo que dice el Señor: «Dios anuncia la paz a su pueblo y a sus amigos». La salvación está ya cerca de sus fieles y la gloria habitará en nuestra tierra. R/.
V/. La misericordia y la fidelidad se encuentran, la justicia y la paz se besan; la fidelidad brota de la tierra y la justicia mira desde el cielo. R/.
V/. El Señor dará la lluvia y nuestra tierra dará su fruto.
La justicia marchará ante él, la salvación seguirá sus pasos. R/.

EVANGELIO
No hacen lo que dicen
+Lectura del santo Evangelio según San Mateo 23, 1-12
En aquel tiempo, Jesús habló a la gente y a sus discípulos diciendo: En la cátedra de Moisés se han sentado los letrados y los fariseos: haced y cumplid lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos no hacen lo que dicen.
Ellos lían fardos pesados e insoportables y se los cargan a la gente en los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar.
Todo lo que hacen es para que los vea la gente: alargan las filacterias y ensanchan las franjas del manto; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias por la calle y que la gente los llame «maestro».
Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar maestro, porque uno solo es vuestro maestro, y todos vosotros sois hermanos.
Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el del cielo.
No os dejéis llamar jefes, porque uno solo es vuestro Señor, Cristo.
El primero entre vosotros será vuestro servidor.
El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.
Palabra del Señor.