19 de octubre
SANTOS JUAN DE BRÉBEUF, ISAAC JOGUES, y sus compañeros, Mártires
SANTOS JUAN DE BRÉBEUF, ISAAC JOGUES, y sus compañeros, Mártires
Quien hace que se convierta el pecador de
su
extravío salvará su alma de la muerte, y cubrirá la
muchedumbre de sus propios pecados.(Santiago, 5, 20).
extravío salvará su alma de la muerte, y cubrirá la
muchedumbre de sus propios pecados.(Santiago, 5, 20).
Estos ocho mártires, caídos
bajo los golpes de los indios de América del Norte (Estados Unidos y
Canadá actuales) en diferentes fechas entre los años 1642 y 1649, fueron
canonizados en 1930. Todos eran oriundos de Francia, seis eran jesuitas y
dos simples auxiliares de la misión. Sus trabajos apostólicos en
condiciones muy duras y en medio de un país entonces inexplorado, las
horribles torturas a las que fueron sometidos en su mayoría, su
perseverancia en las pruebas y en su vocación de misioneros, constituyen
con su vida y con su muerte una de las páginas más sublimes de la historia
de la Iglesia.
MEDITACIÓN
SOBRE EL VALOR DE UN ALMA
SOBRE EL VALOR DE UN ALMA
I. Dios creó a nuestra alma a
su imagen y semejanza; la hizo inmortal y la elevó sobre todas las
creaturas de este mundo. Él quiere que gobierne a nuestro cuerpo durante
la vida, y que, después de nuestra muerte, sea heredera del cielo.
Reconoce la grandeza de tu alma, trabaja por ella; desprecia a tu cuerpo y
a todos los bienes de la tierra. ¿Qué son estos míseros bienes en
comparación de tu alma inmortal? y sin embargo para dar contento a tu
cuerpo, ¡pierdes tu alma! Ten piedad de tu alma tratando de agradar a
Dios.
II. Jesucristo ha muerto
por todos los hombres, es una verdad de fe, mas, tan grande es su bondad,
que lo hubiera hecho sólo por tu alma, derramando hasta la última gota de
su sangre adorable. Mi alma vale, pues, la sangre de un Dios; ¿cómo la
habría yo de entregar al demonio por un vano placer? ¿Qué ha hecho el
demonio por ella? ¿Puede procurarle una felicidad duradera? Entreguemos
nuestra alma a Jesús que la ha redimido, que quiere hacerla feliz por toda
la eternidad.
III. De lo que antecede, saca
dos conclusiones. Primero: debes perder todo antes que perder el alma;
riquezas, honores, gustos, salud, todo esto es nada comparado con tu alma.
Segundo: el gusto mayor que puedes dar a Jesucristo, la mayor gloria que
puedes procurar a Dios, es trabajar por la conversión de las almas, pues
por ellas dio una sangre que no hubiera dado para impedir la destrucción
del mundo. El hijo de Dios ha derramado su sangre por ti: ¡surge, alma
mía, vales la sangre de Dios! (San Agustín).
El afán por la salvación del
prójimo
Rogad por vuestros padres.
Rogad por vuestros padres.
ORACIÓN
Haced, os suplicamos, Dios
omnipotente, que celebrando la solemnidad de vuestros mártires Juan e
Isaac y sus compañeros, aprendamos a imitar sus virtudes. Por J. C. N. S.
Amén.