martes, 17 de enero de 2012
San Antonio, Abad
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17 de enero
San
Antonio
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Fuente:EWTN
SAN ANTONIO, Abad
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Si quieres ser perfecto, anda y vende cuanto
tienes,
y dáselo a los pobres, y tendrás un tesoro
en el cielo: ven después, y sígueme.(Mateo, 11, 21).
y dáselo a los pobres, y tendrás un tesoro
en el cielo: ven después, y sígueme.(Mateo, 11, 21).
San Antonio, al oír estas palabras del
Evangelio, se las aplicó como si hubieran sido dichas especialmente para él.
Distribuyó sus bienes entre los pobres y se retiró al desierto. El demonio, para
seducirlo, empleó toda la pompa de las grandezas, todo el brillo del oro y todos
los atractivos de la voluptuosidad; pero su humildad lo libró de sus asechanzas,
el temor al infierno extinguió los ardores impuros que encendía en su corazón, y
la invocación a Jesús le dio la victoria sobre todos sus enemigos. Murió en el
año 356.
MEDITACIÓN
SOBRE LA VIDA DE SAN ANTONIO
I. San Antonio abandona y desprecia el mundo, dócil a la
inspiración de Dios. Lo abandona generosamente, en la flor de su edad, para
consagrar a Dios en el yermo el resto de su vida. ¡Cuántas veces tu también
oíste las mismas palabras que convirtieron al santo! Sin embargo, todavía estás
en el mundo. No te da el mundo sino trastornos y disgustos, y con todo lo amas;
¡qué no harías si te procurase felicidad!
II. El mundo sigue a San Antonio a la soledad para tentarlo
allí. El demonio se sirve de la voluptuosidad, del brillo de las riquezas y de
los honores; emplea halagos, amenazas, ilusiones y tormentos, a fin de echarlo
de su desierto. Pero quien había vencido al mundo en el mundo, lo venció también
en la soledad. La humildad, la oración, la austeridad, la invocación a Jesús le
dieron la victoria sobre todas esas tentaciones. Vete a donde quieras, en todas
partes encontrarás tentaciones; siempre te atacará el demonio, te seguirá tu
carne y te perseguirá por todas partes.
III. Nuestro santo quiere pagar al mundo con la misma moneda;
este enemigo había ido a atacarlo a su soledad, va el santo a desafiarlo hasta
su casa. Deja el desierto para predicar el desprecio de las riquezas y de los
placeres, para animar a los mártires, para confirmar a los cristianos en la fe.
Aprended, almas santas, a dejar vuestra soledad y la suavidad de la
contemplación para trabajar en la salvación de las almas. Aprended a combatir
valerosamente al mundo por medio del ejemplo de vuestra vida y de vuestras
santas conversaciones.
Orad por los que son tentados.
ORACIÓN
Señor, os rogamos hagáis
que la intercesión de San Antonio, abad, nos torne agradables a Vuestra
Majestad, a fin de que obtengamos por su asistencia lo que no podemos esperar de
nuestros méritos. Por N. S. J. C. Amén.
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MARTES DE LA SEGUNDA SEMANA
PRIMERA LECTURA
Ungió Samuel a David en
medio de sus hermanos, y en aquel momento lo invadió el espíritu del Señor
Lectura del primer libro de Samuel 16, 1-13
En aquellos
días, el Señor dijo a Samuel:
–¿Hasta cuándo vas a estar lamentándote por Saúl, si yo lo
he rechazado como rey de Israel? Llena tu cuerno de aceite y vete. Voy a
enviarte a Jesé, de Belén, porque he visto entre sus hijos un rey para mí.
Samuel
contestó:
–¿Cómo
voy a ir? Si se entera Saúl, me mata.
El
Señor le dijo:
–Llevas
una novilla y dices que vas a hacer un sacrificio al Señor. Convidas a Jesé al
sacrificio, y yo te indicaré lo que tienes que hacer; me ungirás al que yo te
diga.
Samuel
hizo lo que le mandó el Señor.
Cuando llegó a Belén, los ancianos del pueblo fueron
ansiosos a su encuentro:
–¿Vienes
en son de paz?
Respondió:
–Sí,
vengo a hacer un sacrificio al Señor. Purificaos y venid conmigo al sacrificio.
Purificó
a Jesé y a sus hijos y los convidó al sacrificio.
Cuando
llegaron, vio a Eliab y se dijo: «Sin duda está ante el Señor su ungido».
Pero
el Señor dijo a Samuel:
–No
mires su apariencia ni su gran estatura, pues yo le he descartado. La mirada de
Dios no es como la mirada del hombre, pues el hombre mira las apariencias, pero
el Señor mira el corazón.
Jesé llamó a
Abinadab y lo hizo pasar ante Samuel; y Samuel dijo:
–Tampoco
a éste lo ha elegido el Señor.
Jesé
hizo pasar a Sama; y Samuel dijo:
–Tampoco
a éste lo ha elegido el Señor.
Hizo
pasar Jesé a sus siete hijos ante Samuel, pero Samuel dijo:
–A
ninguno de éstos ha elegido el Señor.
Preguntó entonces Samuel a Jesé:
–¿No
quedan ya más muchachos?
El
respondió:
–Todavía
falta el más pequeño, que está guardando el rebaño.
Dijo
entonces Samuel a Jesé:
–Manda
que lo traigan, porque no comeremos hasta que haya venido.
Mandó,
pues, que lo trajeran; era rubio, de bellos ojos y hermosa presencia.
Dijo
el Señor:
–Levántate
y úngelo, porque éste es.
Tomó
Samuel el cuerno de aceite y lo ungió en medio de sus hermanos.
En
aquel momento invadió a David el espíritu del Señor, y estuvo con él en
adelante.
Samuel
emprendió la vuelta a Ramá.
Palabra
de Dios.
Salmo responsorial Sal 88, 20. 21-22. 27-28
R. Encontré
a David mi siervo.
Un día
hablaste en visión a tus amigos:
He ceñido la
corona a un héroe,
he levantado
a un soldado sobre el pueblo. R.
Encontré a
David mi siervo
y lo he
ungido con óleo sagrado;
para que mi
mano esté siempre con él
y mi brazo
lo haga valeroso. R.
El me
invocará: Tú eres mi padre,
mi Dios, mi
Roca salvadora,
y yo lo
nombraré mi primogénito,
excelso
entre los reyes de la tierra. R.
EVANGELIO
El sábado se hizo para el
hombre y no el hombre para el sábado
+ Lectura
del santo Evangelio según San Marcos 2, 23-28
Un
sábado atravesaba el Señor un sembrado; mientras andaban, los discípulos iban
arrancando espigas.
Los
fariseos le dijeron:
–Oye,
¿Por qué hacen en sábado lo que no está permitido?
El
les respondió:
–¿No habéis leído nunca lo que hizo David, cuando él y sus
hombres se vieron faltos y con hambre? Entró en la casa de Dios, en tiempo del
sumo sacerdote Abiatar, comió de los panes presentados, que sólo pueden comer
los sacerdotes, y les dio también a sus compañeros.
Y
añadió:
–El
sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado; así que el Hijo
del Hombre es señor también del sábado.
Palabra del
Señor.
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