miércoles, 26 de diciembre de 2012

San Esteban, protomártir. Fiesta


26 de diciembre
San Esteban, protomártir
Fiesta
PRIMERA LECTURA
Estoy viendo los cielos abiertos
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 6, 8-10; 7, 54-59
En aquellos días, Esteban, lleno de gracia y poder, realizaba grandes prodigios y señales entre la gente. Algunos de la sinagoga llamada de los Libertos, procedentes de Cirene, Alejandría, Cilicia y Asia, se pusieron a discutir con Esteban; pero no podían refutar la sabiduría inspirada con que hablaba. Oyendo sus palabras, los miembros del sanedrín se enfurecían y rechinaban los dientes de rabia.
Esteban, lleno del Espíritu Santo, miró al cielo, vio la gloria de Dios y a Jesús de pie a la derecha de Dios, y dijo: «Veo los cielos abiertos y al Hijo del hombre de pie a la derecha de Dios».
Entonces los miembros del sanedrín gritaron con fuerza, se taparon los oídos y todos a una se precipitaron sobre él; lo sacaron fuera de la ciudad y empezaron a apedrearlo. Los testigos depositaron sus mantos a los pies de un joven llamado Saulo. Mientras lo apedreaban, Esteban repetía esta oración: «Señor Jesús, recibe mi espíritu».
Luego, cayendo de rodillas, dijo con fuerte voz: «Señor, no les tomes en cuenta este pecado». Y diciendo esto, murió.
Palabra de Dios.

Salmo Responsorial Sal 30
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

Sé tú, Señor, la roca de mi refugio,
un baluarte donde me salve,
tú que eres mi roca y mi baluarte;
por tu nombre dirígeme y guíame: R.
En tus manos encomiendo mi espíritu;
tú, mi Dios leal, me librarás.
Tu misericordia sea mi gozo y mi alegría,
te has fijado en mi aflicción. R.
Líbrame de la mano de mis enemigos
y de aquellos que me persiguen.
Vuelve, Señor, tus ojos a tu siervo,
sálvame por tu misericordia. R.

Aclamación antes del Evangelio
Aleluya
Aleluya, aleluya. ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! El Señor es Dios, él nos ilumina. Aleluya.

EVANGELIO
No seréis vosotros los que hablaréis, sino el Espíritu de vuestro Padre
+ Lectura del santo Evangelio según san Mateo  10, 17-22
En aquel tiempo dijo Jesús a sus apóstoles: «No os fiéis de la gente, porque os entregarán a los tribunales, os azotarán en las sinagogas y os harán comparecer ante gobernadores y reyes por mi causa; así daréis testimonio de mí ante ellos y ante los gentiles. Cuando os arresten, no os preocupéis de lo que vais a decir o de cómo lo diréis: en su momento se os sugerirá lo que tenéis que decir; no seréis vosotros los que habléis, sino el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros. Los hermanos entregarán a sus hermanos para que los maten, los padres a los hijos; se rebelarán los hijos contra sus padres, y los matarán. Todos os odiarán por mi nombre; el que persevere hasta el final se salvará».
Palabra del Señor.