martes, 28 de enero de 2025

SANTO TOMÁS DE AQUINO, Confesor, Presbítero y Doctor

28 de enero
SANTO TOMÁS DE AQUINO,
Confesor, Presbítero y Doctor






                                                Bienaventurados los mansos,

                                              porque ellos poseerán la tierra.
(Mateo, 5,14).




   Santo Tomás de Aquino es para la Iglesia, lo que el sol para el mundo. La ilustró con su ciencia y con su santidad. Desde los 5 años de edad rezaba dos horas diarias. Entró en la Orden de Santo Domingo, y en ella perseveró después de resistir con entereza las amenazas de sus parientes, que se esforzaron por hacerlo renunciar a su vocación. Todos los días celebraba una misa y oía otra. A los pies del crucifijo era donde buscaba la solución de las dificultades que encontraba en el estudio de la teología. Murió en 1274.

MEDITACIÓN
SOBRE SANTO TOMAS 

   I. Santo Tomás fue para la Iglesia como un sol refulgente. Su prodigiosa erudición le valió el título de Doctor Angélico. Sus escritos tuvieron por única finalidad hacer conocer cuán admirable es Dios, en sí mismo y en sus obras. Mereció, así, oír de labios mismos de Nuestro Señor: Tomás, bien has escrito de mí, ¿qué recompensa pides? ¿Qué hubieras respondido tú, que estudias sólo por vanidad, por curiosidad, por interés? Este santo no quiso otra recompensa que a Dios mismo. Si en tus estudios y trabajos buscas otra cosa que no sea la gloria de Dios y tu salvación y la del prójimo, pierdes el tiempo.
 
   II. Este sol ha enfervorizado tanto como ha iluminado; abrasaba el corazón de los demás con el fuego del amor divino, porque el suyo estaba enteramente penetrado de él. Vamos, con Santo Tomás, a buscar este sagrado fuego en el Corazón del Salvador: en él aprenderemos la ciencia de los santos, sin la cual nuestras luces no son sino relumbrones que nos llevarán al precipicio. Para nada sirve la erudición, si la ciencia de Dios no la corona. (San Jerónimo).
 
   III. El consejo es de perenne actualidad. En vano brillara Santo Tomás con tanto fulgor, si no hubiera trabajado por la gloria de Dios; mas su virtud no era menos admirable que su ciencia, y lo que a otros enseñaba, él era el primero en practicar. Hombres sabios, Dios espera mucho de vosotros: más culpables seréis que los otros si no sois virtuosos. Humillémonos a ejemplo de Santo Tomás, porque todo lo que tenemos proviene de Dios. De nada hemos de gloriarnos, porque nada es nuestro. (San Cipriano).
 
El apego a la oración
Orad por los escolares.
 
ORACIÓN
   Oh Dios, que iluminasteis a vuestra Iglesia mediante la maravillosa erudición de vuestro bienaventurado confesor Santo Tomás, y que la fecundáis mediante la santidad de sus obras, concedednos la gracia de comprender sus enseñanzas e imitar sus virtudes. Por J. C. N. S. Amén.

28 Enero. MARTES DE LA TERCERA SEMANA. SANTO TOMÁS DE AQUINO, presbítero y doctor de la Iglesia, memoria obligatoria

PRIMERA LECTURA
Aquí estoy, ¡oh Dios! , para hacer tu voluntad

Lectura de la carta a los Hebreos 10, 1-10

Hermanos: La Ley, que presenta sólo un vislumbre de los bienes futuros y no la imagen auténtica de la realidad, siempre, con los mismos sacrificios, año tras año, no puede nunca hacer perfectos a los que se acercan a ofrecerlos.
Si no fuera así, habrían dejado de ofrecerse, porque los ministros del culto, purificados una vez, no tendrían ya ningún pecado sobre su ¿conciencia.
Pero en estos mismos sacrificios se recuerdan los pecados año tras año.
Porque es imposible que la sangre de los toros y de los machos cabríos quite los pecados.
Por eso, cuando Cristo entró en el mundo dijo: —Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, pero me has preparado un cuerpo; no aceptas holocaustos ni víctimas expiatorias.
Entonces yo dije lo que está escrito en el libro: «Aquí estoy, ¡oh Dios ! , para hacer tu voluntad».
Primero dice: No quieres ni aceptas sacrificios ni ofrendas, holocaustos ni víctimas expiatorias, —que se ofrecen según la ley—.
Después añade: «Aquí estoy yo para hacer tu voluntad».
Niega lo primero, para afirmar lo segundo.
Y conforme a esa voluntad todos quedamos santificados por la oblación del cuerpo de Jesucristo, hecha una vez para siempre.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 39, 2 y 4ab. 7-8a. 10. 11
V/. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
R/. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.


V/. Yo esperaba con ansia al Señor: él se inclinó y escuchó mi grito; me puso en la boca un cántico nuevo, un himno a nuestro Dios. R/.


V/. Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, y en cambio me abriste el oído; no pides sacrificio expiatorio, entonces yo digo: «Aquí estoy». R/.


V/. He proclamado tu salvación ante la gran asamblea; no he cerrado los labios: Señor, tú lo sabes. R/.


V/. No he guardado en el pecho tu defensa, he contado tu fidelidad y tu salvación, no he negado tu misericordia y tu lealtad, ante la gran asamblea. R/.



EVANGELIO
El que cumple la voluntad de Dios, ése es mi hermano y mi hermana y mi madre

Lectura del santo Evangelio según San Marcos 3, 31-35

En aquel tiempo, llegaron la madre y los hermanos de Jesús, y desde fuera lo mandaron llamar.
La gente que tenía sentada alrededor le dijo: Mira, tu madre y tus hermanos están fuera y te buscan.
Les contestó: ¿Quiénes son mi madre y mis hermanos? Y paseando la mirada por el corro, dijo: Estos son mi madre y mis hermanos.
El que cumple la voluntad de Dios, ése es mi hermano y mi hermana y mi madre.

Palabra del Señor.