sábado, 5 de julio de 2025

DOMINGO XIV DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA
Yo haré derivar hacia ella, como un río, la paz
Lectura del libro de Isaías 66, 10-14c
Festejad a Jerusalén, gozad con ella, todos los que la amáis,
alegraos de su alegría, los que por ella llevasteis luto.
Mamaréis a sus pechos y os saciaréis de sus consuelos, y apuraréis las delicias de sus ubres abundantes.
—Porque así dice el Señor:
«Yo haré derivar hacia ella, como un río, la paz,
como un torrente en crecida, las riquezas de las naciones.
Llevarán en brazos a sus criaturas y sobre las rodillas las acariciarán;
como a un niño a quien su madre consuela, así os consolaré yo, y en Jerusalén seréis consolados.
Al verlo, se alegrará vuestro corazón,
y vuestros huesos florecerán como un prado;
la mano del Señor se manifestará a sus siervos.»
Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 65, 1-3a. 4-5. 16 y 20 (R.: 1)
R. Aclamad al Señor, tierra entera.

Aclamad al Señor, tierra entera; tocad en honor de su nombre; cantad himnos a su gloria; decid a Dios: «¡Qué temibles son tus obras!» R.

Que se postre ante ti la tierra entera, que toquen en tu honor, que toquen para tu nombre. Venid a ver las obras de Dios, sus temibles proezas en favor de los hombres. R.

Transformó el mar en tierra firme, a pie atravesaron el río. Alegrémonos con Dios, que con su poder gobierna eternamente. R.

Fieles de Dios, venid a escuchar, os contaré lo que ha hecho conmigo. Bendito sea Dios, que no rechazó mi súplica, ni me retiró su favor. R.

SEGUNDA LECTURA
Yo llevo en mi cuerpo las marcas de Jesús
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas 6, 14-18
Hermanos:
Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, en la cual el mundo está crucificado para mí, y yo para el mundo.
Pues lo que cuenta no es circuncisión o incircuncisión, sino una criatura nueva.
La paz y la misericordia de Dios vengan sobre todos los que se ajustan a esta norma; también sobre el Israel de Dios.
En adelante, que nadie me venga con molestias, porque yo llevo en mi cuerpo las marcas de Jesús.
La gracia de nuestro Señor Jesucristo esté con vuestro espíritu, hermanos. Amén.
Palabra de Dios.

Aleluya Col 3, 15a. 16a
Que la paz de Cristo actúe de árbitro en vuestro corazón; la palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza.

EVANGELIO
Descansará sobre ellos vuestra paz
 +Lectura del santo evangelio según san Lucas 10, 1-12. 17-20
En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía:
—«La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies.
¡Poneos en camino! Mirad que os mando como corderos en medio de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie por el camino.
Cuando entréis en una casa, decid primero: "Paz a esta casa." Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros.
Quedaos en la misma casa, comed y bebed de lo que tengan, porque el obrero merece su salario.
No andéis cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid: "Está cerca de vosotros el reino de Dios."
Cuando entréis en un pueblo y no os reciban, salid a la plaza y decid: "Hasta el polvo de vuestro pueblo, que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos sobre vosotros. De todos modos, sabed que está cerca el reino de Dios."
Os digo que aquel día será más llevadero para Sodoma que para ese pueblo.»
Los setenta y dos volvieron muy contentos y le dijeron:
—«Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre.»
Él les contestó:
—«Veía a Satanás caer del cielo como un rayo. Mirad: os he dado potestad para pisotear serpientes y escorpiones y todo el ejército del enemigo. Y no os hará daño alguno.
Sin embargo, no estéis alegres porque se os someten los espíritus; estad alegres porque vuestros nombres están inscritos en el cielo.»
Palabra del Señor.

O bien más breve:
 +Lectura del santo evangelio según san Lucas 10, 1-9
En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía:
—«La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies.
¡Poneos en camino! Mirad que os mando como corderos en medio de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie por el
camino.
Cuando entréis en una casa, decid primero: "Paz a esta casa". Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros.
Quedaos en la misma casa, comed y bebed de lo que tengan, porque el obrero merece su salario.
No andéis cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid: "Está cerca de vosotros el reino de Dios."»
Palabra del Señor.

SAN ANTONIO MARÍA ZACARIAS Confesor

 5 de julio

SAN ANTONIO MARÍA ZACARIAS  
Confesor
   
   
Nació en Cremona (Italia) el año 1502 y murió en la misma ciudad el 5 de julio de 1539. Basta la escueta indicación de estas fechas para comprender la trascendencia que, para la vida de la Iglesia, tuvieron los días que vivió Antonio María Zacarías. Inquietud y aspiración de reforma, ansias de renovación por caminos no siempre gratos a la jerarquía eclesiástica, miedo pusilánime en unos y excesos imprudentes en no pocos, definen el clima en el que debía germinar la semilla de un nuevo reformador santo, entre otros que, como San Cayetano de Thiena y San Ignacio de Loyola, produjo la Iglesia católica en el siglo XVI. Reformador, santo y, además añadimos, precursor del gran San Carlos Borromeo en la elevación espiritual de la diócesis de Milán.

   Antonio María fue obra de la gracia, que comenzó por materializarse en el regalo de una piadosísima madre; de su seno salió a contemplar la luz de este mundo y de sus brazos tuvo la dicha indecible de volar a contemplar la claridad de Dios. La buena Antonieta Pescaroli recibió con conciencia de responsabilidad el encargo y la confianza que la Providencia en ella depositó al darle un hijo para hacer de él un buen cristiano; por fidelidad a él, y para mejor dedicarse a su formación, rehusó la joven viuda un nuevo matrimonio. Antonio María Zacarías pudo así aprender de su madre a ser pobre para poder ser caritativo, hasta tanto que, con el fin de facilitar a ésta el ejercicio de la caridad en favor de los necesitados, renunció notarialmente a los bienes que le correspondían por herencia paterna; se nos hará, pues, natural que, como un necesitado más, solicite humilde de su madre lo indispensable para su sustento, sin permitirse jamás nada que pueda parecer superfluo o lujoso; para Antonio María supondría ello privar a otros de lo necesario para vivir.

   Quiso prepararse por el estudio de la medicina para ser un ciudadano útil a sus hermanos los hombres. Pero el Señor le quería escoger para curar dolencias de otra índole. En los años de estudiante la piedad y amor a la Santísima Virgen, a quien había consagrado su virginidad, sostuvo firme su propósito de virtud y su espíritu de caritativo servicio a los hermanos, que fue poco a poco transformándose en el deseo de ser sacerdote. Pero, a pesar de que la decadencia de las costumbres, aun en el clero, hiciera a sus contemporáneos poco respetable la dignidad sacerdotal, supo él descubrir la grandeza de la misión del sacerdote, a la vez que la profundidad de su indignidad, de manera que sólo por el prudente consejo de su director espiritual se decidiera a entrar por el camino del sacerdocio.

   En una época en que la Reforma de la Iglesia aspiraba no solamente a la purificación de las costumbres, sino a la consolidación de la doctrina, no bastaba ser virtuoso para responder a las exigencias que su tiempo tenía, consciente o inconscientemente, respecto de los sacerdotes. Hacía falta doctrina sólida inspirada precisamente en las fuentes puras de la revelación, en la Sagrada Escritura. Visto desde la perspectiva del siglo XX, nos parece sumamente moderno y actual el esfuerzo puesto por Antonio María Zacarías, estudiante para el sacerdocio, de llegar a la comprensión de la doctrina católica, en la teoría y en el espíritu de San Pablo, a través de sus preciosas epístolas. Libertad y gracia, virginidad y cuerpo místico, locura por Cristo crucificado y desprecio de las realidades terrestres, son unos de los muchos temas en los cuales se fue empapando el futuro apóstol y reformador, cuya íntima preocupación no fue otra que la de reproducir la imagen del apóstol Pablo, gran enamorado de Cristo.

   Once años escasamente fue Antonio María sacerdote; pero los santos saben vivir con intensidad su tiempo, y así debió vivirlo quien en tan poco tiempo mereció ser llamado por su bondad y caridad, por su prudencia y celo, el "Angel de Cremona" y el "Padre de la Patria". Su madre le enseñó a compadecer y a aliviar el sufrimiento ajeno, y, ordenado sacerdote, no tuvo que hacer otra cosa que seguir la misma trayectoria, poniendo al servicio de sus hermanos el gran don del sacerdocio, que fue en él luz, mortificación, amor.

   En un siglo de exaltación de la razón y de la cultura, y de optimismo desbordado por los valores humanos, Antonio María Zacarías luchó por llevar a los creyentes la ceguera de la fe y la locura de la cruz; la Eucaristía y la pasión fueron las devociones que con mayor ardor trató de inculcar en el pueblo cristiano, y aún perduran todavía ciertas prácticas que él introdujo, como son el recuerdo piadoso de la pasión y de la muerte del Señor al toque de las tres de la tarde de todos los viernes, y la práctica de las cuarenta horas de adoración al Santísimo Sacramento, solemnemente expuesto sucesivamente en diversas iglesias para salvar la continuidad del culto.

   Los santos no suelen ser guardianes egoístas de los tesoros que en ellos deposita la gracia; buscan la comunicación abundante y fecunda, en vistas a una mayor eficacia apostólica; por esto es frecuente que en torno a ellos surjan familias religiosas vivificadas por su espíritu y penetradas de su misma inquietud apostólica. Antonio María descubrió en el mundo en que la Providencia le situó, una gran indigencia; vio en su cristianismo una radiante luz que la colmara; y su vida personal, lo mismo que la de los clérigos de la Congregación de San Pablo, no será otra cosa que la dedicación a la obra de la salvación de los hermanos, en el sacrificio total de las apetencias puramente personales. Así nació en Milán esta asociación para la reforma del clero y del pueblo, que más tarde sería conocida con el nombre de los "barnabitas", por la sede en que se instalaron definitivamente a partir del año 1545. Clemente VII la aprobó en 1533. Un sacerdote y un seglar, Bartolomé Ferrari y Jacobo Morigia, fueron sus primeros colaboradores. Y no solamente en el espíritu y la doctrina quisieron estos hombres de Dios imitar a San Pablo; como éste en el foro, se lanzaron ellos a las calles de Milán, predicando, mucho más que por la preparación de su elocuencia, por la austeridad y la mortificación de la vida. No faltaron quienes se escandalizaron ante estas santas "excentricidades", acusándoles de hipócritas y aun heréticos. Se les promovió una causa ante el senado y la curia episcopal de Cremona, de la que la nueva asociación salió fortalecida, pues le valió la bula de Paulo III, quien el año 1539 puso a la nueva Congregación religiosa bajo la inmediata jurisdicción de la Santa Sede.

   Con el fin de llevar el espíritu de la Reforma a las jóvenes y a las mujeres, Antonio María transformó un instituto erigido, con esta finalidad por la condesa Luisa Torrelli de Guastalla en monasterio de religiosas que tomará por nombre el de Angélicus, que fue también aprobado por Paulo III. Siguiendo fiel a su espíritu, la base de la transformación religiosa y moral la puso el fundador en la instrucción religiosa, sin la cual no puede existir una verdadera reforma. San Carlos Borromeo se sirvió de ella aun para la reforma de los monasterios, elogiándola tanto que la llamó "la joya más preciosa de su mitra".

   No sería completa la reseña sobre la obra de San Antonio María Zacarías si pasáramos por alto una de sus preocupaciones que plasmó en una realización que a nosotros, hombres del siglo XX, nos parece especialmente interesante y actual. Consciente por experiencia propia de lo que la vida familiar, honradamente vivida, puede colaborar en la elevación de las costumbres privadas y públicas, creó una Congregación para los unidos en matrimonio, ordenada a la reforma de las familias.

   Al echar ahora una mirada retrospectiva sobre la vida de Antonio María, canonizado el 27 de mayo de 1890 por Su Santidad el Papa León XIII, llama poderosamente la atención no sólo la abundancia de su obra, realizada en tan breve espacio de tiempo, sino también, y en mayor grado aún, la perspicacia y claridad de la visión que tuvo de los problemas, que le hizo buscar los remedios verdaderos y permanentes de todas las situaciones difíciles de la vida de la Iglesia: el estudio de la verdad, el amor de la caridad, el sacrificio por el hermano. Por esto San Antonio María Zacarías nos parece aun hoy un santo moderno, actual, capaz de iluminarnos con el resplandor de su vida y de su espíritu.




 JOSÉ MARÍA SETIÉN

SÁBADO DE LA DECIMOTERCERA SEMANA


PRIMERA LECTURA
Jacob echó la zancadilla a Esaú y le quitó su bendición
Lectura del libro del Génesis 27, 1-5. 15-29
Cuando Isaac se hizo viejo y perdió la vista, llamó a su hijo mayor: 
—Hijo mío.
Contestó: 
—Aquí estoy.
El le dijo: 
—Mira, yo soy viejo y no sé cuándo moriré.
Toma tus aparejos, arco y aljaba, y sal al campo a buscarme caza; después me guisas un buen plato, como sabes que me gusta, y me lo traes para que coma; pues quiero darte mi bendición antes de morir.
Rebeca escuchó la conversación de Isaac con Esaú, su hijo.
Salió Esaú al campo a cazar para su padre.
Rebeca tomó un traje de su hijo mayor, Esaú, el traje de fiesta, que tenía en el arcón, y vistió con él a Jacob, su hijo menor; con la piel de los cabritos le cubrió los brazos y la parte lisa del cuello.
Y puso en manos de su hijo Jacob el guiso sabroso que había preparado y el pan.
El entró en la habitación de su padre y dijo: 
—Padre.
Respondió Isaac: 
—Aquí estoy; ¿quién eres, hijo mío?
Respondió Jacob a su padre: 
—Soy Esaú tu primogénito, he hecho lo que me mandaste; incorpórate, siéntate y come lo que he cazado; después me bendecirás tú.
Isaac dijo a su hijo: 
— ¡Qué prisa te has dado para encontrarla!
El respondió: 
—El Señor tu Dios me la puso al alcance.
Isaac dijo a Jacob: 
—Acércate que te palpe, hijo mío a ver si eres tú mi hijo Esaú o no.
Se acercó Jacob a su padre Isaac, y éste lo palpó, y dijo: 
—La voz es la voz de Jacob, los brazos son los brazos de Esaú.
Y no lo reconoció porque sus brazos estaban peludos como los de su hermano Esaú.
Y lo bendijo.
Le volvió a preguntar: 
— ¿Eres tú mi hijo Esaú?
Respondió Jacob:
—Yo soy.
Isaac dijo: 
—Sírveme la caza, hijo mío, que coma yo de tu caza, y así te
bendeciré yo.
Se la sirvió, y él comió.
Le trajo vino, y bebió.
Isaac le dijo: 
—Acércate y bésame, hijo mío.
Se acercó y lo besó.
Y al oler el aroma del traje, lo bendijo, diciendo: 
—Aroma de un campo que bendijo el Señor es el aroma de mi hijo: que Dios te conceda el rocío del cielo, la fertilidad de la tierra, abundancia de trigo y de vino.
Que te sirvan los pueblos, y se postren ante ti las naciones.
Sé señor de tus hermanos, que ellos se postren ante ti.
Maldito quien te maldiga, bendito quien te bendiga.
Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 134, 1-2. 3-4. 5-6
V/. Alabad al Señor, porque es bueno.
R/. Alabad al Señor, porque es bueno.

V/. Alabad el nombre del Señor, alabadlo, siervos del Señor,
que estáis en la casa del Señor, en los atrios de la casa de nuestro Dios. R/.

V/. Alabad al Señor, porque es bueno; tañed para su nombre, que es amable.
Porque él se escogió a Jacob, a Israel en posesión suya. R/.

V/. Yo sé que el Señor es grande, nuestro dueño más que todos los dioses.
El Señor todo lo que quiere lo hace: en el cielo y en la tierra, en los mares y en los océanos. R/.


EVANGELIO
¿Es que pueden guardar luto los amigos del novio, mientras el novio está con ellos?

+Lectura del santo Evangelio según San Mateo 9, 14-17

En aquel tiempo, los discípulos de Juan se le acercaron a Jesús, preguntándole: ¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo y, en cambio, tus discípulos no ayunan? Jesús les dijo: ¿Es que pueden guardar luto los amigos del novio, mientras el novio está con ellos? .
Llegará un día en que se lleven al novio y entonces ayunarán.
Nadie echa un remiendo de paño sin remojar a un manto pasado; porque la pieza tira del manto y deja un roto peor.
Tampoco se echa vino nuevo en odres viejos; porque revientan los odres: se derrama el vino y los odres se estropean; el vino nuevo se echa en odres nuevos, y así las dos cosas se conservan.

Palabra del Señor.