15 de noviembre
SAN ALBERTO MAGNO,
Obispo, Confesor y Doctor
Obispo, Confesor y Doctor
Vosotros sois el cuerpo de Cristo
y miembros unos de otros.
(1 Corintios, 12, 27)
(1 Corintios, 12, 27)
Habiendo entrado en la Orden de Santo
Domingo, en sus comienzos entonces, San Alberto perseveró en ella a pesar de la
oposición de su familia. Fue dedicado a los estudios y a la enseñanza de la
filosofía y de la teología, en las que se distinguió como uno de los más
grandes espíritus de su siglo y como maestro de Santo Tomás de Aquino. Obligado
por el Papa a aceptar, en 1260, el obispado de Ratisbona, pronto obtuvo su
relevo para poder retomar sus lecciones. En el concilio de Lyon, en 1274,
empleó toda su influencia para restablecer la unión con los griegos cismáticos.
Murió, a edad muy avanzada, el 15 de noviembre de 1280.
I. Todos los fieles componen un
cuerpo cuya cabeza es Jesucristo; es menester, pues, que los miembros tengan
oficios diferentes. ¡Cuán dulce es no tener comercio con las creaturas y
conversar sólo con Dios! Es hacer en la tierra lo que los Ángeles y los santos
hacen en el cielo. Si nuestra alma no busca ni ama sino a su Creador, en quien
encuentra encantos infinitos, las creaturas no ejercen ya atractivo sobre ella.
Señor, atraed mi alma a Vos, desembarazadme de tantos inútiles cuidados que me
impiden platicar con Vos.
II. La caridad, la obediencia y tu
posición no te permiten llevar una vida puramente contemplativa con Magdalena,
es preciso vivir una vida activa con Marta. Tienes más ocasiones de caer en los
lazos del demonio, manténte, pues, en guardia. No imites a los malos con los
cuales vives; conviértelos si puedes. Entre las creaturas, conserva la unión de
tu corazón con Dios. Realiza, a imitación de los santos, obras de misericordia;
alivia a tu prójimo por amor a Jesucristo, considéralo en la persona de
aquéllos con quienes estás en relación; entonces les prestarás todos los buenos
oficios, sin esfuerzo y sin peligro para ti; las creaturas elevarán tu corazón
a Dios.
III. Une los ejercicios de la vida
contemplativa con las ocupaciones de la vida activa, de modo que la una no
impida a la otra. Cumple todos los deberes de cortesía y de caridad que los
compromisos del mundo te imponen, Dios lo quiere; pero evita todas las
conversaciones inútiles, y administra tu tiempo de manera que te quede el
suficiente para conversar con Dios. Es la vida que Jesucristo llevó en la
tierra. ¡ Ay! ¿qué hacen los cristianos? ¡Dan a los negocios del mundo todas
las horas del día, y no reservan ni un momento para pensar en Dios y en su
salvación! Nos traicionamos a nosotros mismos entregándonos por
entero a lo que no puede seguirnos a la otra vida. (San Juan Crisóstomo).
La práctica de las buenas obras
Orad por los profesores de teología.
Orad por los profesores de teología.
ORACIÓN
Oh Dios, que hicisteis grande al
bienaventurado Alberto, vuestro pontífice y doctor, en la sumisión de la
sabiduría humana a la fe divina, concedednos que nos adhiramos a su enseñanza y
gocemos así en el cielo de la luz perfecta. Por J. C. N. S. Amén.