26 de diciembre
SAN ESTEBAN,(*)
Protomártir
SAN ESTEBAN,(*)
Protomártir
Esteban, lleno de gracia y de fortaleza,
obraba grandes prodigios y milagros entre el pueblo.
(Hechos de los Apóstoles, 6, 8).
obraba grandes prodigios y milagros entre el pueblo.
(Hechos de los Apóstoles, 6, 8).
San Esteban, primer diácono elegido por
los Apóstoles para la distribución de las limosnas entre los fieles, fue
también el primer mártir de Jesucristo: ¡qué gloria! Reprochó vivamente a los
judíos el que hubieran echado mano a traición y dado muerte al Justo, al Mesías
prometido, y lo confesó magníficamente ante Caifás y el gran Consejo. Hasta vio
que los cielos se abrían y a Jesús a la diestra del Padre. Llenos de furor, los
judíos lo arrastraron fuera y lo lapidaron mientras Esteban, de rodillas, pedía
a Dios que los perdonase. ¡Saulo, el futuro gran San Pablo, tenía sus
vestiduras!
I. San Esteban se declara abiertamente
discípulo de Jesucristo. No teme la muerte porque está lleno de gracia y de
fortaleza; y esta gracia y esta fortaleza le vienen de su fe. La vista del
cielo, que se abrió ante sus ojos, lo hace insensible a los tormentos. Si
tuviese yo un poco de fe, si de tiempo en tiempo considerase la corona
que Dios me prepara en el cielo, ¿qué temería aquí en la tierra? ¿qué amaría
fuera de Vos, oh mi dulce Jesús?
II. Soporta valerosamente la muerte y, al
morir, ruega por los que lo apedrean. Sufre tú por Jesús las persecuciones y la
muerte, si es necesario. Nada podrías hacer por Él de lo cual no te haya dado
ejemplo; pero sufre orando por los que te persiguen. ¿Sabes por qué San Esteban
perdona tan fácilmente a sus enemigos? Porque la crueldad de ellos prepara su
triunfo. ¿Cómo quieres que se irrite contra aquellos que le
abren la puerta del cielo? (San Eusebio).
III. Los Hechos de los Apóstoles dicen,
al referir la muerte de este santo, que se durmió en el Señor. Su muerte fue,
pues, semejante a un dulce sueño: fue, en efecto, el término de todos sus
trabajos y el comienzo de su reposo. Señor, concededme la gracia de morir con
la muerte de los santos, con esta muerte tan preciosa ante vuestros ojos. Alma
mía, vivamos, suframos, trabajemos, como los santos, y moriremos con la muerte
de los santos. ¡Que muera yo con la muerte de los justos!
La caridad
Orad por vuestros enemigos.
Orad por vuestros enemigos.
ORACIÓN
Señor, concedednos la gracia de
imitar a aquellos a quienes honramos, a fin de que aprendamos a amar a nuestros
enemigos, pues celebramos el nacimiento al cielo del que oró a Jesucristo
Nuestro Señor por sus mismos verdugos. Amén.
- Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J.