martes, 23 de diciembre de 2014

NOVENA AL NIÑO JESÚS - DÍA OCTAVO



Novena al Niño Jesús - Niño Dios


Día octavo Diciembre 23
Consideración

Llegan a Belén José y María buscando hospedaje en los mesones pero no lo encuentran, ya por hallarse todos ocupados, ya porque se les desecha a causa de su pobreza. Empero, nadie puede turbar la paz interior de los que están fijos en Dios. Si José experimentaba tristeza cuando era rechazado de casa en casa, porque pensaba en María y en el Niño, sonreía también con santa tranquilidad cuando fijaba la mirada en su casta esposa. El Niño, aún no nacido, regocijábase en aquellas negativas que eran el preludio de sus humillaciones venideras. Cada voz áspera, el ruido de cada puerta que se cerraba ante ellos era una dulce melodía para sus oídos. Eso era lo que había venido a buscar. El deseo de esas humillaciones era lo que había contribuido a hacerle tomar forma humana.

¡Oh Divino Niño de Belén! Estos días que tantos han pasado en fiestas o diversiones o descansando muellemente en cómodas y ricas mansiones, han sido para vuestros padres unos días de fatiga y vejaciones de toda clase.

¡Ah! El espíritu de Belén es el de un mundo que ha olvidado a Dios ¿Cuántas veces no lo ha sido también el nuestro? ¿No cerramos continuamente con ruda ignorancia la puerta a los llamamientos de Dios, que nos invita a convertirnos o a santificarnos o a conformarnos con su voluntad? ¿No hacemos mal uso de nuestras penas, desconociendo su carácter celestial, aunque cada una, a su modo, lo lleva grabado en sí? Dios viene a nosotros muchas veces en la vida, pero no conocemos su faz, no le conocemos sino cuando nos vuelve la espalda y se aleja, después de nuestra negativa.

Pónese el sol del 24 de Diciembre detrás de los tejados de Belén y sus últimos rayos doran la cima de las rocas escarpadas que le rodean. Hombres groseros codean rudamente al Señor en las calles de aquella aldea oriental, y cierran las puertas al ver a su Madre. La bóveda de los cielos aparece purpurina por encima de aquellas colinas frecuentadas por los pastores. Las estrellas van apareciendo una tras otra. Algunas horas más y aparecerá el Verbo Eterno.


ORACIONES PARA TODOS LOS DÍAS

23 DE DICIEMBRE. MARTES DE LA CUARTA SEMANA DE ADVIENTO

PRIMERA LECTURA
Os enviaré al profeta Elías antes de que llegue el día del Señor

Lectura de la profecía de Malaquías 3, 1-4. 23-24

Así dice el Señor:
«Mirad, yo envío a mi mensajero, para que prepare el camino ante mi.
De pronto entrará en el santuario el Señor a quien vosotros buscáis,
el mensajero de la alianza que vosotros deseáis. Miradlo entrar —dice el Señor de los ejércitos—.
¿Quien podrá resistir el día de su venida?, ¿quién quedará en pie cuando aparezca??
Será un fuego de fundidor, una lejía de lavandero: se sentará como un fundidor que refina la plata,
como a plata y a oro refinará a los hijos de Leví, y presentarán al Señor la ofrenda como es debido.
Entonces agradará al Señor la ofrenda de Judá y de Jerusalén, como en los días pasados, como en los años antiguos.
Mirad: os enviaré al profeta Elías antes de que llegue el día del Señor, grande y terrible.
Convertirá el corazón de los padres hacia los hijos,
y el corazón de los hijos hacia los padres, para que no tenga que venir yo a destruir la tierra.»
Palabra de Dios.


Salmo responsorial Sal 24, 4-5ab. 8-9. 10 y 14 (R/.: Lc 21, 28)

R/. Levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación.
Señor, enséñame tus caminos, instrúyeme en tus sendas: haz que camine con lealtad; enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador. R/.
El Señor es bueno y es recto, y enseña el camino a los pecadores; hace caminar a los humildes con rectitud, enseña su camino a los humildes. R/.
Las sendas del Señor son misericordia y lealtad para los que guardan su alianza y sus mandatos. El Señor se confía con sus fieles y les da a conocer su alianza. R/.


Aleluya
Rey de las naciones y Piedra angular de la Iglesia, ven y salva al hombre que formaste del barro de la tierra.


EVANGELIO
El nacimiento de Juan Bautista

+ Lectura del santo evangelio según san Lucas 1, 57-66

A Isabel se le cumplió el tiempo del parto y dio a luz un hijo. Se enteraron sus vecinos y parientes de que el Señor le había hecho una gran misericordia, y la felicitaban.
A los ocho días fueron a circuncidar al niño, y lo llamaban Zacarías, como a su padre. La madre intervino diciendo:
—«¡No! Se va a llamar Juan.»
Le replicaron:
-«Ninguno de tus parientes se llama así.»
Entonces preguntaban por señas al padre como quería que se llamase. El pidió una tablilla y escribió: «Juan es su nombre.» Todos se quedaron extrañados.
Inmediatamente se le soltó la boca y la lengua, y empezó a hablar bendiciendo a Dios.
Los vecinos quedaron sobrecogidos, y corrió la noticia por toda la montaña de Judea. Y todos los que lo oían reflexionaban diciendo:
—«¿Que va a ser este niño?»
Porque la mano del Señor estaba con el.
Palabra del Señor.