sábado, 4 de agosto de 2012

SAN JUAN MARÍA VIANNEY, Confesor


4 de agosto 
SAN JUAN MARÍA VIANNEY,
Confesor


El que creyere y se bautizare se salvará;
pero el que no creyere se condenará.
(Marcos, 16, 16).
   
   
El que habría de ser cura de Ars nació en 1786; tales dificultades encontró en el estudio que, humanamente, no se hubiera esperado que llegara a la ordenación sacerdotal. En 1818, fue encargado de una humilde parroquia de aldea. Habría de hacerla célebre en todo el mundo por las maravillas que en ella obró su celo, tanto en las almas de sus ovejas cuanto en la de numerosos extranjeros que acudían, de todas partes, a confesarse con él para recibir sus consejos y gozar del espectáculo de sus virtudes. El cura de Ars recibió de Dios la gracia de los milagros y el don de leer en los corazones, pero nunca dejó de vivir en la humildad, en la pobreza y en la penitencia. Murió en 1859.


  MEDITACIÓN
SOBRE TRES CUALIDADES
DE LA VIDA DEL CRISTIANO

   l. San Jerónimo nos suministra el tema de esta meditación en la carta que escribió a Rústico. "Nada hay -dice-, más feliz que el cristiano porque se le ha prometido el cielo". Ahí está la fuente de tu grandeza y felicidad. El cristianismo te hace hijo de Dios y te da derecho a la herencia del paraíso. "¡Cuán rico soy -decía San Juan Crisóstomo-, puesto que por la gracia, poseo a Dios, que es la fuente de todos los bienes!" Alma mía, levántate hacia el cielo para el que fuiste creada, y desprecia a la tierra como indigna de ti.

   II. Nada parece más penoso que la vida del cristiano. "No nacemos cristianos -dice Tertuliano-, lo llegamos a ser, y lo llegamos a ser con mucho trabajo". Hay que luchar contra el demonio, contra el mundo, contra sí mismo, no una sola vez, sino todos los días, hasta el último suspiro. Debo, pues, resolverme a seguiros, amable Jesús mío, a llevar con Vos la cruz y la corona de espinas. Ya no más flores ni delicias, puesto que mi Maestro yace en el dolor renuncio para siempre a los placeres de la tierra.

   III. Nada hay más fuerte que el cristiano por que vence al demonio, y se eleva por encima de todas las cosas del mundo, y tiene la seguridad de que Dios no lo abandonará en las tentaciones. Considera lo que sufrieron los mártires con la ayuda de los auxilios de Dios. ¿Qué harías tú si algún tirano pusiese a prueba tu fe mediante los tormentos? Prepárate para el martirio por medio de una mortificación continua. La vida del cristiano es un aprendizaje del martirio. (Tertuliano).

La confianza en Dios
Orad
 por los párrocos.

ORACIÓN   
   Dios omnipotente y misericordioso, que hicisteis al bienaventurado Juan María admirable por el celo pastoral como por el fervor de la oración y de la penitencia, concedednos que siguiendo su ejemplo y por su intercesión ganemos para Cristo las almas de nuestros hermanos y lleguemos con ellos a la gloria eterna. Por J. C. N. S. Amén.

San Juan María Vianney, presbítero. Memoria


4 de agosto
San Juan María Vianney, presbítero
Memoria
PRIMERA LECTURA
Te he puesto como centinela del pueblo de Israel
Lectura del profeta Ezequiel 3, 16b-21
El Señor me habló y me dijo a mí, Ezequiel:
«Hijo de hombre, yo te he puesto como centinela del pueblo de Israel. Cuando escuches una palabra de mi boca, se la anunciarás de mi parte.
Si yo le digo al malvado que es reo de muerte, y tú no se lo adviertes para que cambie su mala conducta y conserve la vida, entonces el malvado morirá por su culpa, pero yo te pediré cuentas de su vida. Pero si tú se lo adviertes y no se arrepiente de su maldad y de su mala conducta, entonces él morirá por su culpa y tú salvarás tu vida.
Y si el justo se aparta de su vida justa y comete maldades, yo le pondré un tropiezo y morirá. Porque no se lo advertiste va a morir por su pecado y no se tendrán en cuenta las buenas obras que hizo, pero a ti te pediré cuentas de su vida. Y, por el contrario, si tú le adviertes al justo para que no peque y él no peca, ciertamente conservará su vida, porque se lo advertiste, y tú también salvarás tu vida».
Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 116
R. Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio.
Que alaben al Señor todos los pueblos,
que todas las naciones lo festejen. R.
Porque grande es su amor hacia nosotros
y su fidelidad dura por siempre. R.

Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
El Señor me ha enviado para anunciar a los pobres la buena nueva y proclamar la liberación a los cautivos.
Aleluya.

EVANGELIO
Al ver a la multitud, se compadeció de ella
+ Lectura del santo Evangelio según san Mateo 9, 35-38; 10, 1
En aquel tiempo, Jesús recorría todas las ciudades y los pueblos, enseñando en las sinagogas, predicando el Evangelio del Reino y curando toda enfermedad y dolencia. Al ver a las multitudes, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y desamparadas, como ovejas sin pastor. Entonces dijo a sus discípulos:
«La cosecha es mucha y los trabajadores, pocos. Rueguen, por lo tanto, al dueño de la mies que envíe trabajadores a sus campos».
Después, llamando a sus doce discípulos, les dio poder para expulsar a los espíritus impuros y curar toda clase de enfermedades y dolencias.
Palabra del Señor.

SÁBADO DE LA DECIMOSÉPTIMA SEMANA




PRIMERA LECTURA
Ciertamente me ha enviado el Señor a vosotros, a predicar estas palabras
Lectura del Profeta Jeremías 26, 11-16. 24
En aquellos días, los sacerdotes y los profetas dijeron a los príncipes y al pueblo:
–Este hombre es reo de muerte, porque ha profetizado contra esta ciudad, como lo habéis oído con vuestros oídos.
Jeremías respondió a los príncipes y al pueblo:
–El Señor me envió a profetizar contra este templo y esta ciudad las palabras que habéis oído.
Pero ahora enmendad vuestra conducta y vuestras acciones, escuchad la voz del Señor vuestro Dios; y el Señor se arrepentirá de la amenaza que pronunció contra vosotros.
Yo por mi parte estoy en vuestras manos: haced de mí lo que mejor os parezca.
Pero sabedlo bien: si vosotros me matáis, echáis sangre inocente sobre vosotros, sobre esta ciudad y sus habitantes. Porque ciertamente me ha enviado el Señor a vosotros, a predicar a vuestros oídos estas palabras.
Los príncipes del pueblo dijeron a los sacerdotes y profetas:
–Este hombre no es reo de muerte, porque nos ha hablado en nombre del Señor nuestro Dios.
Entonces Ajicán, hijo de Safán, se hizo cargo de Jeremías, para que no lo entregaran al pueblo para matarlo.
Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 68, 15-16. 30-31. 33-34
R.  Escúchame, Señor, el día de tu favor.
Arráncame del cieno, que no me hunda,
líbrame de los que me aborrecen
y de las aguas sin fondo.
Que no me arrastre la corriente,
que no me trague el torbellino,
que no se cierre la poza sobre mí. R.
Yo soy un pobre malherido,
Dios mío, tu salvación me levante.
Alabaré el nombre de Dios con cantos,
proclamaré su grandeza con acción de gracias. R.
Miradlo, los humildes, y alegraos,
buscad al Señor, y vivirá vuestro corazón.
Que el Señor escucha a sus pobres,
no desprecia a sus cautivos. R.

EVANGELIO
Herodes mandó decapitar a Juan, y sus discípulos fueron a contárselo a Jesús
+ Lectura del santo Evangelio según San Mateo 14, 1-12
En aquel tiempo, oyó el virrey Herodes lo que se contaba de Jesús y dijo a sus ayudantes:
–Ese es Juan Bautista, que ha resucitado de entre los muertos, y por eso los Poderes actúan en él.
Es que Herodes había mandado prender a Juan y lo había metido en la cárcel encadenado, por motivo de Herodías, mujer de su hermano Felipe; porque Juan le decía que no le estaba permitido vivir con ella.
Quería mandarlo matar, pero tuvo miedo de la gente, que lo tenía por profeta.
El día del cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías danzó delante de todos y le gustó tanto a Herodes, que juró darle lo que pidiera.
Ella, instigada por su madre, le dijo:
–Dame ahora mismo en una bandeja la cabeza de Juan Bautista.
El rey lo sintió; pero por el juramento y los invitados, ordenó que se la dieran; y mandó decapitar a Juan en la cárcel.
Trajeron la cabeza en una bandeja, se la entregaron a la joven, y ella se la llevó a su madre.
Sus discípulos recogieron el cadáver, lo enterraron, y fueron a contárselo a Jesús.
Palabra del Señor.