4 de agosto
San Juan María Vianney,
presbítero
Memoria
PRIMERA LECTURA
Te he puesto como centinela
del pueblo de Israel
Lectura del profeta Ezequiel 3,
16b-21
El Señor me
habló y me dijo a mí, Ezequiel:
«Hijo
de hombre, yo te he puesto como centinela del pueblo de Israel. Cuando escuches
una palabra de mi boca, se la anunciarás de mi parte.
Si
yo le digo al malvado que es reo de muerte, y tú no se lo adviertes para que
cambie su mala conducta y conserve la vida, entonces el malvado morirá por su
culpa, pero yo te pediré cuentas de su vida. Pero si tú se lo adviertes y no se
arrepiente de su maldad y de su mala conducta, entonces él morirá por su culpa
y tú salvarás tu vida.
Y
si el justo se aparta de su vida justa y comete maldades, yo le pondré un
tropiezo y morirá. Porque no se lo advertiste va a morir por su pecado y no se
tendrán en cuenta las buenas obras que hizo, pero a ti te pediré cuentas de su
vida. Y, por el contrario, si tú le adviertes al justo para que no peque y él
no peca, ciertamente conservará su vida, porque se lo advertiste, y tú también
salvarás tu vida».
Palabra de
Dios.
Salmo responsorial Sal 116
R. Vayan por
todo el mundo y prediquen el Evangelio.
Que alaben
al Señor todos los pueblos,
que todas
las naciones lo festejen. R.
Porque
grande es su amor hacia nosotros
y su
fidelidad dura por siempre. R.
Aclamación
antes del Evangelio
Aleluya,
aleluya.
El Señor me
ha enviado para anunciar a los pobres la buena nueva y proclamar la liberación
a los cautivos.
Aleluya.
EVANGELIO
Al ver a la multitud, se
compadeció de ella
+ Lectura del santo Evangelio según
san Mateo 9, 35-38; 10, 1
En
aquel tiempo, Jesús recorría todas las ciudades y los pueblos, enseñando en las
sinagogas, predicando el Evangelio del Reino y curando toda enfermedad y
dolencia. Al ver a las multitudes, se compadecía de ellas, porque estaban
extenuadas y desamparadas, como ovejas sin pastor. Entonces dijo a sus
discípulos:
«La
cosecha es mucha y los trabajadores, pocos. Rueguen, por lo tanto, al dueño de
la mies que envíe trabajadores a sus campos».
Después,
llamando a sus doce discípulos, les dio poder para expulsar a los espíritus
impuros y curar toda clase de enfermedades y dolencias.
Palabra
del Señor.