sábado, 25 de enero de 2014

TERCER DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

PRIMERA LECTURA
En la Galilea de los gentiles el pueblo vio una luz grande

Lectura del libro de Isaías 9, 1-4
En otro tiempo el Señor humilló el país de Zabulón y el país de Neftalí; ahora ensalzará el camino del mar, al otro lado del Jordán, la Galilea de los gentiles.
El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande;
habitaban tierras de sombras, y una luz les brilló.
Acreciste la alegría, aumentaste el gozo:
se gozan en tu presencia como gozan al segar,
como se alegran al repartirse el botín.
Porque la vara del opresor, el yugo de su carga,
el bastón de su hombro los quebrantaste como el día de Madián.
Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 26, 1. 4. 13-14
V/. El Señor es mi luz y mi salvación.
R/. El Señor es mi luz y mi salvación.
V/. El Señor es mi luz y mi salvación; ¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida; ¿quién me hará temblar?
R/. El Señor es mi luz y mi salvación.
V/. Una cosa pido al Señor, eso buscaré:
habitar en la casa del Señor por todos los días de mi vida;
gozar de la dulzura del Señor contemplando su templo.
R/. El Señor es mi luz y mi salvación.
V/. Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida.
Espera en el Señor, sé valiente, ten ánimo, espera en el Señor.
R/. El Señor es mi luz y mi salvación.


SEGUNDA LECTURA
Poneos de acuerdo y no andéis divididos.

Lectura de la primera carta del Apóstol San Pablo a los Corintios 1, 10-13. 17

Hermanos:
Os ruego en nombre de nuestro Señor Jesucristo: poneos de acuerdo y no andéis divididos.
Estad bien unidos con un mismo pensar y sentir.
Hermanos, me he enterado por los de Cloe de que hay discordias entre vosotros.
Y por eso os hablo así,
porque andáis divididos diciendo:
«Yo soy de Pablo, yo soy de Apolo,
yo soy de Pedro, yo soy de Cristo.»
¿Está dividido Cristo?
¿Ha muerto Pablo en la cruz por vosotros?
¿Habéis sido bautizados en nombre de Pablo?
No me envió Cristo a bautizar, sino a anunciar el Evangelio, y no con sabiduría de palabras, para no hacer ineficaz la cruz de Cristo.
Palabra de Dios


Aleluya Mt 4, 23
Si no se canta, puede omitirse
Aleluya, aleluya.
Jesús predicaba el Evangelio del Reino, curando las enfermedades del pueblo. Aleluya.


EVANGELIO
Vino a Cafarnaún para que se cumpliese lo que había dicho el Profeta Isaías

El texto entre [ ] puede omitirse por razones pastorales

 +Lectura del santo Evangelio según San Mateo 4, 12-23
Al enterarse Jesús de que habían arrestado a Juan se retiró a Galilea. Dejando Nazaret se estableció en Cafarnaún, junto al lago, en el territorio de Zabulón y Neftalí. Así se cumplió lo que había dicho el Profeta Isaías:
«País de Zabulón y país de Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles. El pueblo que habitaba en tinieblas vio una luz grande; a los que habitaban en tierra y sombras de muerte, una luz les brilló.»
Entonces comenzó Jesús a predicar diciendo:
—Convertíos, porque está cerca el Reino de los cielos.
[Paseando junto al lago de Galilea vio a dos hermanos, a Simón, al que llaman Pedro, y a Andrés, que estaban echando el copo en el lago, pues eran pescadores.
Les dijo:
—Venid y seguidme y os haré pescadores de hombres.
Inmediatamente dejaron las redes y le siguieron.
Y pasando adelante vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre. Jesús los llamo también.
Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron.
Recorría toda Galilea enseñando en las sinagogas y proclamando el Evangelio del Reino, curando las enfermedades y dolencias del pueblo.]

Palabra del Señor.

25 de enero LA CONVERSIÓN DEL APÓSTOL SAN PABLO, Fiesta


PRIMERA LECTURA
Levántate, recibe el bautismo que, por la invocación del nombre de Jesús, lavará tus pecados

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 22, 3-16

En aquellos días, dijo Pablo al pueblo:
-«Yo soy judío, nací en Tarso de Cilicia, pero me crié en esta ciudad; fui alumno de Gamaliel y aprendí hasta el último detalle de la ley de nuestros padres; he servido a Dios con tanto fervor como vosotros mostráis ahora. Yo perseguí a muerte este nuevo camino, metiendo en la cárcel, encadenados, a hombres y mujeres; y son testigos de esto el mismo sumo sacerdote y todos los ancianos. Ellos me dieron cartas para los hermanos de Damasco, y fui allí para traerme presos a Jerusalén a los que encontrase, para que los castigaran.
Pero en el viaje, cerca ya de Damasco, hacia mediodía, de repente una gran luz del cielo me envolvió con su resplandor, caí por tierra y oí una voz que me decía:
“Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?”
Yo pregunté:
“¿Quién eres, Señor ?”
Me respondió:
“Yo soy Jesús Nazareno, a quien tú persigues.”
Mis compañeros vieron el resplandor, pero no comprendieron lo que decía la voz.
Yo pregunté:
“¿Qué debo hacer, Señor?”
El Señor me respondió:
“Levántate, sigue hasta Damasco, y allí te dirán lo que tienes que hacer.”
Como yo no veía, cegado por el resplandor de aquella luz, mis compañeros me llevaron de la mano a Damasco.
Un cierto Ananías, devoto de la Ley, recomendado por todos los judíos de la ciudad, vino a verme, se puso a mi lado y me dijo:
“Saulo, hermano, recobra la vista.”
Inmediatamente recobré la vista y lo vi.
Él me dijo:
“El Dios de nuestros padres te ha elegido para que conozcas su voluntad, para que vieras al Justo y oyeras su voz, porque vas a ser su testigo ante todos los hombres, de lo que has visto y oído. Ahora, no pierdas tiempo; levántate, recibe el bautismo que, por la invocación de su nombre, lavará tus pecados.”»
Palabra de Dios.


O bien:

Te dirán lo que tienes que hacer
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 9, 1-22

En aquellos días, Saulo seguía echando amenazas de muerte contra los discípulos del Señor. Fue a ver al sumo sacerdote y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, autorizándolo a traerse presos a Jerusalén a todos los que seguían el nuevo camino, hombres y mujeres.
En el viaje, cerca ya de Damasco, de repente, una luz celeste lo envolvió con su resplandor. Cayó a tierra y oyó una voz que le decía:
-«Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?»
Preguntó él:
-«¿Quién eres, Señor?»
Respondió la voz:
-«Soy Jesús, a quien tú persigues. Levántate, entra en la ciudad, y allí te dirán lo que tienes que hacer.»
Sus compañeros de viaje se quedaron mudos de estupor, porque oían la voz, pero no veían a nadie. Saulo se levantó del suelo y, aunque tenía los ojos abiertos, no veía. Lo llevaron de la mano hasta Damasco. Allí estuvo tres días ciego, sin comer ni beber.
Había en Damasco un discípulo, que se llamaba Ananías. El Señor lo llamó en una visión:
-«Ananías.»
Respondió él:
-«Aquí estoy, Señor.»
El Señor le dijo:
-«Ve a la calle Mayor, a casa de Judas, y pregunta por un tal Saulo de Tarso. Está orando, y ha visto a un cierto Ananías que entra y le impone las manos para que recobre la vista.»
Ananías contestó:
-«Señor, he oído a muchos hablar de ese individuo y del daño que ha hecho a tus santos en Jerusalén. Además, trae autorización de los sumos sacerdotes para llevarse presos a todos los que invocan tu nombre.»
El Señor le dijo:
-«Anda, ve; que ese hombre es un instrumento elegido por mí para dar- a conocer mi nombre a pueblos y reyes, y a los israelitas. Yo le enseñaré lo que tiene que sufrir por mi nombre.»
Salió Ananías, entro en la casa, le impuso las manos y dijo:
-«Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció cuando venías por el camino, me ha enviado para que recobres la vista y te llenes de Espíritu Santo.»
Inmediatamente se le cayeron de los ojos una especie de escamas, y recobró la vista. Se levantó, y lo bautizaron. Comió, y le volvieron las fuerzas.
Se quedó unos días con los discípulos de Damasco, y luego se puso a predicar en las sinagogas, afirmando que Jesús es el Hijo de Dios. Los oyentes quedaban pasmados y comentaban:
-«¿No es éste el que se ensañaba en Jerusalén contra los que invocan ese nombre? Y, ¿no había venido aquí precisamente para llevárselos detenidos a los sumos sacerdotes?»
Pero Pablo se crecía y tenía confundidos a los judíos de Damasco, demostrando que Jesús es el Mesías.
Palabra de Dios.


Salmo responsorial Sal 116, 1. 2 (R.: Mc 16, 15)

R. Id al mundo entero y proclamad el Evangelio.
O bien:
Aleluya.
Alabad al Señor, todas las naciones, aclamadlo, todos los pueblos. R.
Firme es su misericordia con nosotros, su fidelidad dura por siempre. R.


Aleluya Cf. Jn 15, 16
Yo os he elegido del mundo, para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto dure -dice el Señor-.


EVANGELIO
Id al mundo entero y proclamad el Evangelio

+Lectura del santo evangelio según san Marcos 16, 15-18

En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo:
-«Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación.
El que crea y se bautice se salvará; el que se resista a creer será condenado.
A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos.» Palabra del Señor.