26 de noviembre
  
SAN JUAN BERCHMANS,
Confesor
SAN JUAN BERCHMANS,
Confesor
¡Muy bien, siervo bueno y fiel
ya que has sido fiel en lo poco,
yo te confiaré lo mucho:
ven a tomar parte en el gozo de tu Señor!
(Mateo, 25, 21).
ya que has sido fiel en lo poco,
yo te confiaré lo mucho:
ven a tomar parte en el gozo de tu Señor!
(Mateo, 25, 21).
   Juan
          Berchmans, nacido en Diest en Brabante, después de haber 
terminado sus estudios en Malinas, entró en la Compañía de Jesús. 
Enviado a Roma para estudiar teología en el Colegio Romano, se 
distinguió entre todos sus hermanos por su modestia, su piedad y su 
fidelidad en observar hasta las menores
  prescripciones de la regla. En su lecho de muerte, como se le 
preguntase lo que había que hacer para
  asegurarse la protección de María, respondió: "Poca cosa, siempre que 
se sea fiel a Ella". Murió el 13 de agosto de 1621, a la edad de 22 
años, y fue canonizado por León XIII en 1887.
    I. Sé fiel a Dios y antes de ofenderlo alguna 
vez prefiere perder tus riquezas, tu honor y tu misma vida. Es tu 
Soberano, y, a este título, le debes una inviolable fidelidad; Él es 
fiel en las promesas que te ha hecho, ¿por qué no habrías de
 serlo tú en los compromisos que has contraído a su respecto? Después de
 todo, si traicionas la fe que le juraste en el
 bautismo, lo obligarás a cumplir su palabra y a ejecutar las amenazas 
que te hace en la Sagrada Escritura. Concededme, Señor, que os ame tanto como debo. (San Agustín).
    II. Sé fiel en las cosas más pequeñas; allí es
 donde se manifiesta el amor con mayor brillo. El temor al infierno nos 
impide a menudo cometer pecados mortales, pero sólo el amor es lo que 
nos hace evitar las faltas leves. Estas faltas, por otra parte, son muy 
peligrosas, porque nos disponen para las graves y atraen sobre nosotros 
penas temporales. Tus
 enfermedades, tus aflicciones, muy frecuentemente son castigos que Dios
 te inflige por tus pecados veniales. No esperes estar en el purgatorio 
para conocer la
 magnitud de las faltas que actualmente reputas leves.
    III. Que tu fidelidad sea universal. Sirve a Dios en 
todo lugar, porque Él está en todas partes; sírvelo hasta el fin de tu 
vida, porque por la perseverancia ha de ser coronada tu fidelidad. Tú 
sabes que los
 honores, los placeres y las riquezas no podrían hacerte feliz, y, sin 
embargo, te agotas por adquirirlos. Sólo Dios puede darte la felicidad,
 ¡tú nada haces por Él! El error humano tiene un culto para todo, excepto para Aquél que ha creado todo. (Tertuliano).
La fidelidad a Dios 
Orad por los que se consagran
a la vida religiosa.
Orad por los que se consagran
a la vida religiosa.
ORACIÓN
   Concedednos, Señor, os lo suplicamos, a 
nosotros vuestros servidores, que imitemos los ejemplos de inocencia y 
fidelidad, a los que
consagró la flor de su edad el joven Juan Berchmans. Por J. C. N. S. 
Amén.