martes, 26 de noviembre de 2013

SAN JUAN BERCHMANS, Confesor

26 de noviembre
SAN JUAN BERCHMANS,
Confesor
¡Muy bien, siervo bueno y fiel
ya que has sido fiel en lo poco,
yo te confiaré lo mucho: 

ven a tomar parte en el gozo de tu Señor!
(Mateo, 25, 21).


   Juan Berchmans, nacido en Diest en Brabante, después de haber terminado sus estudios en Malinas, entró en la Compañía de Jesús. Enviado a Roma para estudiar teología en el Colegio Romano, se distinguió entre todos sus hermanos por su modestia, su piedad y su fidelidad en observar hasta las menores prescripciones de la regla. En su lecho de muerte, como se le preguntase lo que había que hacer para asegurarse la protección de María, respondió: "Poca cosa, siempre que se sea fiel a Ella". Murió el 13 de agosto de 1621, a la edad de 22 años, y fue canonizado por León XIII en 1887.
 
MEDITACIÓN
SOBRE LA FIDELIDAD
EN LAS PEQUEÑAS COSAS 
 
   I. Sé fiel a Dios y antes de ofenderlo alguna vez prefiere perder tus riquezas, tu honor y tu misma vida. Es tu Soberano, y, a este título, le debes una inviolable fidelidad; Él es fiel en las promesas que te ha hecho, ¿por qué no habrías de serlo tú en los compromisos que has contraído a su respecto? Después de todo, si traicionas la fe que le juraste en el bautismo, lo obligarás a cumplir su palabra y a ejecutar las amenazas que te hace en la Sagrada Escritura. Concededme, Señor, que os ame tanto como debo. (San Agustín).
 
   II. Sé fiel en las cosas más pequeñas; allí es donde se manifiesta el amor con mayor brillo. El temor al infierno nos impide a menudo cometer pecados mortales, pero sólo el amor es lo que nos hace evitar las faltas leves. Estas faltas, por otra parte, son muy peligrosas, porque nos disponen para las graves y atraen sobre nosotros penas temporales. Tus enfermedades, tus aflicciones, muy frecuentemente son castigos que Dios te inflige por tus pecados veniales. No esperes estar en el purgatorio para conocer la magnitud de las faltas que actualmente reputas leves.
 
   III. Que tu fidelidad sea universal. Sirve a Dios en todo lugar, porque Él está en todas partes; sírvelo hasta el fin de tu vida, porque por la perseverancia ha de ser coronada tu fidelidad. Tú sabes que los honores, los placeres y las riquezas no podrían hacerte feliz, y, sin embargo, te agotas por adquirirlos. Sólo Dios puede darte la felicidad, ¡tú nada haces por Él! El error humano tiene un culto para todo, excepto para Aquél que ha creado todo. (Tertuliano).
 
La fidelidad a Dios
Orad por los que se consagran
 a la vida religiosa. 
 
ORACIÓN
   Concedednos, Señor, os lo suplicamos, a nosotros vuestros servidores, que imitemos los ejemplos de inocencia y fidelidad, a los que consagró la flor de su edad el joven Juan Berchmans. Por J. C. N. S. Amén.

MARTES DE LA TRIGÉSIMA CUARTA SEMANA


PRIMERA LECTURA
Dios suscitará un reino que nunca será destruido, sino que acabará con todos los demás reinos

Lectura del Profeta Daniel 2, 31-45

En aquellos días, dijo Daniel a Nabucodonosor: Tú, rey, viste una visión: una imagen majestuosa, una imagen gigantesca y de un brillo extraordinario; su aspecto era terrible.
Tenía la cabeza de oro fino, el pecho y los brazos de plata, el vientre y los muslos de bronce, las piernas de hierro, y los pies, de hierro mezclado con barro.
Mientras estabas mirando, una piedra se desprendió sin intervención humana, chocó con los pies de hierro y barro de la estatua y la hizo pedazos; del golpe se hicieron pedazos el hierro y el barro, el bronce, la plata y el oro, triturados como tamo de una era en verano, que el viento lo arrebata y desaparece sin dejar rastro.
Y la piedra que había deshecho la estatua creció hasta hacerse una montaña enorme que ocupaba toda la tierra.
Este era el sueño; ahora explicaremos al rey su sentido.
Tú, oh rey, rey de reyes, a quien el Dios del cielo ha entregado el reino y el poder, y el dominio y la gloria; a quien ha dado poder sobre los hombres dondequiera que vivan, sobre las bestias del campo y las aves del cielo, para que reines sobre ¿odas ellos, tú, eres la cabeza de oro.
Te sucederá un reino de plata, menos poderoso; después, un tercer reino de bronce, que dominará a todo el orbe.
Vendrá después un cuarto reino, fuerte como el hierro; como el hierro destroza y machaca todo, así destrozará y triturará a todos.
Los pies y los dedos que viste, de hierro mezclado con barro de alfarero, representan un reino dividido, aunque conservará algo del vigor del hierro, porque viste hierro mezclado con arcil1a.
Los dedos de los pies, de hierro y barro, son un reino a la vez poderoso y débil.
Como viste el hierro mezclado con la arcilla, así se mezclarán los linajes, pero no llegarán a fundirse, lo mismo que no se puede alear el hierro con el barro.
Durante ese reinado, el Dios del cielo suscitará un reino que nunca será destruido, ni su dominio pasará a otro, sino que destruirá y acabará con todos los demás reinos, y él durará por siempre.
La piedra que viste desprendida del monte sin intervención humana, y que destrozó el hierro, el bronce, el barro, la plata y el oro, es el destino que el Dios poderoso comunica a Su Majestad.
El sueño tiene sentido, la interpretación es cierta.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial Dn 3, 57. 58. 59. 60. 61
.
V/. Criaturas todas del Señor: bendecid al Señor.
R/. Ensalzadlo con himnos por los siglos.
V/. Ángeles del Señor: bendecid al Señor. R/.
V/. Cielos: bendecid al Señor. R/.
V/. Aguas del espacio: bendecid al Señor. R/.
V/. Ejércitos del Señor: bendecid al Señor. R/.


EVANGELIO
No quedará piedra sobre piedra

Lectura del santo Evangelio según San Lucas 21, 5-11

En aquel tiempo, algunos ponderaban la belleza del templo, por la calidad de la piedra y los exvotos.
Jesús les dijo: Esto que contempláis, llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido.
Ellos le preguntaron: Maestro, ¿cuándo va a ser eso? , ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder? El contestó: Cuidado con que nadie os engañe.
Porque muchos vendrán usando mi nombre, diciendo: «Yo soy» , o bien «el momento está cerca» ; no vayáis tras ellos.
Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis, pánico.
Porque eso tiene que ocurrir primero, pero el final no vendrá enseguida.
Luego les dijo: Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países epidemias y hambre.
Habrá también espantos y grandes signos en el cielo.

Palabra del Señor.