4 de febrero
SAN ANDRÉS CORSINI,
Obispo y Confesor
SAN ANDRÉS CORSINI,
Obispo y Confesor
Traemos siempre en nuestro cuerpo la
mortificación
de Jesús, a fin de que la vida de Jesús
se manifieste también en nuestros cuerpos.
(2 Coro 4, 10).
de Jesús, a fin de que la vida de Jesús
se manifieste también en nuestros cuerpos.
(2 Coro 4, 10).
Este santo no respondió al principio a
los cuidados de que lo hicieron objeto sus padres; pero a raíz del relato que
le hizo su madre de un sueño maravilloso que tuvo a su respecto, fue Andrés a
arrojarse a los pies de la Santísima Virgen y tomó la resolución de entrar en la orden
del Carmelo. Nombrado a pesar de sus resistencias, obispo de Fiésole, redobló
sus austeridades. Todos los días recitaba los salmos penitenciales y las
letanías de los santos disciplinándose sin compasión. Murió el 6 de enero de
1373, a los 72 años de edad y a los 13 de su episcopado.
MEDITACIÓN
SOBRE LA MORTIFICACIÓN
SOBRE LA MORTIFICACIÓN
l. Es necesario mortificar el cuerpo,
para expiar el placer que has gustado en el pecado. No podrías satisfacer de
otro modo a la justicia divina. Si no pagas tu deuda en esta vida, te será
menester que la canceles en la otra. Elige. Es preferible soportar algo en este
mundo, porque en él los sufrimientos son más llevaderos, más cortos, y
merecerán una corona en el cielo. En el purgatorio, la medida de nuestros suplicios será
la de los placeres que hayamos gustado en este mundo; porque seremos castigados
por aquello mismo por donde hayamos pecado. (San Bernardo).
II. Es preciso mortificar los
sentidos para no caer en pecado. Si te tomas la libertad de ver todo, de oír
todo, de decir todo, pecarás a menudo. Acaso no sea pecado ver, oír, decir tal o
cual cosa, pero, con frecuencia, te dispone a él. Si no te abstienes de las
cosas permitidas, caerás pronto en las que están prohibidas. Vigila tus
sentidos, son las puertas por las cuales entra el pecado mortal a tu alma. ¿Qué
violencia haces a tus sentidos? Casi nada les rehúsas, acaso nada.
III. Tus pasiones deben ser reprimidas
tanto como tus sentidos; ellas son las que suscitan en tu alma esas tempestades
en las que tan a menudo naufraga tu virtud; ellas son las que turban tu
tranquilidad, y te hacen desdichado. Examina, pues, con atención, cuáles son
tus pasiones dominantes; son las víctimas que debes inmolar al pie de la Cruz. Adora lo que has quemado, quema lo
que has adorado. (San Remigio).
La Mortificación
Orad por la conversión
de los pecadores.
Orad por la conversión
de los pecadores.
ORACIÓN
Oh Dios, que sin cesar nos dais en
vuestra Iglesia nuevos ejemplos de virtud, conceded a vuestro pueblo la gracia
de seguir con perfección las huellas del bienaventurado Andrés, vuestro
confesor pontífice, de modo que pueda un día participar en su recompensa. Por
J. C. N. S. Amén.