lunes, 19 de agosto de 2013

SAN LUIS, Obispo y Confesor


19 de agosto
SAN LUIS,
Obispo y Confesor


Que vuestra modestia sea conocida de todos los
hombres, pues el día del Señor está cerca.(Filipenses, 4, 5)

   
San Luis, hijo de Carlos II, rey de Nápoles, y sobrino nieto de San Luis, rey de Francia, fue dado como rehén a Pedro, rey de Aragón. Vuelto a la libertad, rechazó un magnífico casamiento y la corona de Nápoles, para permanecer fiel al voto que durante su cautividad había emitido de entrar en la Orden de San Francisco. "Jesucristo -dijo el santo- es mi reino: poseyéndolo, poseo todo; si lo perdiese, pierdo todo". Elevado, no obstante su resistencia, a la sede episcopal de Tolosa, edificó a su pueblo con una caridad sin límites y una admirable modestia. Siempre iba acompañado por un religioso encargado de decirle sus faltas. Murió prematuramente, en el año 1297, contando apenas 23 años de edad.

  MEDITACIÓN
SOBRE LA MODESTIA

   I. La modestia es una virtud que regula el exterior del hombre; debes practicarla, porque no conviene a un cristiano, que debe ser la imagen y copia de Jesucristo, ser descompuesto en sus palabras o en sus actos. Dios está en todas partes; tu buen Ángel te ve; los hombres son testigos de tus inmodestias y se escandalizan de ellas. Todos estos motivos deberían persuadirte a amar esta hermosa virtud, que tanta gloria procura a Dios y tanto bien hace al prójimo. ¡Qué hermoso es dar buenos ejemplos! (San Ambrosio).

   II. Para practicar la modestia, es necesario que consideres tu edad, tu condición, tu género de vida, el tiempo, el lugar y las ocasiones en que te encontrares. Tus miradas deben ser modestas, tanto como tus palabras, tus acciones y todo tu exterior; en una palabra, debes comportarte de tal modo que se pueda decir de ti: "Así es como andaba Jesucristo, así es como obraba y conversaba con los hombres". Quien profesa creer en Jesucristo, debe regular su conducta según la de su Maestro.(San Jerónimo).

   III. La modestia exterior depende de la interior; el rostro no es sino el reflejo de los sentimientos del alma. Si tus pasiones están bien mortificadas, si tu corazón está continuamente ocupado con el pensamiento de Dios, no tendrás mucho trabajo en ser modesto. Tu alma, encontrando su contento en el interior de sí misma, no lo buscará en el exterior. Los sentimientos se manifiestan en nuestro continente, y el rostro es el espejo del alma y la expresión de las costumbres. (San Isidoro).

La huida del pecado
Orad por los cautivos.

ORACIÓN   

   Haced, oh Dios omnipotente, que esta venerable solemnidad del bienaventurado Luis, vuestro confesor y pontífice, aumente en nosotros el espíritu de piedad y el deseo de la salvación. Por J. C. N. S. Amén.

LUNES DE LA VIGÉSIMA SEMANA

PRIMERA LECTURA
El Señor hacía surgir Jueces, pero ni a los Jueces hacían caso
Lectura del libro de los Jueces 2, 11-19
En aquellos días, los israelitas hicieron lo que el Señor reprueba; dieron culto a los ídolos, abandonaron al Señor Dios de sus padres, que los había sacado de Egipto, y se fueron tras otros dioses, dioses de las naciones vecinas, y los adoraron, irritando al Señor.
Abandonaron al Señor y dieron culto a Baal y Astarté.
El Señor se encolerizó contra Israel: los entregó a bandas de saqueadores que los saqueaban, los vendió a los enemigos de alrededor, y los israelitas no podían resistirles.
En todo lo que emprendían, la mano del Señor se les ponía en contra, exactamente como él les había dicho y jurado, llegando así a una situación desesperada.
Entonces el Señor hacía surgir Jueces, que los libraban de las bandas de salteadores; pero ni a los Jueces hacían caso, sino que se prostituían con otros dioses, dándoles culto, desviándose muy pronto de la senda por donde habían caminado sus padres, obedientes al Señor.
No hacían como ellos.
Cuando el Señor hacía surgir Jueces, el Señor estaba con el Juez; y, mientras vivía el Juez, los salvaba de sus enemigos, porque le daba lástima oírlos gemir bajo la tiranía de sus opresores.
Pero en cuanto moría el Juez, recaían y se portaban peor que sus padres, yendo tras otros dioses, rindiéndoles adoración; no se apartaban de sus maldades ni de su conducta obstinada.
Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 105, 34-35. 36-37. 39-40. 43ab y 44
V/. Acuérdate de mí, Señor, por amor a tu pueblo.
R/. Acuérdate de mí, Señor, por amor a tu pueblo.
V/. No exterminaron a los pueblos que el Señor les había mandado; emparentaron con los gentiles imitaron sus costumbres. R/.
V/. Adoraron sus ídolos y cayeron en sus lazos; inmolaron a los demonios sus hijos y sus hijas. R/.
V/. Se mancharon con sus acciones, y se prostituyeron con sus maldades.
La ira del Señor se encendió contra su pueblo y aborreció su heredad. R/.
V/. Cuántas veces los libró: mas ellos, obstinados en su actitud, perecían por sus culpas.
Pero él miró su angustia y escuchó sus gritos. R/.

EVANGELIO
Si quieres llegar hasta el final vende lo que tienes, así tendrás un tesoro en el cielo
+ Lectura del santo Evangelio según San Mateo 19, 16-22
En aquel tiempo, se acercó uno a Jesús y le preguntó: Maestro, ¿qué tengo que hacer de bueno, para obtener la vida eterna? Jesús le contestó: ¿Por qué me preguntas qué es bueno? Uno solo es Bueno.
Mira, si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos.
El le preguntó: ¿Cuáles ? Jesús le contestó: «No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre, y ama a tu prójimo como a ti mismo».
El muchacho le dijo: Todo eso lo he cumplido.
¿Qué me falta? Jesús le contestó: Si quieres llegar hasta el final, vende lo que tienes, da el dinero a los pobres así tendrás un tesoro en el cielo y luego vente conmigo.
Al oír esto, el joven se fue triste, porque era rico.
Palabra del Señor.