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26 de febrero 
SAN NÉSTOR,*
Obispo y Mártir
Obispo y Mártir
Si es preciso gloriarme de alguna cosa, me 
gloriaré
de aquéllas que son propias de mi flaqueza.(2 Cor., 11, 30).
de aquéllas que son propias de mi flaqueza.(2 Cor., 11, 30).
Como supiese San Néstor que se le buscaba para ser martirizado, dijo adiós a todos sus servidores y se presentó a los soldados que iban a prenderlo. Le prometieron hacerle sumo sacerdote de los ídolos, si quería renunciar a la fe. Mas prefirió el oprobio de la cruz a todos los honores de la gentilidad. Se le extendió en el potro y se le puso en una cruz; en todas partes alababa a Dios, e invitaba a los demás a que lo reconocieran y lo adoraran con él. 
   I. Cristiano, ¿en qué haces consistir la 
verdadera gloria? Si tienes el espíritu del mundo, me responderás: "La verdadera 
gloria consiste en las riquezas, en las dignidades, en los honores, en el 
saber". Para adquirir esta falsa reputación, expónense los bienes, la salud, la 
vida, el alma. ¿Para qué te servirá esta gloria después de la muerte? ¿Qué 
importa a los condenados que los alaben donde ya no están, si son torturados 
donde están? (San Agustín). 
 
   II. La verdadera gloria procede de Dios; servir 
a un tan grande Señor, es ya ser rey. ¡Qué dicha contar con la aprobación de 
Dios y de la corte celestial y esto por toda una eternidad! Además, ¿qué gloria 
humana puede compararse con la que los santos reciben aquí abajo durante su 
vida y después de su muerte, y con la que gozan en el cielo? Ambicioso, he aquí 
algo con que contentarte: el mundo no tiene sino un falso esplendor, Jesucristo 
tiene para ti honores y recompensas sólidas y eternas; búscalos, si amas la 
gloria. Si nos seducen las riquezas y los honores, que sean las verdaderas 
riquezas y los verdaderos honores. (San Euquerio). 
 
  III. Para adquirir esta gloria, es preciso despreciar la del mundo, es menester hacer grandes cosas, y soportar grandes 
sufrimientos por Jesucristo. He ahí los tres grados por donde se ha de subir a 
la gloria. ¿Has despreciado tú la gloria del mundo? ¿Qué cosa grande has 
emprendido por Jesucristo? ¿Qué has sufrido? Comienza por las cosas pequeñas: no 
te faltarán ocasiones, no faltes tú mismo en las ocasiones. 
 
La humildad 
Ruega por el acrecentamiento de esta virtud. 
ORACIÓN 
 
   Dios todopoderoso, mirad nuestra 
flaqueza; ved cuán agobiados estamos bajo el peso de nuestros pecados, y 
fortificadnos por la intercesión del bienaventurado Néstor, vuestro mártir y 
pontífice. Os lo rogamos por J. C. N. S. Amén. 
 
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