Aprended de mí, que soy manso y humilde de
corazón;
y hallaréis el reposo para vuestras almas.
(Mat. 11,29).
(Mat. 11,29).
Este santo ha sido la gloria de su siglo, el modelo de los hombres apostólicos
y de los obispos, el doctor universal de la piedad y del amor de Dios. Su
cuerpo en Annecy y su corazón en Lyon han obrado infinidad de milagros
devolviendo la salud a los cuerpos; pero su espíritu, siempre vivo en sus
libros, obra maravillas mucho más sorprendentes convirtiendo a los pecadores.
Tan llena está su vida de nobles acciones, que es difícil resumirla; tan
conocida de todos, por otra parte, que no es necesario referirla. Murió en Lyón
en 1622.