miércoles, 25 de septiembre de 2024

SAN CLEOFÁS, Discípulo de Nuestro Señor


25 de septiembre
SAN CLEOFÁS,

Discípulo de Nuestro Señor
(Siglo I)


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   Dos veces aparece este nombre en los Evangelios. Una en San Lucas cuando habla de los dos discípulos que marchaban a Emaús y la otra en San Juan cuando habla de una “María, la mujer de Cleofás” que estaba presente en el Calvario, acompañando a la Virgen, la tarde en que fue crucificado y moría Jesús. Sin que pueda establecerse con certeza que estos dos personajes fueran marido y mujer, ya que varones llamados Cleofás debía haber bastantes en Jerusalén, sí parece que el esposo de esa María del Calvario debía ser un cristiano bastante conocido entre los discípulos, cuando San Juan escribe su evangelio y también que ambos estuvieron muy cerca de los acontecimientos que hoy narramos.

   Es la alborada del domingo. Las santas mujeres quieren envolver en lienzos el cuerpo y poner perfumes preciosos, a la usanza judía, en el cadáver que no pudo prepararse con finura el viernes por la tarde cuando lo pusieron en el sepulcro. En aquel momento hubo tanto... tanto dolor y tan poco tiempo que la noche se echaba encima y solo pudieron improvisar. Hoy, pensaban, con la luminosidad del día, podremos demostrar con obras el amor que le tuvimos sin miedo a que sea un obstáculo el tiempo; sí, hoy será distinto.

MIÉRCOLES DE LA VIGÉSIMA QUINTA SEMANA


PRIMERA LECTURA
No me des riqueza ni pobreza, sino concédeme mi ración de pan

Lectura del libro de los Proverbios 30, 5-9

La palabra de Dios es acendrada, él es escudo para los que se refugian en él.
No añadas nada a sus palabras, porque te replicará y quedarás por mentiroso.
Dos cosas te he pedido; no me las niegues antes de morir: aleja de mí falsedad y mentira; no me des riqueza ni pobreza, concédeme mi ración de pan; no sea que me sacie y reniegue de ti, diciendo: «Quién es el Señor? » ; no sea que, necesitando, robe y blasfeme el nombre de mi Dios.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 118, 29. 72. 89. 101. 104.
V/. Lámpara, Señor, es tu palabra para mis pasos.
R/. Lámpara, Señor, es tu palabra para mis pasos.


V/. Apártame del camino falso y dame la gracia de tu voluntad. R/.


V/. Más estimo yo los preceptos de tu boca, que miles de monedas de oro y plata. R/.



V/. Tu palabra, Señor, es eterna, más estable que el cielo. R/.


V/. Aparto mi pie de toda senda mala, para guardar tu palabra. R/.


V/. Considero tus decretos y odio el camino de la mentira. R/.


V/. Detesto y aborrezco la mentira y amo tu voluntad. R/.




EVANGELIO
Los envió a proclamar el Reino de Dios y a curar a los enfermos

+Lectura del santo Evangelio según San Lucas 9, 1-6

En aquel tiempo, Jesús reunió a los Doce y les dio poder y autoridad sobre toda clase de demonios y para curar enfermedades.
Luego los envió a proclamar el Reino de Dios y a curar a los enfermos, diciéndoles: No llevéis nada para el camino: ni bastón ni alforja, ni pan ni dinero; tampoco llevéis túnica de repuesto.
Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. Y si alguien no os recibe, al salir de aquel pueblo sacudíos el polvo de los pies, para probar su culpa.
Ellos se pusieron en camino y fueron de aldea en aldea, anunciando la Buena Noticia y curando en todas partes.

Palabra del Señor.