jueves, 1 de agosto de 2013

JUEVES DE LA DECIMOSÉPTIMA SEMANA

PRIMERA LECTURA
La nube cubrió la tienda del encuentro y la gloria del Señor llenó el santuario
Lectura del libro del Éxodo 40, 14-19. 32-36

En aquellos días, Moisés hizo todo ajustándose a lo que el Señor le había mandado.

El día uno del mes primero del segundo año fue construido el santuario. Moisés construyó el santuario, colocó las basas, puso los tablones con sus trancas y plantó las columnas; montó la tienda sobre el santuario y puso la cubierta sobre la tienda; como el Señor se lo había ordenado a Moisés.

Colocó el documento de la alianza en el arca, sujetó al arca los varales y la cubrió con la placa. Después la metió en el santuario y colocó la cortina de modo que tapase el arca de la alianza; como el Señor se lo había ordenado a Moisés.

Entonces la nube cubrió la tienda del encuentro y la gloria del Señor llenó el santuario.

Moisés no pudo entrar en la tienda del encuentro, porque la nube se había posado sobre ella y la gloria del Señor llenaba el santuario.

Cuando la nube se alzaba del santuario, los israelitas levantaban el campamento, en todas las etapas. Pero cuando la nube no se alzaba, los israelitas esperaban hasta que se alzase.

De día la nube del Señor se posaba sobre el santuario, y de noche el fuego, en todas sus etapas, a la vista de toda la casa de Israel.

Palabra del Señor. 

Salmo responsorial Sal 83, 3. 4. 5-6a y 8a. 11
R. ¡Qué deseables son tus moradas,
      Señor de los Ejércitos!

Mi alma se consume y anhela
los atrios del Señor,
mi corazón y mi carne
retozan por el Dios vivo. R.

Hasta el gorrión ha encontrado una casa,
y la golondrina, un nido
donde colocar sus polluelos:
tus altares, Señor de los Ejércitos,
rey mío y Dios mío. R.

Dichoso los que viven en tu casa
alabándote siempre.
Dichosos los que encuentran en ti su fuerza:
caminan de baluarte en baluarte. R.

Vale más un día en tus atrios
que mil en mi casa,
y prefiero el umbral de la casa de Dios
a vivir con los malvados. R.

 

EVANGELIO
Reúnen los peces buenos en cestos y tiran los malos
+ Lectura del santo Evangelio según San Mateo 13, 47-53

En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente:

–El Reino de los Cielos se parece también a la red que echan en el mar y recoge toda clase de peces: cuando está llena, la arrastran a la orilla, se sientan, y reúnen los buenos en cestos y a los malos los tiran.

Lo mismo sucederá al final del tiempo: saldrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los echarán al horno encendido.

Allí será el llanto y el rechinar de dientes.

–¿Entendéis bien todo esto?

Ellos le contestaron:

–Sí.

El les dijo:

–Ya veis, un letrado que entiende del Reino de los Cielos es como un padre de familia que va sacando del arca lo nuevo y lo antiguo.

Cuando Jesús acabó estas parábolas, partió de allí.

Palabra del Señor.

1 de agosto San Alfonso María de Ligorio, obispo y doctor de la Iglesia. Memoria

 
PRIMERA LECTURA

Por la unión con Cristo Jesús, la ley del Espíritu de vida me ha librado de la ley del pecado y de la muerte
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8, 1-4
Hermanos:
Ahora no pesa condena alguna sobre los que están unidos a Cristo Jesús, pues, por la unión con Cristo Jesús, la ley del Espíritu de vida me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. Lo que no pudo hacer la Ley, reducida a la impotencia por la carne, lo ha hecho Dios: envió a su Hijo encarnado en una carne pecadora como la nuestra, haciéndolo víctima por el pecado, y en su carne condenó el pecado.
Así, la justicia que proponía la Ley puede realizarse en nosotros, que ya no procedemos dirigidos por la carne, sino por el Espíritu.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 118, 9. 10. 11. 12. 13. 14 (R.: 12b)
R. Enséñame, Señor, tus leyes.

¿Cómo podrá un joven andar honestamente? Cumpliendo tus palabras. R.
Te busco de todo corazón,
no consientas que me desvíe de tus mandamientos. R.
En mi corazón escondo tus consignas, así no pecaré contra ti. R.
Bendito eres, Señor, enséñame tus leyes. R.
Mis labios van enumerando los mandamientos de tu boca. R.
Mi alegría es el camino de tus preceptos, más que todas las riquezas. R.


EVANGELIO
Vosotros sois la luz del mundo
+ Lectura del santo Evangelio según San Mateo 5, 13-16
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Vosotros sois la sal de la tierra.
Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente.
Vosotros sois la luz del mundo.
No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte.
Tampoco se enciende una vela para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa.
Alumbre así vuestra luz a los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en el cielo.
Palabra del Señor.