viernes, 10 de agosto de 2012

SAN LORENZO, Diácono Mártir


10 de agosto 
SAN LORENZO, 
Diácono Mártir


El que ama su vida, la perderá,
mas el que aborrece su vida en este mundo,
la conservará para la vida eterna.
(Juan, 12, 25).
   
   
San Lorenzo, diácono de la Iglesia de Roma, viendo al Papa San Sixto marchar a la muerte, le dijo con tristeza: "Oh padre mío, ¿adónde vas sin tu hijo? -No te abandono, respondióle el pontífice, me seguirás dentro de tres días". En efecto, Lorenzo fue prendido; y como le pidiesen los tesoros de la Iglesia, llevó ante el tirano a los pobres a quienes se los había distribuido, diciendo: "He aquí los tesoros de la Iglesia". Fue colocado sobre una parrilla ardiente, y, poco después, dijo al perseguidor: "Dadme vuelta, estoy bastante cocido de este lado". Lo dieron vuelta, y añadió poco después: "Está bastante cocido; podéis comer". Murió en el año 258, bajo Valeriano dando gracias a Dios por la merced que le concedía de poder sufrir por Él.

  MEDITACIÓN
SOBRE LA VIDA
 
DE SAN LORENZO

    I.  De tal modo abrasaba a San Lorenzo el amor de Dios, dice San Agustín, que su cuerpo no sentía las llamas que lo consumían. Cuando se ama a Dios, no se ama el cuerpo ni los placeres carnales; se desprecia la vida y se desea la muerte. Siendo así, oh Dios mío, ¡cuán débil es mi amor por Vos! ¡Qué mal he aprovechado el tiempo que me concedéis! Es perder la vida no amar a Dios. (San Agustín).

   II. Su paciencia es admirable: no espera los tormentos, sale a su encuentro; sube al instrumento de su suplicio como a un carro de triunfo; urge a sus verdugos a que vuelvan su cuerpo para aumentar sus sufrimientos. Si amas tu cuerpo, si lo acaricias en esta vida, menester será experimentar en la otra o los fuegos del infierno o los del purgatorio. ¿Quién no preferiría arder una hora con San Lorenzo a soportar toda una eternidad el fuego del infierno? (San Agustín).

   III. San Lorenzo eleva su mirada al cielo y agradece a Dios el honor que le hace de aceptar el sacrificio de su vida. En tus aflicciones, imita su ejemplo: dirige tus miradas al cielo para pedir a Dios la gracia de sufrir con valentía; agradécele que ejercite tu paciencia y te juzgue digno de sufrir algo por Él. ¡Ingrato! ¡no agradeces a Dios sino cuando te concede favores temporales! El mayor presente que Dios puede hacerte es la santidad, y la santidad no se adquiere sino por los sufrimientos.

El amor de Dios
Orad
 por el Papa.

ORACIÓN   
   Oh Dios omnipotente, que habéis dado a San Lorenzo la gracia de triunfar de las llamas que lo consumían, dignaos extinguir en nosotros el fuego de las pasiones culpables. Por J. C. N. S. Amén.

San Lorenzo, diácono y mártir. Fiesta


10 de agosto
San Lorenzo, diácono y mártir
Fiesta

PRIMERA LECTURA
Al que da de buena gana lo ama Dios
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios   9, 6-10
Hermanos:
El que siembra tacañamente, tacañamente cosechará; el que siembra generosamente, generosamente cosechará. Cada uno dé como haya decidido su conciencia: no a disgusto ni por compromiso; porque al que da de buena gana lo ama Dios. Tiene Dios poder para colmaros de toda clase de favores, de modo que, teniendo siempre lo suficiente, os sobre para obras buenas. Como dice la Escritura: «Reparte limosna a los pobres, su justicia es constante, sin falta.»
El que proporciona semilla para sembrar y pan para comer os proporcionará y aumentará la semilla, y multiplicará la cosecha de vuestra justicia.
Palabra de Dios.

Salmo Responsorial  Sal 111, 1-2. 5-6. 7-8. 9 (R.: 5a)
R. Dichoso el que se apiada y presta.

Dichoso quien teme al Señor
y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra,
la descendencia del justo será bendita. R.

Dichoso el que se apiada y presta,
y administra rectamente sus asuntos.
El justo jamás vacilará,
su recuerdo será perpetuo. R.

No temerá las malas noticias,
su corazón está firme en el Señor.
Su corazón está seguro, sin temor,
hasta que vea derrotados a sus enemigos. R.

Reparte limosna a los pobres;
su caridad es constante, sin falta,
y alzará la frente con dignidad. R.

Aleluya Jn 8, 12bc
El que me sigue no camina en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida –dice el Señor–.

EVANGELIO
A quien me sirva, el Padre lo premiará
+ Lectura del santo evangelio según san Juan 12, 24-26
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
–«Os aseguro que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto. El que se ama a sí mismo se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo se guardará para la vida eterna. El que quiera servirme, que me siga, y donde esté yo, allí también estará mi servidor; a quien me sirva, el Padre lo premiará.»
Palabra del Señor.