sábado, 21 de septiembre de 2024

DOMINGO XXV DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA
Lo condenaremos a muerte ignominiosa

Lectura del libro de la Sabiduría 2, 12. 17-20

Se dijeron los impíos:
«Acechemos al justo, que nos resulta incómodo: se opone a nuestras acciones,
nos echa en cara nuestros pecados, nos reprende nuestra educación errada;
veamos si sus palabras son verdaderas, comprobando el desenlace de su vida.
Si es el justo hijo de Dios, lo auxiliará y lo librará del poder de sus enemigos;
lo someteremos a la prueba de la afrenta y la tortura, para comprobar su moderación y apreciar su paciencia; lo condenaremos a muerte ignominiosa, pues dice que hay quien se ocupa de él.»
Palabra de Dios.


Salmo responsorial Sal 53, 3-4. 5. 6 y 8 (R/.: 6b)
R/. El Señor sostiene mi vida.


Oh Dios, sálvame por tu nombre, sal por mí con tu poder. Oh Dios, escucha mi súplica, atiende a mis palabras. R/.


Porque unos insolentes se alzan contra mí, y hombres violentos me persiguen a muerte, sin tener presente a Dios. R/.


Pero Dios es mi auxilio, el Señor sostiene mi vida. Te ofreceré un sacrificio voluntario, dando gracias a tu nombre, que es bueno. R/.



SEGUNDA LECTURA
Los que procuran la paz están sembrando la paz, y su fruto es la justicia

Lectura de la carta del apóstol Santiago 3, 16-4, 3

Queridos hermanos:
Donde hay envidias y rivalidades, hay desorden y toda clase de males.
La sabiduría que viene de arriba ante todo es pura y, además, es amante de la paz, comprensiva, dócil, llena de misericordia y buenas obras, constante, sincera.
Los que procuran la paz están sembrando la paz, y su fruto es la justicia.
¿De dónde proceden las guerras y las contiendas entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, que luchan en vuestros miembros? Codiciáis y no tenéis; matáis, ardéis en envidia y no alcanzáis nada; os combatís y os hacéis la guerra.
No tenéis, porque no pedís. Pedís y no recibís, porque pedís mal, para dar satisfacción a vuestras pasiones.
Palabra de Dios.


Aleluya cf. 2Ts 2, 14
Dios nos llamó por medio del Evangelio,
para que sea nuestra la gloria de nuestro Señor Jesucristo.


EVANGELIO
EL Hijo del hombre va a ser entregado.
Quien quiera ser el primero, que sea el servidor de todos

 +Lectura del santo evangelio según san Marcos 9, 30-37
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se marcharon de la montaña y atravesaron Galilea; no quería que nadie se enterase, porque iba instruyendo a sus discípulos. Les decía:
—«EL Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres, y lo matarán; y, después de muerto, a los tres días resucitará.»
Pero no entendían aquello, y les daba miedo preguntarle.
Llegaron a Cafarnaún,y, una vez en casa, les preguntó:
—«¿De qué discutíais por el camino?»
Ellos no contestaron, pues por el camino habían discutido quién era el más importante. Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo:
—«Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos.»
Y, acercando a un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo:
—«El que acoge a un niño como éste en mi nombre me acoge a mí; y el que me acoge a mí no me acoge a mí, sino al que me ha enviado.»
Palabra del Señor.

SAN MATEO, Apóstol y Evangelista

21 de septiembre



SAN MATEO,   Apóstol y Evangelista

Jesús vio a un hombre sentado en el banco de los
impuestos, llamado Mateo, y le dijo: Sígueme; y él,
levantándose, lo siguió.
(Mateo, 9, 9).


   San Mateo, "Leví, el publicano", dejó, al llamarlo Jesucristo, sus bienes reunidos percibiendo impuestos. Después de la Ascensión, escribió primero su Evangelio a pedido de los hebreos convertidos, fuese después a predicar a Egipto y de allí pasó a Etiopía, donde resucitó a la hija del rey. La hija mayor del rey, Ifigenia, oyó del Apóstol el elogio de la virginidad y se obligó con voto de perpetua castidad ella y otras doscientas jóvenes. Hirtaco, usurpador del reino, quiso casarse con ella, pero San Mateo la animó a perseverar en su voto. El bárbaro rey envió soldados que masacraron al santo Apóstol al pie del altar. 
 
MEDITACIÓN
SOBRE SAN MATEO
   I. Nuestro Señor, viendo a San Mateo sentado en el banco de los impuestos, lo llamó para hacerlo su discípulo. De inmediato se levantó San Mateo y lo siguió. Jesucristo pasa, nos mira y nos llama: rindámonos a la invitación de la gracia, cuando Jesús se haya alejado, quien sabe si aun lo podamos encontrar... Levantémonos prontamente, renunciemos al pecado con una voluntad firme de no volver a caer en él. Desde tanto tiempo nos llama Jesucristo, y siempre estamos en el mismo estado, siempre tibios en su servicio, siempre apegados a nuestros placeres.
   II. San Mateo es uno de los cuatro Evangelistas; mas no se contentó con escribir el admirable Evangelio que tenemos en nuestras manos, quiso predicar a los etíopes lo que había escrito. Tú no puedes escribir ni anunciar el Evangelio como hizo él, pero puedes y debes obedecer al Evangelio tanto como él. Tienes fe: que tus actos estén de acuerdo con tu creencia. Hay que acordar nuestra vida con el Evangelio. (San Crisólogo)
   III. San Mateo fue mártir, se puede decir, de la hermosa virtud de la castidad. Tu vida debe ser un martirio continuo. Es preciso que te prives de tus placeres más dulces, que mueras incesantemente a ti mismo por la mortificación de tus sentidos, de tus pasiones y de tu voluntad propia. Esto es duro, lo confieso, pero el paraíso bien merece la pena de que se sufra algo. Es duro, sí, pero mucho más duro será para los réprobos oír esta sentencia: ¡Id, malditos, al fuego eterno!

La fidelidad a la vocación
Orad por la propagación de la fe. 
 
ORACIÓN
    Asistidnos, Señor, por los méritos de San Mateo, vuestro Apóstol y Evangelista, a fin de que su intercesión nos procure los dones que no podemos obtener por nosotros mismos. Por J. C. N. S. Amén.

21 de septiembre. SAN MATEO, APÓSTOL Y EVANGELISTA Fiesta

PRIMERA LECTURA
Él ha constituido a unos, apóstoles, a otros, evangelizadores

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 4, 1-7. 11-13

Hermanos:
Yo, el prisionero por el Señor, os ruego que andéis como pide la vocación a la que habéis sido convocados.
Sed siempre humildes y amables, sed comprensivos, sobrellevaos mutuamente con amor; esforzaos en mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz.
Un solo cuerpo y un solo Espíritu, como una sola es la esperanza de la vocación a la que habéis sido convocados. Un Señor, una fe, un bautismo. Un Dios, Padre de todo, que lo trasciende todo, y lo penetra todo, y lo invade todo.
A cada uno de nosotros se le ha dado la gracia según la medida del don de Cristo.
Y él ha constituido a unos, apóstoles, a otros, profetas, a otros, evangelizadores, a otros, pastores y maestros, para el perfeccionamiento de los santos, en función de su ministerio, y para la edificación del cuerpo de Cristo; hasta que lleguemos todos a la unidad en la fe y en el conocimiento del Hijo de Dios, al hombre perfecto, a la medida de Cristo en su plenitud.
Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 18, 2-3. 4-5 (R.: 5a)
R. A toda la tierra alcanza su pregón.


El cielo proclama la gloria de Dios, 

el firmamento pregona la obra de sus manos: 
el día al día le pasa el mensaje, 
la noche a la noche se lo susurra. R.

Sin que hablen, sin que pronuncien, 

sin que resuene su voz, 
a toda la tierra alcanza su pregón 
y hasta los limites del orbe su lenguaje. R.

Aleluya
A ti, oh Dios, te alabamos, a ti, Señor, te reconocemos. A ti te ensalza el glorioso coro de los apóstoles.

EVANGELIO
Sígueme. Él se levantó y lo siguió

 +Lectura del santo evangelio según san Mateo 9, 9-13

En aquel tiempo, vio Jesús al pasar a un hombre llamado Mateo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo:
-«Sígueme.»
Él se levantó y lo siguió.
Y, estando en la mesa en casa de Mateo, muchos publicanos y pecadores, que habían acudido, se sentaron con Jesús y sus discípulos.
Los fariseos, al verlo, preguntaron a los discípulos:
-«¿Cómo es que vuestro maestro come con publicanos y pecadores?»
Jesús lo oyó y dijo:
-«No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. Andad, aprended lo que significa “misericordia quiero y no sacrificios”: que no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.»
Palabra del Señor.