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17 de febreroSAN SILVINO, *
Obispo y Confesor
¿De qué le sirve al hombre ganar todo el 
mundo,
si es a costa suya, y perdiéndose a sí mismo ?
(Lucas, 9, 25).
si es a costa suya, y perdiéndose a sí mismo ?
(Lucas, 9, 25).
   San Silvino, apóstol de Flandes, había 
trabajado en su propia santificación antes de trabajar en la de los demás. Sólo 
de hierbas se alimentaba y de raíces, se acostaba en la tierra desnuda y ataba 
sus miembros con una cadena de hierro. He aquí las armas de que se sirvió para 
atacar al demonio en un país en el que era adorado. ¿Podemos asombrarnos de que, 
predicando así con sus ejemplos más aun que con sus palabras, haya ganado tantas 
almas para Jesucristo? 
 
   I. Las palabras del santo Evangelio, que 
hemos citado al comienzo, bastan por sí solas, según San Francisco Javier, para 
hacer que mejore su vida el alma que las medite. Piensa, pues, en ello: es 
preciso que te salves, he aquí tu única preocupación; para ello estás en este 
mundo, y no para adquirir riquezas, honores, o procurarte los gozos de la vida. 
Sin embargo, no pensamos en eso y, día y noche, pensamos en amontonar bienes 
perecederos. 
 
   II. Es menester trabajar en nuestra 
salvación de manera seria y eficaz. ¿Qué haces para esto? ¡Desdichado sacrificas tu salud para adquirir ciencia, honores, riquezas, y apenas si 
piensas en santificarte! Dime, por favor: ¿para qué servirán, en la hora de la 
muerte, esas riquezas, esa alta reputación, esa ciencia? Has perdido todo si 
pierdes tu alma. Allí donde se pierde el alma, no hay ganancia 
posible. (San Cipriano). 
 
   III. Es menester que sin tardar trabajes en tu 
salvación, pues el que difiere su conversión para el día de mañana corre gran 
riesgo de perderse. Distribuye tu tiempo de modo que el mundo no absorba toda tu 
vida. Comienza desde ahora a determinar lo que debes dar a Dios, llora el tiempo 
que sacrificaste a tus placeres, prepárate a dar cuenta de él. Demos a Dios 
algunos instantes de nuestra vida, no sea que la vanidad y las inquietudes 
miserables la consuman enteramente. (San Pedro Crisólogo). 
 
El cuidado de nuestra salvación  
Orad por los que tienen cura de almas. 
ORACIÓN 
 
   Haced, oh Dios omnipotente, que la 
piadosa solemnidad de San Silvino, vuestro confesor y pontífice, aumente en 
nosotros el espíritu de devoción y el deseo de la salvación. Por J. C. N. S. 
Amén.. 
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