14 de Junio
SAN FRANCISCO DE RÉGIS,
Confesor
SAN FRANCISCO DE RÉGIS,
Confesor
Nada hay oculto que no deba ser
descubierto,
ni escondido, que no haya de ser conocido y publicado. (Lucas. 8, 17).
San Francisco impresionóse de tal modo
de lo que oyó decir un día a su madre concerniente a las penas del infierno,
que toda su vida experimentó sumo horror por el pecado mortal. Cobijó su
inocencia bajo el manto de la Reina de los cielos; y para mejor servir a esta
bondadosa Madre, ingresó a una de las piadosas congregaciones erigidas en su
honor. Entró en la Compañía de Jesús y, con tanto celo y fruto trabajó en la
salvación de las almas, que mereció ser llamado apóstol de Vivarais. Murió el
año 1640 en Lalouvesc, donde su tumba se ha hecho célebre por la afluencia de
peregrinos que a ella acuden y por los milagros que allí se producen.
I. La negligencia en prepararte a la
Confesión a menudo es la causa de que no aproveches de un remedio tan
salutífero. No indagas tus pecados con suficiente esmero; no te excitas lo
suficiente a la contrición, porque no consideras el mal que te causan tus
pecados, ni el bien de que te privan. Has perdido el más valioso de los
bienes, la gracia, y todavía has menester que se te mande que tengas dolor de
ello.
II. El respeto humano impide a menudo
que se declaren todos los pecados. El demonio que nos había quitado la
vergüenza cuando cometíamos nuestros crímenes, quiere ahora devolvérnosla en
el santo tribunal. Desecha esta mala vergüenza, a menos que prefieras ver, en
el día del juicio, expuestos tus pecados a la vista de todos antes que
declararlos aquí a un solo hombre. Esta confusión que sufres ahora te será
saludable, la otra será inútil. No te avergüences de tener que
decir lo que no tuviste vergüenza de hacer. (San Bernardo).
III. Recaes siempre en las mismas
faltas, siempre te confiesas de lo mismo, porque no tienes un firme propósito
de enmienda y no prevés los escollos allí donde tienes costumbre de
naufragar. Piénsalo seriamente en lo porvenir, deja esas ocasiones peligrosas,
y no te preocupes por lo que diga el mundo. ¿Dónde estamos si más tememos
disgustar a los hombres que a Dios? (Tertuliano)
La huida del pecado
Orad por los que están en pecado mortal.
ORACIÓN
Oh Dios, que habéis otorgado al
bienaventurado Francisco, vuestro confesor, una admirable caridad y una
paciencia invencible en los trabajos que emprendió para la salvación de las
almas, haced, por vuestra misericordia, que siendo enseñados por sus ejemplos
y ayudados por su intercesión, obtengamos las recompensas de la vida eterna.
Por J. C. N. S. Amén.
|